Era una tarde cualquiera en la pequeña y acogedora cocina en la casa de la familia Lee. El sol se colaba por la ventana, proyectando suaves rayos dorados sobre las encimeras mientras Félix tarareaba una melodía alegre.
Con su delantal favorito atado a la cintura, cortaba verduras con una destreza que sólo se adquiria después de muchos años de práctica y amor por la cocina. O eso sería lo que diría su hermano mayor, pensó él.
Pero también recordó que su hermano decía muchas cosas, entre eso que él era una de esas personas que siempre encontraban el lado positivo de las cosas. Aquel día no era la excepción. Mientras preparaba su famosa cena, carne con salsa, una receta que había heredado de su abuela, pensaba en lo maravilloso que sería compartir esos platillos con alguien especial, alguien fuera del hambriento de su hermano.
"Quizás, algún día," se dijo a si mismo.
Justo en ese momento, mientras pensaba y buscaba un par de ingredientes, encontró un viejo libro en la estantería, uno que nunca antes había notado, pero pensaba que seguro era de su abuela, ella coleccionaba toda clase de libros viejos de recetas, la anciana decía que lo mejor se encontraba en esos viejos tesoros.
Aquel era un libro polvoriento y antiguo, con una portada de cuero desgastado y letras doradas casi ilegibles. Intrigado, Felix lo abrío con cuidado y se encontró con una receta que le llamó la atención por su extravagancia: "Pollo al Lucifer".
"Vaya, esto parece interesante," pensó con una sonrisa traviesa.
Sin pensarlo dos veces, decidió preparar esa receta también. Mientras seguía las instrucciones con cuidado, notó que la lista de ingredientes incluía algunos elementos inusuales que se veían escritos a mano, entre ellos había algo como una pizca de ceniza de vela negra y tres gotas de esencia de noche. Con una risa pensó en cómo su abuela había tenido siempre un sentido del humor peculiar.
Félix encendió una vela negra que encontró luego de rebuscar bien en un cajón, y justo al añadir las gotas de esencia de noche, que eran en realidad solo gotas de agua dejada a la luz de la luna para el baño de su hermano, sintió un extraño cosquilleo en el aire. Los ingredientes anteriores que eran cebolla y un par de ajos, chisporrotearon en la sartén, y de repente, un estallido de luz llenó la cocina.
Félix se escondió tan rápido como pudo detrás de la isla pensando que había provocado una explosión.
Pero cuando la luz se disipó, y pudo salir de su escondite, se encontró frente a una figura alta y oscura con ojos rojos que parecían arder con fuego interno. La criatura de forma humana tenía una presencia intimidante y una sonrisa sardónica en los labios.—¿Qué tenemos aquí? —dijo la figura con voz profunda y burlona. —¿Un cocinero aficionado que juega con fuerzas que no comprende?.
Aunque sorprendido, Felix no puedo evitar soltar una carcajada. —¡Vaya, esto sí que es un giro interesante en la receta! ¿Eres... Lucifer?.
No se lo creía, ya había sido algo muy extraño todo ese momento.
—En carne y hueso, -respondió la figura con una inclinación teatral. —Y tú debes ser el pequeño mortal que ha cometido el error de invocarme. ¿Qué es lo que deseas?.
Félix se cruzó de brazos, mirándolo con curiosidad. Él solo pensaba en preparar un rica cena, no encontrarse con aquella curiosa situación. —No estoy seguro de haber deseado nada en particular. Solo me pregunto... ¿en donde esta el pollo?.
Lucifer arqueó una ceja, claramente descolocado por la respuesta, también ciertamente ofendido porque no recordaba saber de algún pollo en particular —¿No deseabas poder, riqueza o venganza? ¿Algo de ese estilo?.
Félix negó con la cabeza, sonriendo —. No, sólo quería hacer una buena cena. Aunque ahora que lo mencionas, ¿te gustaría unirte a mí?. Creo que hay suficiente para dos.
Lucifer parpadeó, claramente desarmado por la actitud despreocupada de Félix. — ¿Estás invitando al Príncipe de las Tinieblas a cenar?, ¿si sabes lo que es un demonio?.
Félix no lo pensó mucho, la verdad era que no imaginaba de donde había salido aquel personaje, pero no era prejuicioso.
—Claro —dijo, con una risa melodiosa.— ¿Por qué no? Supongo que no todos los días uno tiene la oportunidad de cenar con el tal príncipe de las tinieblas.
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Sin lugar a dudas, nuestro chef favorito
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My Demon - 𝐻𝑦𝑢𝑛𝑙𝑖𝑥
FanficCuando Félix, un chico apasionado por la cocina, encuentra una antigua receta en un feo y viejo libro, jamás pudo imaginar que terminaría invocando al propio príncipe de las tinieblas en su cocina. Tampoco imaginó que podría invitarlo a cenar, inic...