🐺Capítulo 8: El desastre de Martes🐺

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El sol apenas había comenzado a desvanecerse mientras Félix permanecía dando vueltas por la sala de su casa, sintiendo una mezcla de ansiedad y resignación. Aquel Martes era el peor día de la semana, y esa vez iba cargado de problemas adicionales. En la cocina, Christofer, tarareaba felizmente mientras preparaba la cena, algo completamente fuera de lo normal. Desde que había bebido el "jugo especial" de Hyunjin, Christofer había pasado de ser un hombre normal, a alguien terriblemente alegre y arrogante, casi había pasado a ser un adolescente similar al demonio. Y cuando se dice terriblemente, era en serio. Pero según Hyunjin esa solo era una de las personalidades, porque podían variar constantemente.

—¡Buenos días, Félix! ¿Listo para un día estupendo?— canturreó Christofer mientras revolvía una extraña mezcla con una sonrisa exagerada.

Félix se frotó la cara. —Chris, son la seis de la tarde. Y no estas nada bien, deberias descansar.

—¡Estoy mejor que nunca! La vida es bella, hermanito —respondió Christofer, con un tono agudo que Félix nunca le había escuchado usar antes. Era como si estuviera poseído por el espíritu de un musical de Broadway.

Hyunjin, sentado en la mesa con su café negro (más negro que su humor habitual), levantó una ceja. —Ese cambio de personalidad es francamente perturbador —comentó con su típico tono burlesco —¿Crees que te perdonaré por beberte mi poción? Es solo cuestión de tiempo para que te mueras.

—¿¡Que muera!? —Félix exclamó mirando alarmado a Hyunjin.

El demonio sonrió con malicia. —No es mada que te deba preocupar... a menos que te importe que tu hermano se convierta en un... digamos... entusiasta compulsivo, talvez se crea pilotó de avion y vuele a la luna.

—Eso lo hacen los astronautas, cerebrito —Replicó Félix mientras se sostenía la cabeza que amenazaba con caersele del cuello.

Christofer no prestó atención a nada y continuó tarareando una melodía feliz. Félix se sentía dividido entre la desesperación y la urgencia. No podía dejar a su hermano así mucho tiempo, porque lo que menos podía era faltar a la escuela en el caso de que no pudieran reparar el daño a tiempo.

—Yo sabía que era mala idea, pero ya voy de idiota —Se quejó Félix —Lucifer, si nos vas a hacer nada para que mejore, ¿puedes quedarte con él mañana y asegurarte de que no haga nada... Malo? —pidió, aunque sabía que pedirle un favor a ese demonio arrogante era un tiro al aire.

Hyunjin suspiró, fingiendo aburrimiento. —Muy bien, muy bien. Solo porque quiero ver cómo termina este desastre.

—Te recuerdo que este desastre es tu culpa.

—Yo no le dije que se tomará mi poción.

—La comida esta lista —Habló Christofer muy animado interrumpiendo el concurso de miradas de Félix y Hyunjin.

Todos se sentaron a la mesa mientras Chris cantaba alguna extraña y nueva canción. La cena fue particularmente desagradable, una especie de pollo con una salsa que por alguna extraña razón era negra.

—Pollo al Lucifer —Murmuró Félix.

—Yo no comeré esta porquería —Se quejó el demonio cuando Chris fue en busca de unos vasos.

—Ni siquiera comes.

Hyunjin solo hizo una mueca de desagrado —Voy a buscar algo decente por ahí —. Dijo levantándose de la mesa para salir —Llevo el auto, y la tarjeta.

Félix se atraganto con el agua que estaba bebiendo antes de enfrentarse a aquel banquete y se levantó tan rápido que por un momento casi tumba la mesa.

My Demon - 𝐻𝑦𝑢𝑛𝑙𝑖𝑥 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora