¿Qué pasa cuando la realidad dista de ser como pensamos? ¿Qué pasa cuando la lógica no explica todo lo que sucede?
- Adaptación a los personajes de Naruto
- Protagonistas Naruto y Hinata
- La historia imágenes y personajes no me pertenecen, créditos...
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—Hola, jefe. He procurado llegar lo más rápido posible, pero el parque móvil del que disponemos en comisaría es de llorar —declaró, mientras dejaba caer en el suelo un pesado maletín negro, lo abría y comenzaba a sacar guantes de látex, mascarillas y todo tipo extraños utensilios.
—Tranquilo, Chōji, lo sé. Ya he lanzado un SOS a las altas esferas, pero me temo que el asunto va para largo. Mira esto — añadió señalando la nota—, es el polvo ese que encontramos en el depósito.
Chōji se agachó y, con muchas precauciones para no contaminar la prueba, metió la nota y las partículas que iban con ella en una bolsa de plástico que selló de inmediato.
—¿Le han dicho ya los del laboratorio de qué se trata?—preguntó el agente, al tiempo que recogía con unas pinzas un pelo que encontró cerca.
—Ya sabes cómo son. Casi tardaría menos en obtener una audiencia con el Papa. ¿Has visto a la señorita Hyūga ahí fuera? —preguntó Naruto, preocupado.
—Sí, ella me dijo dónde encontrarlo. La pobre estaba como el papel, pero, eso sí, tan guapa como siempre. ¡Qué bonita mujer!
Naruto frunció el ceño al escuchar a su subordinado. Nunca le habían importado los comentarios que hacían sus compañeros sobre las mujeres con las que se había relacionado hasta el momento a pesar de que, en más de una ocasión, habían sido de dudoso gusto; pero no podía soportar que hablaran del aspecto de Hinata, aunque fuera para decirle un piropo tan inocente como el que le había dedicado Chōji.
Al ver la expresión tormentosa de su jefe, Chōji cambió de tema con diplomacia. Empezaba a sospechar que los sorprendentes rumores que corrían por la comisaría de que el arisco y mujeriego Naruto estaba loco por una posible sospechosa en un caso de asesinato eran completamente ciertos.
—Me queda un rato aquí —aseguró el agente—. Cuando termine lo dejaré limpio.
—Perfecto, yo voy a revisar el resto de la casa. Debo averiguar por donde ha entrado este bastardo. Un bastardo con un peculiar sentido del humor, por cierto.
Casi media hora después, el inspector salió de nuevo al jardín y encontró a Hinata en el mismo lugar en el que la había dejado, con las piernas subidas sobre el asiento de la silla y la morena cabeza apoyada sobre las rodillas; se había puesto su cazadora y había subido la cremallera hasta arriba.
Una buena porción de ambas mangas colgaba vacía, dándole un aspecto que en otra persona hubiera resultado patético y que, sin embargo, en Hinata parecía tierno y sexy.
Naruto sacudió la cabeza con fuerza; su estado de idiotez crónica en cuanto aparecía en escena aquella diminuta mujer empezaba a ser preocupante.
Así que en un tono más brusco de lo que hubiera deseado, declaró:—Chōji está recogiendo las evidencias. En unos minutos estará todo limpio. Luego te ayudaré a cambiar las sábanas.