¿Qué pasa cuando la realidad dista de ser como pensamos? ¿Qué pasa cuando la lógica no explica todo lo que sucede?
- Adaptación a los personajes de Naruto
- Protagonistas Naruto y Hinata
- La historia imágenes y personajes no me pertenecen, créditos...
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Cuando salieron a la calle el sol había desaparecido y el cielo había adquirido un matiz plomizo y amenazador. En silencio, se colocaron los cascos, subieron a la moto y partieron en la dirección que el policía les había indicado.
Recorrieron a toda velocidad los menos de veinte kilómetros que les separaban de su objetivo y, en pocos minutos, llegaron a un minúsculo pueblo de viejas casas de piedra y tejas ennegrecidas por el tiempo y la humedad, que resaltaban como manchas oscuras contra el fondo majestuoso de los picos nevados de Konoha.
Rodaron con lentitud por las irregulares callejuelas empedradas. Muchas de las casas estaban en un lamentable estado de abandono, con tejados semihundidos y jambas sin puerta.
No se veía un alma por las calles y el ruido del motor retumbaba en el denso silencio. Se adentraron un poco más y llegaron hasta una pequeña iglesia coronada por una espadaña en la que los huecos reservados para las campanas permanecían tristemente vacíos, en tanto que un pesado nido de cigüeña, situado en lo más alto, amenazaba con derrumbarla.
Hinata le dio unos golpecitos en el hombro; al sentirlos, Naruto alzó su visera y volvió un poco la cabeza para poder escucharla.
—Tiene pinta de estar abandonado —apenas había terminado de pronunciar esas palabras, cuando la puerta de la iglesia se abrió y del interior salió una mujer de unos cuarenta y tantos años, envuelta en una abrigada chaqueta que se quedó parada nada más verlos y los observó acercarse con curiosidad.
El inspector se detuvo a su lado y ambos se quitaron los cascos para no alarmarla.
—Perdone —dijo Naruto—, nos gustaría hacerle algunas preguntas a algún vecino o al párroco sobre unos hechos que ocurrieron en este pueblo hace unos veintiocho años.
—¡Veintiocho años! —exclamó la mujer, sorprendida. Luego agregó—: Me temo que el cura, no está aquí en este momento; tiene otras cuatro parroquias que atender y su casa está lejos. Ya solo quedan seis vecinos que viven aquí todo el año y le puedo asegurar que son desconfiados por naturaleza y no creo que estén dispuestos a contestar a ninguna pregunta.
Al ver la profunda desilusión que asomó a los ojos de Hinata, la mujer pareció pensarlo mejor y, decidida, declaró:—Hace un frío tremendo. Les invito a tomar un café a casa de mi abuela, ella es una de las pocas habitantes que quedan en el pueblo. Vengo los fines de semana para ayudarla un poco. Ya ven, se niega a ir a una residencia en Iwa, dice que la ciudad no es para ella.
La mujer echó a andar y Naruto la siguió, despacio, con la moto. En realidad, parecía contenta de tener a alguien con quien charlar, pues no dejó de hablar mientras caminaba a su lado con pasos ligeros.
»—. No está del todo en sus cabales, pero aún es capaz de recordar cosas que ocurrieron en el pasado. A ver si tenemos suerte.
Enseguida llegaron a una desvencijada casa con pequeñas ventanas por las que apenas entraba algo de luz, sin embargo, era de las pocas que aún conservaba el tejado intacto y la pesada puerta de madera en su sitio. El inspector dejó la moto bajo un tejadillo con los cascos encima del asiento y no se molestó en poner el candado.