2da. Parte CAPÍTULO 7

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Al cabo de tres días, tuvimos nuestra primera pelea.

—¡Mierda!

Estaba recogiendo la mesa cuando oí a Lena soltar una grosería y fui a ver qué sucedía. Ella había pasado el día en la biblioteca de la universidad y acabábamos de cenar juntas. Esa noche iba a tomarse un descanso en el trabajo de historia en el que llevaba varios días ocupada, así que la tendría a mi entera disposición. Me sentía aturdida por la excitación.

—¿Qué ocurre? —pregunté al llegar a mi despacho. Se volvió para mirarme.

—Nada, no es nada —masculló, dedicándome una sonrisa apagada.

Uf, algo va mal. Se le da fatal mentir.

—Lena—dije, ladeando la cabeza—. Cuéntamelo.

—No, si te lo cuento va a dar la impresión de que soy una auténtica bruja.

—En absoluto —insistí.

—Muy bien —dijo con un suspiro—. Es que... has quitado de en medio mis cosas.

Señaló hacia sus libros y apuntes, que ahora estaban amontonados en dos pulcras pilas encima del escritorio, frente al desbarajuste que me había encontrado cuando había ido a utilizar el ordenador un rato antes.

No había pisado mi despacho desde que ella se había instalado allí para utilizarlo de espacio de trabajo para sus exámenes finales y me resultaba inconcebible que hubiera semejante desorden. Mi despacho, hasta entonces impoluto, estaba prácticamente irreconocible, y me había puesto a limpiarlo enseguida. No obstante, no había imaginado que reaccionaría así ni por asomo.

—Eh... Te las he ordenado —expliqué, señalando hacia los libros colocados en orden alfabético y los apuntes guardados en una carpeta. Sin embargo, por lo visto no apreciaba mi gesto —¿He hecho algo malo?

—No —dijo con otro suspiro—. Es todo un detalle por tu parte y sé lo mucho que te gusta el orden, pero es que prácticamente me has jodido mi sistema de trabajo.

Estuve a punto de echarme a reír.

—Bueno, si es que se puede denominar sistema de trabajo al caos — mascullé sin poder contenerme.

Se le ensombreció la mirada.

Oh, oh...

Justo cuando pensé que iba a ponerse a vociferar, cerró los ojos y respiró hondo.

—Mira —dijo con calma—. Puede que a ti no te parezca un sistema de trabajo, pero a mí siempre me ha funcionado. Todos los libros estaban abiertos por páginas con citas y referencias que necesitaba.

¿Cómo? ¡Esa no es una manera segura de trabajar!

Por suerte, esta vez fui capaz de mantener la boca cerrada.

—¿No las has apuntado en ningún sitio? —pregunté en tono esperanzado.

Negó con la cabeza.

—Entonces..., ¿tienes que empezar de cero? —pregunté, y el mundo se me vino encima.

Asintió y se pasó las manos por el cabello; estaba claro que no le había hecho ni pizca de gracia. Le había retrasado el trabajo considerablemente.

—Necesito un cigarro —dijo entre dientes, y me rozó al pasar por delante.

Eché un vistazo a los libros apilados tratando de entender el hecho de que, en opinión de Lena, no era la manera de organizarlos.

FOREVER ∞ Supercorp G!P.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora