Día 1. Lena Luthor

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Tarareo en voz baja mientras me arreglo el cabello, recogiéndomelo en la coronilla en pequeños mechones.

-Estás de buen humor -señala Sam, levantando la vista del ordenador.

-Sí -respondo.

-Esta tarde tienes clase de literatura, ¿no? -intuye.

Asiento y cierro los ojos para protegerlos de la nube de laca que apunta a mi cabeza.

-Tiene que haber un motivo por el que te guste tanto esa asignatura. No puede ser solo por todos esos clásicos. Es por alguien, ¿a que sí? - pregunta mientras empiezo a maquillarme.

Le sonrío con picardía.

-¿Acaso no es siempre así?

Se ríe y estira los brazos por encima de la cabeza.

-¿Algún plan para esta noche?

Me pongo a aplicarme una sombra ahumada, mi look favorito.

-Ceno con mi abuelo a las cinco, pero calculo que acabaré sobre las ocho.

-¿Qué tal está?

Al percibir un tono de preocupación en su voz, aparto la vista de mi imagen en el espejo y la miro. Mi buen humor desaparece, pero procuro disimular; unto el pincel en la sombra de ojos de tono ahumado y me la extiendo por el párpado.

-Más o menos igual.

No le comento que la última vez que lo vi no me reconoció. Por lo general, tarda un poco en recordarme, pero últimamente me toma por una empleada de la residencia de ancianos en la que vive. No ha salido mucho de la cama en los últimos meses. Ha perdido peso. Ha dejado de moverse. Le ponen un puto pañal.

Ya le queda poco.

Me miro al espejo: un lado maquillado con sombras oscuras; el otro todavía al natural, donde se aprecia lo hecha polvo que estoy.

Me pican los ojos al hacer un esfuerzo por contener las lágrimas.

-¿Por qué no salimos? -propongo al terminar de maquillarme.

Necesitaré distraerme esta noche después de la visita a mi abuelo, y sé que mis chicas siempre están dispuestas a salir de fiesta.

-Es martes, no hay mucho ambiente -empieza a decir Sam.

- Bueno, me figuro que esta noche habrá algún partido de béisbol. ¿Vamos a un bar de temática deportiva?

-Claro. Los bares de temática deportiva estarán a tope de deportistas. De hombres con grandes po... sibilidades.

Me río entre dientes mientras hurgo en el primer cajón de la cómoda de Sam. Paso unas cuantas noches a la semana en casa de Gayle y Sam después de estudiar un rato, de modo que siempre tengo algo de ropa para cambiarme.

Me quito la camiseta holgada y me pongo el conjunto que he elegido.

-Ojalá tuviera tu culo -señala Sam. Vuelvo la cabeza y la miro sonriendo.

-Ojalá tuviera tus tetas.

Me corresponde a la sonrisa y vuelve a centrar su atención en la pantalla del ordenador mientras termino de vestirme.

-¿Qué tal?

-Estás de muerte. Como si no permitieras que nadie te vacilara.

-Perfecto.

Aunque las horas pasan plácidamente, no sé cómo me las arreglo para

llegar tarde a clase de literatura. Este semestre es mi asignatura favorita. El plan de estudios es una pasada. Y, claro, está Ella.

FOREVER ∞ Supercorp G!P.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora