Nos levantamos pronto por la mañana, en cuanto el sol comenzó a calentar la tienda de campaña.
Me estiré y besé la mejilla de la morena.
-Vamos nena, hay que ver lo que tenemos que hacer el día de hoy-.
-Yo por mi, mando a tomar porculo el libro y nos quedamos tú y yo aquí-.
-No me digas esas cosas, que me las creo, Natalia. -Le dejé un manotazo en su hombro. -Voy a leer lo que toca hacer hoy-.
Agarré el cuaderno y pasé a la siguiente página.
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-¡Otra vez montar la tienda! -Se quejó la morena. -Te encargas tú eh-.
-Si, de la tienda me encargo yo. -Dije abriendo la mochila. -Oye, aquí tenemos el test este para saber si el agua es potable o no-.
-Es que tenemos ahí un montón de mierdas, que no sabemos que tenemos y estaría bien saber lo que hay. Haz volquete y vemos lo que tenemos-.
Agarré la mochila desde abajo y la volqué sobre el saco.
-Pues dos linternas frontales, la mierda está del agua, una cantimplora, la brújula, ropa interior terriblemente fea...-.
-Anda, mira, un mechero, si lo sé, me hubiera traído el tabaco. -Dije riéndome-.
-Tia, tenemos aquí frutos secos-.
-Y nosotras comiendo lo del resto. -Me reí. -Esto es un botiquín, un poco escaso. -Dije abriendo el pequeño neceser-.
-Tenemos el libro este de Aslan, una lupa, y el silbato-.
-Un kit de costura... Crema de sol, por si queremos ponernos morenas, una navaja y esto que se llama espita, es para sacar agua de los árboles-.
-¿Y tú cómo sabes eso?-.
-Por que he visto los juegos del hambre. -Dije orgullosa. -Sabía que serviría esa película de algo. -Dije levantando tres dedos y silbando como lo hacían en la película-.
-Estas fatal-.
-Fatal, pero sé para que se usa esta mierda guapa. ¿Levantamos el campamento y vamos hacia el siguiente?-.
-Si, por qué a saber que nos espera el día de hoy... Ve cambiándote, mientras voy a fuera, estoy recibiendo la llamada de la naturaleza-.
-¿Qué llamada?-.
-Que me cago-.
Dijo abriendo la tienda y poniéndose su calzado.
-Pero nat, que vas en bragas-.
-Que más da, si están todos dormidos-.
Salió corriendo dejándome allí.
Aproveché para cambiarme y vestirme. Recogí el saco de dormir y la esterilla.
