— No sé con quién estar más enojado... contigo, o con los tontos que no te impidieron irte. ¿En qué estabas pensando, en nombre de Dios, al precipitarte hacia ese lugar infestado de monstruos? ¿No recuerdas que te dije que no te pusieras en peligro?
— P-Pero no podría ser... l-la única en el castillo que no...
— ¡Deberías haberte quedado en el castillo!
El pecho de Riftan subía y bajaba con respiraciones pesadas.
— ¿Por qué crees que trabajo como un perro día y noche? ¿Por qué crees que estoy fortificando el pueblo y este cas...?
Se interrumpió y apretó la mandíbula al ver el rostro pálido de Maxi. Sus hombros temblaron mientras intentaba contener su ira.
— Ni se te ocurra salir hoy de estos aposentos — escupió con voz ahogada.
Luego se dio la vuelta, recogió una bata del suelo y salió de la habitación.
Maxi se quedó mirando la puerta que se cerraba detrás de él, con la mente confundida. Aunque Riftan siempre había sido de mal genio y brusco, ella nunca lo había visto tan emocionado.
¿Había sido ella la causa de semejante conmoción? Su rostro se ensombreció de ansiedad. Esta era la segunda vez que se enojaba tanto con ella porque se había desmayado. Seguramente ya estaba harto de ella. Intentó calmarse, pero su corazón aún latía con fuerza cuando escuchó un golpe en la puerta.
— Mi señora, he traído comida y una muda de ropa. ¿Puedo pasar?
— S-Sí, entra.
Ludis entró en la habitación con una gran bandeja.
— Un poco de sopa de hierbas, mi señora. ¿Cómo se ha sentido?
Maxi forzó una sonrisa al ver la preocupación en los ojos de la sirvienta.
— M-Me siento bien. Simplemente... estaba agotada ayer... porque usé demasiada magia.
— Tenía muy mal aspecto ayer, mi señora, y no se despertaba...
Al colocar la bandeja en la mesita de noche, el rostro de Ludis se volvió cauteloso mientras elegía cuidadosamente sus siguientes palabras.
— Su señoría estaba muy preocupado. Él me dio instrucciones explícitas que hoy debo cuidar bien de usted.
El rostro de Maxi se sonrojó, pero sus hombros se hundieron aliviados. Así que todavía no estaba desilusionado con ella.
— ¿Adónde... se dirigía su señoría? É-Él apenas descansó anoche... porque estaba ocupado atendiéndome... ¿Salió del ca-castillo otra vez?
— Creo que iba al campo de entrenamiento, mi señora — respondió amablemente Ludis, extendiendo la ropa limpia sobre la cama —. ¿Está lo suficientemente descansada para levantarse, mi señora? Por favor, permítame ayudarle a vestirse.
Después de ponerse ropa nueva y fresca con la ayuda de Ludis, Maxi se recostó en la cama y comenzó a comer la sopa aguada. Mientras lo hacía, Ludis encendió la chimenea y preparó un poco de té. Maxi lanzó miradas a la sirvienta mientras trabajaba antes de preguntarle sobre los acontecimientos del día anterior.
— ¿Sabes... qué pasó... con los demás?
— ¿Los demás, mi señora?
— Muchos resultaron he-heridos ayer... pero de repente apareció un monstruo... y todo se volvió tan caótico...
La voz de Maxi se quebró al recordar cómo el monstruo había destrozado a los hombres como si fueran heno con un batir de alas.
— No conozco los detalles... pero podría ir a averiguarlo si lo desea, mi señora — respondió Ludis con cautela al ver a Maxi palidecer.
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Debajo del Roble ~ Libro 03
FanfictionTercera parte de la historia del matrimonio disfuncional de Maxi y Riftan, en la que comunicarse no se les da. Ahora llego la ex casi prometida y casi roba maridos, la princesa Agnes. Tengo una opinión sobre ella, pero me gustaría mas conocerla a...