Las noticias de la campaña eran de lo único de lo que hablaban los caballeros cada vez que tenían la oportunidad. Circularon innumerables especulaciones. ¿Por qué Balto y Livadon no se habían dado cuenta de un ejército de trolls tan masivo reunido en sus tierras altas? ¿Cómo habían aprendido los monstruos a trabajar en equipo de manera tan formidable?
Maxi escuchaba sus discusiones con una mezcla de interés y ansiedad. Los caballeros habían sido cautelosos con sus palabras al principio, pero a medida que ella pasó más tiempo en la enfermería, lentamente bajaron la guardia.
Recientemente, incluso le informaron que era probable que Osiriya enviara más refuerzos y que Wedon también podría hacer lo mismo.
— Livadon envió soldados para ayudarnos durante la Campaña del Dragón. Si Wedon no paga la deuda ahora, el resto de los Siete Reinos se negarán a enviarnos ayuda militar en el futuro sin importar la adversidad que podamos enfrentar.
— Pero... ¿acaso no les hemos enviado ya s-suficientes soldados?
— Si los hombres que enviamos fueran suficientes, la situación ya debería haberse mitigado. Pero en Livadon todavía hay gente inocente sufriendo. ¡Esto es una cuestión de caballerosidad! ¿No cree que el resto de los Siete Reinos deberían hacer más para ayudar?
Maxi inmediatamente se dio cuenta de que estos hombres querían dejar Anatol para unirse a la brutal batalla que se libraba en Livadon. Los jóvenes caballeros parecían ansiosos por el peligro en el que consideraban su deber participar.
Incapaz de estar de acuerdo o en desacuerdo, Maxi les dedicó una vaga sonrisa. ¿Podría ser que Riftan quisiera irse a Livadon también?
Cada vez que le venía a la mente ese pensamiento, sentía como si el suelo se derritiera bajo sus pies.
A través de la ventana de la enfermería, Maxi contemplaba el amplio campo de entrenamiento bañado por la luz roja del atardecer. Las sombras cubrían ahora los muros del castillo.
Todos los caballeros que terminaban su exigente entrenamiento lucían miradas de determinación. Por encima de ellos, una bandada de mirlos lanzaba gritos lastimeros mientras surcaban el cielo rojo.
Maxi se preguntó si algún pájaro portador volaba entre ellos. Las tórtolas nunca habían traído buenas noticias desde el inicio de la campaña. Quizás esta vez finalmente recibirían la noticia de que la situación estaba mejorando. La mera visión de cualquier pájaro batiendo sus alas convertía las entrañas de Maxi en una mezcla de esperanza y ansiedad.
— Mi señora, debería regresar al gran salón ahora. Al señor no le agradaría saber que estuvo aquí hasta el anochecer — dijo Melric mientras vertía ungüento hervido en pequeños tarros.
Los dos jóvenes caballeros que estaban a su lado dejaron de aplicarse ungüento en sus brazos magullados y rápidamente se pusieron de pie.
— Permítanos escoltarla, mi señora.
— E-Eso no será necesario.
— No importa cuán estrictamente controlemos a las personas antes de permitirles entrar al castillo, los ladrones o rufianes aún podrían colarse dentro. No podríamos estar tranquilos a menos que la escoltáramos sana y salva a sus aposentos, mi señora.
Su entusiasmo hizo sonreír a Maxi. Los caballeros habían dejado de tratarla como a una invitada que podía marcharse en cualquier momento y ya no se sentían incómodos con ella. Algunos incluso expresaron activamente su buena voluntad. Cada vez que lo hacían, ella sentía como si hubiera logrado convertirse en parte de la red de confianza que unía a Riftan y sus caballeros.
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Debajo del Roble ~ Libro 03
FanfictionTercera parte de la historia del matrimonio disfuncional de Maxi y Riftan, en la que comunicarse no se les da. Ahora llego la ex casi prometida y casi roba maridos, la princesa Agnes. Tengo una opinión sobre ella, pero me gustaría mas conocerla a...