Después de que Ruth se fue al sitio de construcción, Maxi finalmente pudo regresar a sus aposentos. Ella estaba completamente exhausta A pesar de que se lavó las manos varias veces, parecía que no podía deshacerse de la sensación viscosa.
Inmediatamente se quitó la ropa, que estaba manchada con líquidos de sapo, y se lavó de pies a cabeza con agua caliente y jabón. Sentía todo su cuerpo impuro. ¿Cuánto más de este espantoso entrenamiento deberá continuar haciendo? El hechicero no estaba preocupado por la propiedad; él podría traer
luego lagartos, o serpientes y arañas venenosas.
Frotando la piel de gallina de su antebrazo, Maxi resolvió que pasaría a la siguiente fase lo más pronto posible. Sin embargo, para poder hacerlo, tenía que terminar de estudiar los conceptos básicos.
Después de enjuagar el jabón, se puso ropa nueva y recién planchada y se sentó ante el escritorio. Rebuscó en los cajones y sacó un libro, un pergamino y un tintero. Ludis entró con una humeante taza de té justo cuando terminaba de ordenar todo sobre el escritorio.
— Un té del mago Ruth, mi señora. Por favor pruébelo.
Maxi le dio a la sirvienta una mirada de agradecimiento y se humedeció los labios con el té caliente. El líquido amargo tenía un aroma refrescante y pareció ayudarla a olvidarse de la desagradable experiencia. Mientras tomaba un sorbo del té de mandrágora, Maxi comenzó a hojear las páginas cargadas de texto del libro.
El considerable uso de maná la había cansado, pero este no era el momento de perder el tiempo. Tenía la intención de terminar de leer el libro ese mismo día para poder persuadir a Ruth de que le enseñara magia defensiva u ofensiva mañana.
Unos tres minutos después de leer, alguien llamó a la puerta. La voz del mayordomo se filtró.
— Mi señora, soy Rodrigo. ¿Puedo interrumpir por un momento?
Maxi levantó la vista del escritorio y lo llamó para que pasara. Rodrigo entró cautelosamente en la habitación e inclinó la cabeza con deferencia.
— Perdóneme por interrumpir su descanso, mi señora.
— E-Está bien. ¿Pasa algo?
— Ha llegado un mensaje de su señoría. Dijo que llegarán visitantes y que permanecerán en el castillo unos dos días. Pensé que sería mejor informarle con antelación.
— ¿V-Visitantes? ¿Sabes de d-dónde son? — preguntó Maxi, nerviosa.
Rodrigo le dirigió una mirada avergonzada.
— Su señoría no mencionó de qué casa son. Sólo que debemos preparar habitaciones, baños y comida para tres caballeros.
El rostro de Maxi decayó. ¿El Rey ya había enviado su orden a Riftan para que enviara a sus caballeros? La idea de que pudieran ser mensajeros reales era escalofriante. Sólo habían pasado tres días desde la noticia.
— Por favor, haga lo que su señoría le ha i-indicado... y prepare las habitaciones del segundo piso. Y por favor dígale a la c-cocina que presten especial atención a la comida.
— Sí, mi señora.
Maxi se sentó junto a la ventana después de que el mayordomo se fue y miró hacia el terreno. Unos momentos después, cinco hombres a caballo entraron al jardín.
Estaban demasiado lejos para ver sus rostros con claridad, pero los dos hombres al frente parecían ser Caballeros Remdragon, mientras que los tres detrás de ellos eran los recién llegados.
Los hombres portaban una pancarta triangular de color naranja. Maxi lo miró entrecerrando los ojos; no contenía el pájaro de oro, el emblema de la familia real. Sin embargo, a Maxi todavía le resultaba familiar y supuso que pertenecía a una de las familias nobles de Wedon.
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Debajo del Roble ~ Libro 03
FanfictionTercera parte de la historia del matrimonio disfuncional de Maxi y Riftan, en la que comunicarse no se les da. Ahora llego la ex casi prometida y casi roba maridos, la princesa Agnes. Tengo una opinión sobre ella, pero me gustaría mas conocerla a...