El Festival de la Luna Llena era uno de los eventos más esperados en Konoha, un respiro para todos después de semanas de trabajo y misiones agotadoras. Era una oportunidad para relajarse, para compartir, para olvidar, al menos por una noche, las responsabilidades que nos abrumaban. Pero yo no podía relajarme. No con todo lo que pasaba por mi cabeza últimamente.Estaba sentada en mi oficina, con una copa de sake entre las manos, intentando ignorar la incomodidad que me carcomía desde que me enteré de algo que no esperaba: Shizune iba a asistir al festival con Kakashi.
No sabía por qué me molestaba tanto. Era una decisión perfectamente lógica. Kakashi era agradable, inteligente, y aunque no lo admitiría en voz alta, hasta atractivo en cierto sentido. Pero la idea de Shizune a su lado, riendo con él, pasando la noche juntos…
El sonido de pasos en el pasillo interrumpió mis pensamientos. La puerta se abrió lentamente, y ahí estaba ella.
Shizune lucía… distinta. Su vestido era de un azul oscuro que realzaba su figura de una manera que nunca había notado antes. Su cabello estaba recogido con delicadeza, dejando al descubierto su cuello, y había aplicado un toque de maquillaje que resaltaba sus ojos y sus labios. Era simple y elegante, pero en ella se veía perfecto.
Mi corazón se detuvo por un instante.
—¿Qué tal me veo? —preguntó con una sonrisa tímida, dando un pequeño giro para mostrarme el vestido.
Quise decirle que se veía hermosa. Que no necesitaba todo eso para ser perfecta. Pero lo único que salió de mi boca fue una mezcla de sonidos incoherentes. Tragué saliva y me puse de pie rápidamente, con una tensión extraña en el cuerpo.
—¿A dónde vas vestida así? —pregunté, aunque ya sabía la respuesta.
—Al festival. Kakashi me invitó.
El simple hecho de escuchar su nombre hizo que algo se encendiera dentro de mí, una molestia que no podía explicar ni controlar. Antes de que pudiera pensar en lo que estaba haciendo, las palabras salieron de mi boca.
—No puedes ir así.
Shizune me miró, claramente confundida.
—¿Por qué no?Dudé. ¿Qué le iba a decir? ¿Que no quería que Kakashi la viera tan… tan perfecta? ¿Que la idea de él tocándola, mirándola de esa manera, me estaba volviendo loca? No podía.
—Porque… ese vestido no te queda bien.
El silencio que siguió fue espeso, como si el aire mismo se hubiera detenido. Shizune parpadeó, incrédula, y por un momento pensé que iba a reírse, pero en lugar de eso su expresión cambió.
—¿No me queda bien? —preguntó, con una mezcla de sorpresa y decepción en la voz.
—No… es decir, no para un festival como este. Es demasiado formal. Algo más simple sería mejor —mentí, incapaz de sostener su mirada.
—Oh… ya veo.
Ella se quedó en silencio, mirándome como si intentara leer más allá de mis palabras. Yo me esforzaba por mantener la compostura, pero sentía cómo el calor subía por mi cuello y se instalaba en mis mejillas.
Finalmente, Shizune dejó escapar un suspiro, uno que parecía cargado de algo más que resignación.
—Está bien, Tsunade-sama. Me cambiaré.Se dio la vuelta y salió de la habitación, dejando tras de sí un vacío que no supe cómo llenar.
Cuando escuché el sonido de la puerta cerrarse, me dejé caer de nuevo en mi silla, pasándome una mano por el rostro. Mi corazón seguía latiendo con fuerza, y la culpa se mezclaba con algo que no quería nombrar.
Había evitado que se fuera con Kakashi vestida así, pero a qué costo. Shizune había confiado en mí, y yo había mentido.
¿Qué estoy haciendo?
La respuesta era cada vez más clara, pero también más aterradora. Y la noche apenas comenzaba.