DOS: Tratos Nocturnos

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                                                                                           ~Alaska~

Después de aceptar la propuesta de Caín, me dirigí a un lugar más privado en el campus, lejos de miradas curiosas. Necesitaba informar a Leon sobre el progreso, pero debía tener cuidado con lo que decía. No quería que supiera más de lo necesario.

Marcando su número, esperé a que respondiera. No tardó mucho.

[¿Alaska?]dijo Leon, su voz dura y expectante al otro lado de la línea.

—Leon, tengo noticias. —Respiré hondo antes de continuar—. He localizado el paquete.

Hubo un momento de silencio antes de que él respondiera.

[¿Estás segura?] preguntó, su tono escéptico.

—Sí, estoy segura. Lo he visto con mis propios ojos. —Aseguré, evitando mencionar el nombre de Caín.

[¿Quién lo tiene?] La pregunta inevitable llegó, y yo ya estaba preparada.

—Prefiero no decir nombres todavía. No hasta que tenga el paquete en mis manos. —Respondí con firmeza—. Es más seguro así.

Leon pareció considerar mis palabras por un momento antes de responder.

[Está bien, Alaska. Pero no te demores. Sabes lo que está en juego.] Su tono era una mezcla de advertencia y confianza.

—Lo sé. Esta noche tengo una oportunidad para acercarme más. —Le informé—. Te mantendré actualizado.

[Hazlo. Y recuerda, no toleraré errores.] Con eso, colgó.

Guardé mi teléfono, sintiendo el peso de su advertencia. Leon no era alguien que se tomara los errores a la ligera, y yo no podía permitirme ninguno.  Aunque decía que mi belleza lo volvía loco, estoy segura de que ni si quiera eso me perdonaría la vida si llego a cometer un error. Esta noche sería crucial, y debía estar preparada para cualquier eventualidad.

Miré el reloj y me dirigí a mi dormitorio para prepararme. Cada detalle contaría, y necesitaba asegurarme de que todo saliera perfecto. Esta noche, no solo estaría jugando con los sentimientos de Caín, sino también con mi propia vida.

Dejé mi mochila en el suelo y me dirigí al baño, necesitando un momento para despejar mi mente y planear mi estrategia.

El agua caliente me envolvió, relajando mis músculos tensos. Cerré los ojos y dejé que el agua cayera sobre mí, tratando de concentrarme en lo que debía hacer. El reloj en la muñeca de Caín era mi objetivo, y necesitaba estar alerta y lista para cualquier cosa. Mientras me enjabonaba, repasaba mentalmente el plan. La clave sería mantener la calma y la compostura. Caín no debía sospechar nada, y yo debía jugar bien mis cartas. Aceptar su invitación había sido un riesgo calculado, y ahora debía asegurarme de que valiera la pena.

Salí de la ducha y me envolví en una toalla, secándome rápidamente antes de dirigirme a mi armario. Necesitaba un atuendo que fuera atractivo pero que no llamara demasiado la atención. Algo que encajara con mi fachada de estudiante de artes culinarias, pero que también me permitiera moverme con libertad si las cosas se complicaban.

Opté por un vestido negro ajustado que resaltaba mis curvas sin ser demasiado revelador. Lo combiné con unos tacones bajos, lo suficientemente cómodos para cualquier eventualidad. Me miré en el espejo, ajustando los lazos coloridos en mi cabello, un toque de inocencia que ocultaba mi verdadera naturaleza.

El maquillaje era sutil, solo un poco de rímel y lápiz labial para darle vida a mi rostro. Cada detalle estaba cuidadosamente calculado para mantener mi fachada perfecta. Tomé una pequeña cartera donde guardé lo esencial: mi teléfono, una navaja bien escondida y el labial que usaba como señal para mis contactos.

La Chica De Los LazosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora