SEIS: Lineas En La Piel

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                                                                                        ~Alaska~

Mi teléfono vibró en la mesa, la pantalla iluminada mostraba el nombre que temía ver. León. El corazón me dio un vuelco mientras lo observaba. Sabía que no podía ignorarlo, así que respiré hondo y descolgué la llamada.

[¿Alaska?] su voz, fría y autoritaria, resonó al otro lado de la línea.

—Aquí estoy, León —respondí, tratando de mantener mi voz firme.

[¿Cómo va la misión? ¿Tienes el reloj?]preguntó sin rodeos.

Miré de reojo hacia la puerta del baño donde el sonido del agua de la ducha me recordaba la presencia de Caín. Sabía que no podía revelar nada de lo que había pasado hasta ahora.

—Estoy trabajando en ello —dije, manteniendo mi respuesta vaga.

[¿Trabajando en ello?] repitió León, su tono cargado de impaciencia y desdén. [ Espero que 'trabajando en ello' signifique que ya casi lo tienes en tus manos. No me gusta esperar, Alaska.

—Lo sé, León. Estoy muy cerca. Solo necesito un poco más de tiempo —mentí, sabiendo que cualquier error podría ser mi último.

[¿Cuánto más? ]insistió.

—Un par de días, máximo. Te lo prometo —respondí, esperando que la desesperación no se filtrara en mi voz.

Hubo un silencio incómodo antes de que León volviera a hablar.

[Más te vale, preciosa. Ya sabes las consecuencias si fallas. ] Su amenaza era clara, no necesitaba elaborarla más.

—Sí, lo sé —dije, sintiendo el peso de sus palabras en mi pecho.

[Buena chica. Manténme informado] ordenó antes de colgar abruptamente.

Coloqué el teléfono de nuevo en la mesa y respiré profundamente, tratando de calmar mis nervios. Sabía que tenía poco tiempo y que cada segundo contaba. Tenía que encontrar una manera de obtener el reloj antes de que fuera demasiado tarde.

La puerta del baño se abrió y Caín salió envuelto en una toalla. Me miró con curiosidad.

—¿Quién era? —preguntó.

—Nadie importante —respondí, intentando mantener la calma.

Caín levantó una ceja, claramente no convencido, pero decidió no presionar más.

—Espero que estés lista para lo que viene, Alaska —dijo, sus ojos fijos en los míos.

Asentí, sabiendo que el reloj era solo el comienzo de una misión mucho más complicada. 

Caín me miraba con una mezcla de desconfianza y curiosidad. Podía sentir su escrutinio mientras me envolvía en un manto de tensión.

—¿Lista para qué? —pregunté, intentando desviar la conversación.

Él se acercó, cruzando los brazos sobre el pecho. —Lista para descubrir la verdad. —Su voz era firme, y sus ojos no se apartaban de los míos.

Antes de que pudiera responder, su teléfono sonó. Caín miró la pantalla y luego a mí, como si estuviera decidiendo si contestar o no. Finalmente, deslizó el dedo sobre la pantalla para aceptar la llamada.

—¿Sí? —respondió con brusquedad.

No pude escuchar quién hablaba, pero la expresión de Caín se endureció. Asintió un par de veces antes de colgar.

—Tenemos que salir —anunció, caminando hacia su armario y sacando un par de jeans y una camiseta.

—¿Adónde vamos? —pregunté, mi corazón acelerándose nuevamente.

La Chica De Los LazosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora