DECIOCHO: Tu Veneno

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                                                                                          ~Alaska~

Salí del pequeño baño que tenía el almacén y miré hacia el vasto cielo nocturno. El aire fresco me envolvió, y respiré profundamente, tratando de calmar mis pensamientos caóticos. No podía evitar sentirme cobarde. A pesar de todo lo que había pasado, me di cuenta de que estaba actuando como alguien que necesitaba ser protegida, como una enamorada indefensa. Pero no lo era. Yo era una ladrona profesional, una mujer fuerte y capaz. No necesitaba un guardaespaldas, ni siquiera a Cain.

Decidí que era hora de tomar las riendas de la situación. Escapando de los brazos protectores de Cain, me dirigí hacia una pequeña tienda de ropa que estaba cerca del lugar donde habíamos llegado. Necesitaba un cambio, algo que me recordara quién era realmente.

Dentro de la tienda, elegí un vestido negro elegante, unas zapatillas del mismo color y un lazo negro para mi cabello. Quería asegurarme de que mi apariencia reflejara la determinación que sentía por dentro. Además, me teñí el cabello nuevamente a un color rojizo, una transformación completa para una misión seria.

—¿Qué opinas? —le pregunté al dueño de la tienda, un hombre mayor que me miraba con curiosidad mientras procesaba mi compra.

—Te ves como alguien que está a punto de tomar el control de su destino —respondió él con una sonrisa.

Sonreí de vuelta, sintiéndome renovada. Dejé la tienda y me dirigí a un pequeño callejón donde sabía que podría encontrar una tienda de armas. Allí, compré algunas armas pequeñas y discretas, perfectas para la tarea que tenía por delante.

Con mi nueva apariencia y mis armas, comencé a buscar pistas sobre por qué Leon me quería a mí específicamente. Sabía que no sería fácil, pero también sabía que no podía quedarme de brazos cruzados esperando a que Cain resolviera todo.

Empecé a interrogar a algunas personas en los alrededores, buscando información. Primero, hablé con un hombre que vendía periódicos en una esquina.

—¿Has oído algo sobre Leon y su búsqueda? —le pregunté, deslizando un billete en su mano.

—He oído rumores —respondió el hombre, mirándome con desconfianza—. Dicen que está buscando a alguien especial, alguien que tiene algo muy valioso.

Asentí, agradeciéndole antes de moverme a la siguiente persona. Encontré a una mujer que parecía conocer el bajo mundo.

—Leon está buscando a alguien con sangre especial —dijo la mujer, sin necesidad de soborno—. Algo sobre un mineral que vale millones. No sé más, pero es todo lo que se habla en las calles.

Mi corazón se aceleró. La información coincidía con lo que Cain me había dicho. Pero necesitaba más detalles. Encontré a un informante que había conocido en mis días de ladrona. Él siempre tenía los mejores datos.

—Necesito saber por qué Leon me quiere a mí —le dije, mirándolo fijamente.

El informante me miró, evaluando la situación. Finalmente, suspiró y habló.

—Tu padre, antes de morir, hizo algo que nadie más ha hecho. Introdujo un mineral en tu sangre que tiene propiedades únicas. Puede curar enfermedades, pero también puede ser usado como veneno. Leon quiere controlarlo. Si te tiene a ti, tiene el poder absoluto.

La revelación me dejó helada. Ahora todo tenía sentido. Mi padre, un genio científico, había dejado un legado peligroso en mi sangre. Y Leon estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para obtener ese poder.

—Gracias —dije, apretando la mano del informante antes de alejarme.

Mientras caminaba de regreso, sabía que tenía que hablar con Cain. No podía enfrentar esto sola, pero tampoco podía seguir sintiéndome como una carga. Tenía que ser parte activa de nuestra lucha.

La Chica De Los LazosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora