TRECE: Huir Para Vivir

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                                                                                       ~Cain~

El sonido de los disparos resonaba en mis oídos mientras me enfrentaba a los hombres de Leon. Mis pensamientos estaban divididos entre mantenerme con vida y asegurarme de que Alaska lograra escapar. Los años de enfrentamientos y callejones oscuros me habían preparado para esto, pero la adrenalina que recorría mi cuerpo no podía ahogar el miedo que sentía por ella.

Justo cuando logré derribar a uno de los hombres, una sombra pasó a mi lado. Me giré rápidamente, mi arma apuntando a la figura, pero me congelé al reconocerlo.

- ¡Victor! - grité, viendo cómo apuntaba su arma hacia mí con una sonrisa torcida. - ¿Qué demonios estás haciendo?

Victor rió, su expresión cambiando de la seriedad habitual a una mueca de satisfacción. 

- Oh, Cain, ¿realmente pensaste que esto era tan simple? ¿Que no tenía otros planes?

- No puede ser. - susurré, mi mente luchando por aceptar la traición. - ¿Estás trabajando para Leon?

- Claro que sí. - respondió, dando un paso adelante. - Siempre lo he hecho. ¿De verdad creías que me arriesgaría tanto por algo en lo que no tenía interés personal?

Antes de que pudiera reaccionar, sentí un dolor agudo en el costado. Miré hacia abajo y vi la sangre fluir de una herida en mi abdomen. Victor me había disparado.

- Nos tenías a todos engañados. -  dije, cayendo de rodillas, el dolor haciéndose más intenso.

- Así es como se juega en este mundo, Cain. Engañas o te engañan. - respondió Victor, su tono indiferente. - Leon me pagó bien para asegurarme de que conseguiría el mapa, y ahora que lo tengo, no necesito mantener esta farsa.

Sentí que mi visión se nublaba mientras la pérdida de sangre me debilitaba. Mis pensamientos se dirigieron a Alaska. ¿Estaría a salvo? ¿Habría logrado escapar?

- Victor. - murmuré, mi voz débil, - si le haces daño a Alaska, te juro que te encontraré, sin importar dónde te escondas.

- Lo dudo. -  replicó Victor, agachándose para recuperar la cápsula con el mapa. - Pero no te preocupes, no planeo lastimarla... todavía.

Con mis últimas fuerzas, logré levantarme y lanzarme hacia él, pero mi cuerpo ya no respondía como quería. Victor me golpeó fácilmente, dejándome en el suelo, viendo cómo se alejaba con el tesoro que habíamos arriesgado tanto por encontrar.

Desperté en el mismo almacén, con la cabeza dándome vueltas y el cuerpo adolorido. La luz del sol filtrándose por una ventana rota indicaba que había pasado mucho tiempo. Luchando por levantarme, me apoyé contra una pared, recordando la traición de Victor y la desesperación en los ojos de Alaska.

- Alaska... -  susurré, mi corazón apretándose con el miedo de lo que podría haberle pasado.

Logré ponerme de pie, tambaleándome hasta la salida del almacén. Tenía que encontrarla, protegerla. Cada paso que daba era una lucha, pero no podía rendirme. No después de todo lo que habíamos pasado juntos.

Salí del almacén y me dirigí hacia la cabaña en el bosque, el último lugar donde podría haber ido. La vista de la pequeña estructura me dio un poco de esperanza. Tenía que estar allí.

Al llegar, abrí la puerta con cautela, mis ojos buscando a través de la penumbra. La vi, acurrucada en un rincón, con los ojos llenos de lágrimas.

- Cain... - murmuró, levantándose y corriendo hacia mí.

La Chica De Los LazosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora