UNO: Busca El Paquete

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                                                                                          ~Alaska~

El primer día de universidad siempre tiene ese aire de nuevas oportunidades y comienzos frescos. Para mí, no era más que otro escenario donde debía mantener mis múltiples máscaras intactas. Los lazos coloridos y los trajes de princesita que usaba no eran solo una elección de moda; eran mi escudo, mi disfraz perfecto para ocultar mi verdadera vida.

Entré al campus con mi mochila llena de libros de artes culinarias y un par de cuchillos bien escondidos. Caminaba por los pasillos, observando a los estudiantes ansiosos por empezar sus clases. Todo parecía normal, o al menos tan normal como podía ser en mi mundo.

Mientras me dirigía a mi primera clase, un grupo de chicos ruidosos llamó mi atención. En el centro de ellos, había uno que destacaba. Su chaqueta de cuero, la forma en que hablaba y se movía, todo en él gritaba arrogancia. Tenía una sonrisa engreída y parecía disfrutar de la atención que recibía. No podía evitar notar que varias chicas lo observaban con admiración.

No sabía quién era, pero su actitud me resultaba repulsiva. Pasé junto al grupo, tratando de no llamar la atención, pero sentí su mirada fija en mí. Apretando los dientes, levanté la barbilla y continué mi camino. No tenía tiempo para arrogantes ni para distracciones. La universidad era solo una fachada, y yo debía recordar siempre quién era realmente. Mi primera clase estaba a punto de empezar, y mientras tomaba asiento, no podía dejar de pensar en aquel chico. Había algo en él que me inquietaba, una sensación de que nuestras vidas estaban a punto de entrelazarse de maneras que aún no podía comprender. Pero por ahora, solo podía concentrarme en mis estudios y mantener mis secretos bien guardados.

Después de mi primera clase, me dirigí a la cafetería para tomar un descanso. El bullicio del campus me resultaba familiar, pero siempre me mantenía alerta. Pedí un café y me dirigí a una mesa en la esquina, intentando mantener un perfil bajo. No pasó mucho tiempo antes de que lo viera de nuevo. El chico de la chaqueta de cuero entró en la cafetería con la misma actitud arrogante de antes. Noté cómo sus ojos recorrían la sala, buscando algo o alguien. No me importaba. Solo quería disfrutar de mi café en paz.

Sin embargo, el destino parecía tener otros planes. Mientras revisaba mi agenda, escuché una voz cercana.

—Vaya, no esperaba ver a alguien tan elegante en una universidad como esta. —Era él. Caín, según escuché a alguien llamarlo. No levanté la vista inmediatamente.

—¿Y quién dice que no se puede ser elegante y estudiar aquí? —respondí sin apartar la mirada de mis notas.

—Tienes razón —dijo, tomando asiento frente a mí sin ser invitado—. Soy Caín, por cierto. ¿Y tú eres...?

Suspiré y finalmente levanté la vista para mirarlo. Su sonrisa era tan irritante como había imaginado.

—Alaska —dije secamente, esperando que captara mi tono de indiferencia.

—Bonito nombre. —Se reclinó en la silla, claramente disfrutando de la conversación más de lo que yo lo hacía—. ¿Qué estudias, Alaska?

—Artes culinarias. —Volví a mis notas, deseando que se diera cuenta de que no quería hablar.

—Interesante. Yo estoy en mecánica industrial. —No parecía captar la indirecta—. Siempre me han fascinado los autos.

—Fascinante —respondí, sin dejar de escribir.

Hubo un momento de silencio, y pensé que finalmente se iría. Pero no, parecía más interesado en prolongar la conversación.

—¿Te gustaría salir conmigo alguna vez? —preguntó con una confianza que bordeaba la arrogancia.

La Chica De Los LazosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora