9:20
Dios bendito.
Milo se quedó a dormir en casa y yo me he levantado antes que él.
La imagen que tengo ahora mismo delante de mis ojos está haciendo que empiece el día de muy buen humor.
Milo está tumbado boca abajo en mi cama tapado con las sábanas hasta la cintura, completamente desnudo y abrazando una almohada.Los músculos de su espalda se marcan a la perfección, sobre todo por la zona del omóplato
Podría quedarme horas contemplando su cuerpo entero.
Me acerco a Milo con cuidado y comienzo a dar besos por su cuello. Subo por su mandíbula hasta llegar a su angelical rostro, beso gran parte de sus pómulos y luego bajo a sus labios para besarlos con ternura.
Milo abre sus ojitos lentamente y se los frota. Se pone boca arriba y yo me siento a horcajadas encima de él.
—Buenos días, bello durmiente. —Acerco mi cara a la suya y le doy un beso de buenos días. Él pone sus manos en mis muslos y sus largos dedos trazan líneas hasta llegar a mis nalgas.
—Mmm... buenos días. —bosteza, estirándose un poco debajo de mí—. Esto es... una forma increíble de despertar.
—Te ves tan tranquilo... no pude resistirme. —digo mientras recorro con mis manos sus hombros—. Además, me encanta verte dormir.
—Si siempre voy a despertar así... me quedaré a dormir más seguido. —me responde con una sonrisa pícara.
Lo abrazo y él me dice suavemente:
—He estado pensando... ¿te importaría si te dibujo?
Lo miro extrañada.
—¿Otro? Ya tienes mil dibujos míos.
—Lo sé, pero anoche soñé que te dibujaba y... tengo muchas ganas de hacerlo de nuevo. Siempre encuentro algo nuevo en ti que quiero capturar.
Lo miro un instante con los ojos entrecerrados y la nariz arrugada.
—¿Tan inspiradora soy? —pregunto en tono de broma.
—Eres más que inspiradora... eres mi musa. —me responde con seriedad, sosteniendo mi mirada. —Entonces, ¿puedo? —me pregunta de nuevo.
Asiento sin quitar la sonrisa que me ha sacado antes.
La verdad es que Milo dibuja muy bien.
—Necesito que poses en la cama de la manera que prefieras. Y sobre todo no te muevas.
—Esta vez no lo haré. —Siempre me entraban ganas de ir al baño o de beber agua.
Me pongo de costado mirándole. Apoyo la cabeza en la almohada, pongo mi mano izquierda en mi cadera y la derecha al lado de mi rostro.
Él se pone a rebuscar en mi mochila hojas blancas y lápices de todo tipo. Agarra la silla de mi escritorio y se sienta a un metro de mí.
Sus miradas y sonrisas mientras traza mi cuerpo en la hoja me están derritiendo. Me encanta posar para él.
Estoy así un buen rato hasta que me da permiso para levantarme. No me visto, solo me siento en su pierna derecha para ver cómo terminaba de sombrear. Abajo a la derecha firma y hace un corazón.Juro que nunca nadie me había dedicado tanto tiempo. Este tipo de detalles me llenan.
Pongo una mano en su rostro para que me mire. Después beso la comisura de sus labios.
—Eres increíble, Milo. —murmuro, sintiendo una oleada de emoción.
El sonríe y me acaricia el rostro. —Y tú eres mi musa. Siempre lo serás.
Nos metemos en la bañera y, para mi sorpresa, no ha habido sexo, pero sí muchos besos y caricias.
Jugamos con la espuma y casi creamos una sauna. El agua sale hirviendo.
—Te quiero, Demetria. —Pone su mano sobre la mía que aún reposa en mi pierna.
—Yo también, Milo. Yo también.
Nos quedamos en silencio, disfrutando de la calidez del agua y de la cercanía del otro. La espuma nos rodea, creando un pequeño mundo solo para nosotros dos.
Siento una paz que no había experimentado en mucho tiempo, como si todo finalmente estuviera en su lugar.Cuando el agua empieza a enfriarse, salimos de la bañera y nos secamos mutuamente, nuestras risas llenando el baño. Nos vestimos lentamente, disfrutando de cada momento juntos.
—¿Qué te parece si hacemos un desayuno juntos? —sugiere Milo, con una sonrisa traviesa.
—Me parece perfecto. —respondo, sintiendo que mi corazón se llena de alegría.
Bajamos a la cocina y comenzamos a preparar el desayuno, trabajando en armonía. Cada pequeño gesto, cada mirada, refuerza el vínculo que estamos reconstruyendo.
Milo se encarga de preparar los huevos revueltos mientras yo me ocupo del café y las tostadas. La cocina se llena con el aroma del café recién hecho y del pan tostado. Nos movemos sincronizados, como si hubiéramos hecho esto mil veces antes.
—Recuerdo cuando solíamos cocinar juntos. -comento, girando la cabeza para mirarlo—. Siempre terminabas robándome un poco de lo que estaba preparando.
—Y tú siempre te quejabas, pero en realidad te gustaba. —me responde con una sonrisa.
Después de unos minutos, el desayuno está listo. Nos sentamos en la mesa, uno frente al otro. Miro a Milo mientras come, observando cada pequeño gesto, cada expresión. Me siento increíblemente afortunada de tener esta segunda oportunidad con él.
—Tengo una idea. —dice de repente, dejando su tenedor a un lado.
—¿Qué idea? —pregunto curiosa.
—Vamos a salir hoy. Solo tú y yo. Vamos a hacer todas las cosas que solíamos hacer y algunas nuevas. Quiero pasar el día entero contigo.
Mi corazón se acelera de felicidad.
—Me encantaría, Milo. Me encantaría mucho.
Terminamos de desayunar y limpiamos la cocina juntos. Nos preparamos para salir, cada uno eligiendo su mejor atuendo. Miro a Milo mientras se viste y no puedo evitar sonreír. Él me atrapa mirándolo y me lanza una sonrisa traviesa.
—¿Qué? —me pregunta, con una ceja levantada.
—Nada. Solo estoy feliz. —respondo, sintiendo que mi corazón está a punto de estallar de alegría.
Pasamos el día explorando la ciudad, visitando nuestros lugares favoritos y descubriendo nuevos. Caminamos por el parque, nos tomamos un helado en nuestra heladería preferida y paseamos por la playa, dejando que el agua salada nos salpique los pies.
Cada momento es perfecto, cada sonrisa compartida es un recordatorio de lo que realmente importa. Me siento completa, como si finalmente hubiera encontrado la pieza que faltaba en mi vida.
Al caer la noche, regresamos a mi casa, cansados pero felices. Nos tumbamos en el sofá, abrazados, disfrutando de la calma que sigue a un día lleno de aventuras.
—Hoy ha sido increíble. —murmuro, apoyando mi cabeza en su hombro.
—Sí, lo ha sido. —responde Milo, acariciando suavemente mi cabello—. Y lo mejor de todo es que esto es solo el comienzo.
Nos quedamos allí, abrazados, dejando que el silencio y la comodidad de estar juntos nos envuelvan. Por primera vez en mucho tiempo, siento que todo está bien en el mundo. Y sé que, con Milo a mi lado, puedo enfrentar cualquier cosa que venga.
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Inefable
Teen FictionDemetria lo tenía todo: una carrera prometedora, amigos leales y un amor que creía eterno. Pero cuando descubre que Milo, el chico al que ama, solo juega con ella, su vida se desmorona. Mientras lucha por sobrellevar la traición y el dolor, Demetria...