CAPÍTULO 28

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19:00

El sol comienza a ponerse mientras el entrenamiento de las animadoras llega a su fin. Hoy hemos quedado por la tarde, para tener mucho más margen de entretenimiento.

Estoy agotada pero satisfecha, sabiendo que nuestro equipo está mejorando cada día. Me quito los pompones y me dirijo hacia los vestuarios para cambiarme. Mientras me lavo la cara, no puedo evitar pensar en la conversación que tengo pendiente con Milo.

Después de cambiarme, decido esperarle en el campo de fútbol, donde el equipo aún está terminando su práctica. Me siento en las gradas, observando cómo Milo corre por el campo con una energía imparable. A pesar de todo, no puedo negar lo increíble que es verle en su elemento.

Finalmente, la entrenadora da por terminado el entrenamiento y los jugadores comienzan a dispersarse. Milo me ve desde el campo y me hace un gesto para que le espere. Le veo acercarse, sudoroso y respirando con dificultad, pero con una sonrisa que me desarma.

—Hey, Demi —dice, secándose el sudor de la frente—. ¿Te he hecho esperar mucho?

—No, tranquilo —respondo, tratando de mantener la calma—. Necesitamos hablar, Milo.

Asiente, su expresión volviéndose más seria. Caminamos juntos hacia un rincón más tranquilo del campo, lejos de los oídos curiosos.

—Sé que anoche las cosas se pusieron tensas —comienza él—. No quería que acabáramos discutiendo de nuevo.

—Lo sé, Milo. Pero tenemos que hablar de estos problemas, no podemos seguir evitando las conversaciones difíciles —digo, tratando de mantener mi voz firme.

—Tienes razón —admite, sentándose en el césped y señalando para que me siente a su lado—. He estado pensando mucho en lo que dijiste, sobre mis celos y cómo te están afectando.

Me siento junto a él, mirando las estrellas que comienzan a brillar en el cielo.

—Milo, entiendo que te preocupes por nuestra relación, pero tus celos están empezando a sofocarme. Necesito que confíes en mí, en nosotros.

—Es difícil, Demi —dice con sinceridad—. Sé que he sido posesivo, pero es porque te quiero tanto que el miedo a perderte me consume.

—Yo también te quiero, Milo. Pero el amor no puede basarse en el miedo. Tiene que haber confianza y respeto.

Nos quedamos en silencio por un momento, cada uno perdido en sus pensamientos.

—Por favor, Demi —dice finalmente, su voz apenas un susurro—. Dame otra oportunidad. Te prometo que voy a cambiar. Haré lo que sea necesario para demostrarte que puedes confiar en mí.

Siento un nudo en la garganta, sus palabras me afectan profundamente, pero no quiero ceder tan fácilmente.

—No es tan simple, Milo. No puedo simplemente olvidar todas las veces que tus celos me han hecho sentir atrapada. Necesito ver un cambio real, no solo palabras.

—Lo sé, lo sé. Pero te prometo que esta vez será diferente. Por favor, no quiero perderte. Eres todo para mí, Demi.

—Tienes que entender que no puedo seguir así, Milo. Estoy cansada de pelear y de sentirme asfixiada. Necesito espacio para respirar y confiar en que realmente vas a cambiar.

—Demi, haré lo que sea. Si necesitas espacio, te lo daré. Solo dime cómo puedo arreglar esto.

Sus ojos suplican, y puedo ver la sinceridad en ellos. Pero también sé que no puedo dejarme llevar por las emociones del momento.

—Milo, necesito tiempo para pensar. No podemos seguir adelante sin resolver estos problemas de raíz.

—Te entiendo. Solo, por favor, no me cierres la puerta. Déjame mostrarte que puedo ser mejor.

Asiento, sintiendo una mezcla de tristeza y esperanza.

—Te daré una oportunidad, Milo. Pero va a tomar tiempo, y necesito ver que estás realmente comprometido a cambiar.

Nos quedamos en silencio por un momento, procesando lo que acabamos de decirnos. Finalmente, Milo toma mi mano y la aprieta con fuerza.

—Gracias por darme otra oportunidad. Prometo no defraudarte.

Sonrío débilmente, sabiendo que el camino por delante no será fácil, pero sintiéndome aliviada de haber puesto las cartas sobre la mesa.

Nos despedimos con un beso en la mejilla, y mientras camino de regreso hacia mi dormitorio, no puedo evitar sentir una chispa de esperanza. Milo y yo hemos superado muchos obstáculos, y aunque el camino por delante no será fácil, estoy dispuesta a luchar por lo que tenemos.

Mientras camino por el campus, mi teléfono vibra en el bolsillo. Es un mensaje de Alex, preguntando cómo fue mi día.

—Hey, Demi. ¿Qué tal fue la conversación con Milo? —leo en la pantalla, sintiendo una mezcla de emociones. Le respondo con sinceridad, agradecida por su apoyo incondicional.

—Fue difícil, pero creo que estamos en el camino correcto. Necesito tiempo para ver si realmente puede cambiar —escribo, esperando que Alex entienda lo complicado que es todo esto para mí.

—Entiendo. Siempre estaré aquí para ti, pase lo que pase —responde Alex, y su mensaje me reconforta más de lo que quiero admitir.

Miro alrededor y decido ir a la cafetería del campus para despejar mi mente. Pido un té helado y me siento en una mesa junto a la ventana, viendo cómo los estudiantes pasan de un lado a otro. Tomo un sorbo, dejando que el frío de la bebida calme mis pensamientos.

Las palabras de Milo resuenan en mi cabeza. ¿Podrá realmente cambiar? Solo el tiempo lo dirá. Por ahora, me centraré en mis estudios y en mantenerme fuerte. Sé que, pase lo que pase, tengo a personas que me apoyan y me quieren, y eso es suficiente para seguir adelante.

InefableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora