CAPÍTULO 36

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Me despierto en medio de la noche, el tintineo de las luces navideñas apenas visibles a través de la niebla fuera de mi ventana. El sonido repentino de sirenas policiales me hace saltar de la cama, el corazón golpeándome el pecho con fuerza. Me asomo y veo un coche de policía estacionado frente a mi casa, las luces giratorias cortando la oscuridad de la madrugada.

—Dios mío, qué está pasando... —susurro para mí misma, sintiendo una mezcla de miedo y confusión.

Apresuro el paso para vestirme rápidamente y bajo las escaleras en silencio, donde encuentro a mis padres en la entrada, ya hablando con dos oficiales de policía. Sus rostros son serios y en sus manos sostienen una fotografía que reconocería en cualquier lugar.

—Señora y señor Jones, necesitamos hablar con su hija, Demetria —dice uno de los oficiales, mirándome con atención.

Mis padres se giran hacia mí, la preocupación evidente en sus ojos mientras me acerco lentamente, temiendo lo peor.

—¿Qué está sucediendo? —pregunto, tratando de mantener mi voz firme a pesar del pánico que siento.

—Demi, ¿conoces a esta joven? —pregunta el otro oficial, mostrándome la fotografía de Alba, o más bien debería decir, Alicia, como parece que se llama realmente.

Miro la foto con incredulidad. Es la misma chica con la que he compartido mi hogar durante las últimas semanas, la misma a quien consideré mi amiga durante este tiempo de intercambio en el Instituto San Félix.

—Sí, la conozco. Su nombre es Alba. ¿Qué está pasando? —respondo, mi mente luchando por comprender lo que está sucediendo.

—Lamentamos informarles que esta joven ha suplantado su identidad. No es quien dice ser. Tenemos órdenes de arresto por fraude y suplantación de identidad —explica el otro oficial, manteniendo una distancia profesional pero firme.

Mis padres intercambian miradas preocupadas mientras procesan la información, igual de sorprendidos que yo.

—¡Pero eso no puede ser verdad! Alba ha estado viviendo con nosotros como parte del intercambio estudiantil. ¿Cómo podría hacer algo así? —exclamo, la incredulidad y el miedo evidentemente presentes en mi voz.

Los oficiales intercambian una mirada breve antes de continuar con calma.

—Señorita Jones, entendemos que esto es difícil de aceptar, pero necesitamos que nos acompañe a la comisaría para responder algunas preguntas. Es crucial que aclaremos todo esto lo antes posible —dice el oficial, intentando mantener la calma en medio de la situación tensa.

Mis padres me miran, sus rostros llenos de preocupación y la necesidad de respuestas.

—Demi, cariño, vamos a resolver esto. Estaremos contigo en todo momento —dice mi madre, extendiendo una mano para reconfortarme.

Respiro hondo, sintiendo que el mundo se desmorona a mi alrededor. Alba, o Alicia, ha estado ocultando una verdad impactante, una que ahora nos afecta a todos.

—Está bien. Iré con ustedes —digo finalmente, tratando de mantener la compostura a pesar del caos emocional que siento dentro de mí.

Los oficiales asienten y procedemos a salir de la casa, las luces navideñas parpadeando como testigos silenciosos de esta noche turbulenta. Mientras camino hacia el coche patrulla, mi mente se llena de preguntas sin respuesta y el dolor de haber perdido la confianza en alguien que creía conocer.

Mis padres me siguen de cerca, su presencia siendo un consuelo en medio de la confusión y la incertidumbre. Mientras nos alejamos de casa, sé que la vida en el Instituto San Félix nunca volverá a ser la misma, y que las próximas semanas serán un desafío para todos nosotros mientras intentamos comprender lo que realmente ha estado sucediendo bajo nuestras narices.

*

Me encuentro sentada en una pequeña sala de la comisaría, mis padres a mi lado. El ambiente es tenso y cargado de incertidumbre mientras esperamos a que los oficiales terminen de revisar los detalles del caso de Alba, o más bien, Alicia, como ahora parece que se llama realmente.

El oficial a cargo entra finalmente y se sienta frente a nosotros, con una expresión grave en su rostro.

—Señor Harry, señora Taylor, Demetria, comprendemos que esto debe ser muy confuso para ustedes. Pero es crucial que comprendan la gravedad de la situación —comienza el oficial, mirándonos con seriedad.

Asentimos, ansiosos por obtener respuestas claras sobre lo que ha estado ocurriendo.

—La joven que ustedes conocen como Alba García en realidad se llama Alicia Ramírez. Ella ha suplantado su identidad como parte de un plan cuidadosamente elaborado por su familia —continúa el oficial, mientras mis padres y yo intercambiamos miradas de sorpresa y preocupación.

—¿Por qué haría algo así? ¿Qué tiene que ver nuestra hija con esto? —pregunta mi madre, con voz temblorosa.

El oficial suspira antes de explicar lo impensable.

—La familia Ramírez es conocida en los círculos delictivos por ser una gran banda de narcotraficantes en España. Recientemente han estado expandiendo su negocio, y parte de su estrategia involucra enviar a sus hijos a otros países bajo identidades falsas para establecer nuevas redes de distribución —explica el oficial, su voz resonando con una gravedad sombría.

Mis padres y yo nos quedamos sin palabras ante la revelación. No podemos creer que Alba, o Alicia, haya estado viviendo con nosotros como parte de un plan tan peligroso y elaborado.

—Pero Alba... ¿o Alicia? Ha sido una estudiante ejemplar aquí. Sus calificaciones fueron excelentes para ser seleccionada para el intercambio —dice mi padre, con incredulidad en su voz.

El oficial asiente, confirmando nuestras sospechas.

—Eso es parte de su papel. Alicia ha sido entrenada para actuar como una estudiante modelo, ganándose la confianza de su entorno mientras trabaja en los intereses de su familia —explica el oficial, su tono reflejando la seriedad de la situación.

El impacto de la verdad golpea con fuerza. Todo lo que pensábamos que sabíamos sobre Alba ha resultado ser una mentira cuidadosamente construida. Mi mente da vueltas, tratando de procesar la traición y el engaño que hemos enfrentado.

—¿Qué va a pasar ahora? —pregunta mi madre, con la voz apenas audible.

El oficial suspira antes de responder.

—Alicia Ramírez será procesada por fraude, suplantación de identidad y cualquier otro cargo relacionado con las actividades criminales de su familia. Ustedes han sido víctimas de este engaño, y entendemos lo difícil que debe ser para ustedes —dice el oficial con empatía.

Mis padres y yo nos miramos, incapaces de articular nuestras emociones. Nos sentimos traicionados y vulnerables, atrapados en una situación que nunca habríamos imaginado.

Mientras salimos de la comisaría esa noche, el frío del invierno nos envuelve, pero es el peso del engaño y la traición lo que más nos pesa. La vida en el Instituto San Félix ha sido sacudida hasta sus cimientos, y aunque intentaremos seguir adelante, sabemos que las cicatrices de esta experiencia nos acompañarán por mucho tiempo.

InefableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora