Hyungwon

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Ara supo desde el primer momento que se metería en grandes problemas si aceptaba meterse con H.one, pero es que llevaba tanto tiempo deseando tener la más mínima interacción, que cuando se entregó por completo, Ara no pudo resistirse.

Intentaba convencerse a sí misma de que sería algo casual, fácil, como si no lo hubiera hecho antes.

Pero aquello escaló cada vez más.

Ara consciente de todo lo que pasaba a su alrededor, de H.one desvistiendola y desvistiendose a sí mismo, de cómo llenaba su cuerpo entero de besos, de las caricias que parecían pinceladas sobre un lienzo, de sus movimientos certeros, de que probablemente él tenía mucha más experiencia que ella, lo cual no quiso imaginar mucho.

Estaban por llegar al punto culminante cuando algo la hizo parar de repente.

-Mi nombre es Hyungwon.

-¿Qué? -preguntó ella agitada.

-Es mi nombre, y es lo que quiero que grites cuando finalmente te haga mía. -exigió.

Ara se detuvo de golpe.

¿Por qué le decía su nombre?
¿Sabía él acaso lo peligroso que era eso?

Solo con su nombre podría descubrir grandes cosas de él y del Clan. ¿La mataría después de esa noche?

¿O acaso confiaba tanto en ella?
Eso la incomodó de sobremanera, pues no se conocían, no eran amigos, mucho menos amantes, eso solo era algo casual, algo de una noche, no era para tanto.

Ara también se sintió fatal, pues al final de cuentas terminaría traicionando a alguno de los dos bandos, ya fuera El Clan o Los Marginados.

Ara prefirió no involucrarse de manera sexual, ni mucho menos sentimental, aunque a estas alturas, aunque ellos no se dieran cuenta, ya era algo un poco imposible.

-¿Eres virgen? -cuestionó H.one al ver si incomodidad.

-Sí. -mintió.

H.one lo tomó de la mejor manera y nuevamente Ara quedó con muchas dudas.

Estaba lista para pelear en caso de que la obligara a hacerlo, pero en cambio, solo recibió un beso en la frente y unos brazos con los cuales cobijarse durante la noche.

~~~

Ara sabía lo estúpido que era el plan de los chicos, iban a un camino sin luz, con vendas en los ojos.

Estaban dejando todo al aire y ella perfectamente sabía que eso no saldría bien. Ara conocía el plan de Iksoo a grandes rasgos y sabía que era probable que les tendiera una trampa y de esa solo había una forma de salir y no eran vivos.

Ara intentó por todos los medios convencerlos, pero nadie la escuchaba y aún peor, tenía a Yoo-ki pegado como su sombra, él no confiaba en ella ni en su esfuerzo por salvarlos.

Para este punto, Ara sabía que era la única que podía ayudarlos, pero tenía que ser sumamente cuidadosa, si la descubrían antes de tiempo, podría echar todo a perder y tanto ella como el Clan tenían mucho que perder.

Ciertamente el propósito del Clan y el de ella eran bastante parecidos, debían trabajar en equipo por un bien común, pero nadie la escuchaba y con justa razón, solo la veían como la chica ignorante que habían recogido en una carretera.

Aunque, todo eso se fue a la basura en el momento que vió salir a esas dos chicas del mismo cuarto que H.one.

La sangre de Ara hervía de furia.

Claro que estaba molesta, le pareció indignante que el chico buscara a alguien más para satisfacer sus necesidades sexuales.

Pero, ¿Por qué le molestaba tanto? No tenían nada, ni siquiera un compromiso.

Solo habían pasado dos días juntos, aunque, para ser honestos, conectaron más en esos dos días de lo que alguno había podido conectar con alguien en años.

La "verdad" era, que todo eso era una mentira.

Ellos no eran sus aliados y mucho menos sus amigos, por más que quisieran salvarla no podían, pues eran rivales hasta la muerte, y eso se lo recordó. Claramente no podía enfrentarlos ahí mismo, pues estaba en territorio ajeno y sería prácticamente como atarse la soga al cuello.

Entendió muchas cosas, entre ellas, lo desquiciado que podía ser ese grupo mafioso. ¿Enamorar a una chica para nada? Seguro querían un beneficio, uno que Ara no pensaba darles.

Salió corriendo después de querer arrancarle los ojos a todos, principalmente a H.one y a ese bastardo de Yoo-ki, aunque, aún a metros de distancia, esperaba que H.one fuera tras de ella, pero no lo hizo, nunca la detuvo y en cambio, ordenó que la dejaran libre.

Había jugado con ella y eso le dio el coraje suficiente para salir de ahí y reunirse con su gente.

Supo que no tendría piedad, que nadie más la cuidaría, que nadie la amaría jamás y que no debía volver a equivocarse.

Quería venganza, pero antes debía ocuparse de sus propios asuntos.

Volvió por el mismo camino por el que habían llegado, estaba acostumbrada a caminar horas, pero aquello era un martirio, sin teléfono, sin un calzado cómodo, bajo el sol por el desierto y sin agua. Ni siquiera tenía saliva para remojar sus labios, cada vez caminaba mas lento y más torpe, cada vez le parecía mas imposible llegar hasta su destino.

Hasta que algo de interferencia se escuchó.

-¿Ara? ¿Ara, eres tú?

Ara se quedó quieta, mirando a la nada, tratando de identificar si lo que escuchaba era real o comenzaba a alucinar.

-Ara, responde.

Llevó su mano temblorosa con la radio hasta sus labios.

-Bin... soy yo... -dijo con voz temblorosa.

Bastaron tan solo unos segundos de silencio para que Ara creyera que solo había sido su imaginación.

-Gracias al cielo... -susurraron. -Ara, no te muevas de dónde estás. ¿Me oíste? Voy enseguida.

Las lágrimas comenzaron a abandonar sus ojos y los sollozos no tardaron en aparecer.

-Tenemos tu ubicación gracias a la radio, solo no cortes comunicación. -le ordenaron. -Llegaremos en cualquier momento, resiste.

-Por favor, ven por mí. -rogó destrozada.

-Voy en camino, Ara, tranquila.

Tal vez fue la insolación, tal vez la deshidratación, el cansancio o la conmoción, la falta de alimento o cualquier otro factor el que hizo que Ara cayera inconsciente en medio del desierto.

LOVE KILLA ~ Hyungwon - Monsta X ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora