Capítulo 18.

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Rubius no tenía llaves, ni celular y la bata del hospital le resultaba incómodo. No sabía a dónde ir, creo que tuve que haberlo pensado mejor. La gente me miraba raro por la bata, trataba de ignorarlo.

—¿Rubius?— mire atrás mío y era un chico de no más de 24 años— ¡Estás despierto! ¿Qué haces en bata?

Apenas pude reaccionar, lo callé— shh, por favor, no digas nada en las redes sociales, lo que menos necesito ahora son problemas y que Beatriz me encuentre.

—Pero ¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar en el hospital?

—Eh...— no se me ocurrió nada en la cabeza para decirle— si pero tengo cosas más importantes.

—Mangel ¿Cierto?— asentí con la cabeza lentamente— te puedo prestar algo de ropa si lo necesitas y te puedo ayudar.

¿Estaré dispuesto a arriesgarme con un fan?— ¿Estás seguro?

—Soy fan tuyo desde Minero, claro que estoy seguro— me sonrió.

—Esta bien, vamos rápido antes de que me encuentre con otro fan o las cámaras.

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Mangel sentía que sus ojos se cerraban. Mí ansiedad no me dejaba dormir, no sabía que hora era pero Tobías se encontraba durmiendo. Antonio, por otro lado, se encontraba con ella "resolviendo asuntos"

El olor a podrido del cuerpo de mí mejor amigo, me estaba provocando náuseas, según ella, lo iba a sacar y limpiarlo o directamente cortarlo en pedazos y esparcirlo por Madrid.

Como quisiera ver un rayo de sol, algo con vida, en este lugar nada más tenía excremento, el cuerpo de mí mejor amigo, polvo y más polvo.

Mí espalda no daba más de la silla, mí cuello dolía como un demonio, mis piernas ya estaban dormidas ya no sabía cómo moverlos y los puntos no dolían. Mí cuerpo desnudo ya se acostumbro al frío del ambiente. Y Tobías se veía tan cómodo durmiendo con el cuello colgando, lo tenía rojo por las veces que se ahorcó tratando de escapar.

Una vez que ella complete la Etapa Final, Tobías recibirá la misma muerte por su mal comportamiento y Antonio se va a quedar con ella. No quería saber que cosas le haría.

Me daba miedo seguir en este lugar, no quería morir así.

Ella y Antonio aparecieron.

—Mi querido Mangel, en dos días será el gran día, ya tengo todo mí plan en la cabeza— me sonríe mostrando los dientes— solo disfrutaré de unos asesinatos más hasta el gran día.

¿Por qué nadie nos encuentra?

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Vegetta estaba entrando en crisis. Los doctores tuvieron que llamar a las autoridades, Lucas se enteró rápido de la situación y nos estaban interrogando.

—¿A qué hora subieron?

—Eran alrededor de las 10:35 de la mañana— respondió Willy.

—¿Tienen sospechas de dónde puede estar?— suspiro, parecía que no durmió por noches por sus ojeras.

—La verdad que no, porque todas sus cosas están en el cajón.

Se agarró la cabeza— bien, les prometo que voy a encontrar a nuestros amigos, no quiero que les pase algo otra vez.

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Lucas no iba a permitir que les pase algo otra vez. Apenas termine con ellos y fui a la comisaría. Fui a mí oficina tratando de conectar algo, algo chiquito al menos. Me siento un estúpido por tratar a Mangel así, él no hizo nada malo.

—Lucas ¿Tienes noticias del Rubén Doblas?

—Nada más tengo esto— le pase mis notas a mí compañero, Juan.

—No creo que él haya desaparecido porque quiso. Con Miguel sabemos quién lo secuestro.

—Juan, Rubén seguramente escapó para buscar a Miguel pero está solo, con una asesina suelta que lo quiere matar.

—Bueno, es otro caso perdido— odiaba que mis compañeros sean así, todo por el mal pago en esta comisaría, me daba ganas de disparar mi jefe— con Miguel sabemos que no lo vamos a encontrar, con Beatriz ni tuvimos suerte.

Solo cierra la boca y déjame hacer mí trabajo, pensé— voy a encontrar a Beatriz, solo o no pero la voy a encontrar, en algún momento tiene que fallar, es humana, todos comenten errores en algún momento.

—No entiendo porqué tan obsesionado con este caso, apenas pudimos encontrar donde fue asesinado Roberto Díaz, y los demás desaparecidos todavía no encontramos nada.

—Porque al menos yo, no quiero ser inútil que solo toma café mientras ve como asesinan a las personas. Aparte son mis amigos, mis amigos están secuestrados ¡Y no tengo ni puta idea donde pueden estar!— sentía que me iba a poner a llorar pero respire hondo.

Agarre todas las hojas, archivos y demás cosas que tenía en mí mesa y me fui. Tenía que pensar en mí departamento.

—¿A dónde vas?— me grito Juan desde el otro extremo.

—A rescatar a mis amigos porque todos ustedes son inútiles porque no me escuchan.

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Rubén estaba en la casa de Mauricio. Era tarde y por suerte su ropa me iba bien. No me quedo otra opción que dormir en su casa, vivía con su mamá que ya era una señora mayor, me comentó de cómo veía mis videos con su hijo y los hacía reír. Eso realmente se escuchó bonito.

—Rub, recién despiertas, y nosotros nada más tenemos información de las noticias pero no queremos que nada sea chocante para ti. Es muy duro todo lo que está pasando en el fandom.

—Desde lo sucedido, no dejo que mí hijo salga mucho, solo para ir a trabajar— Claudia habló arrastrando sus palabras.

No entendía nada.

—Rub, esto será muy duro para ti— miro al suelo— Beatriz estuvo asesinando a tus fans y a los de Mangel. Recientemente hubo un caso más...— ¿Qué?— no le importa la edad que tengan, los mata igual. Se dice que Tobías Peterson está con ella— ¿Quién coño es Tobías Peterson? ¿Qué está pasando?— Tobías tiene a su hermano Antonio pero desapareció, en las noticias dicen que está muerto, otros que la tiene Beatriz, otros que Tobías y él huyeron, nadie sabe nada, es todo tan confuso.

—¿Tobías Peterson? ¿Por qué siento que ya escuché su nombre?

—Seguramente porque Tobías ya era un asesino, todo Madrid lo anda buscando desde hace tiempo pero siempre jugó limpio que nadie lo encuentra.

Pase mí mano por mí nuca, haciendo presión, tratando de pensar en algo.

No sabía dónde buscar. No sabía que hacer ¿Por qué tengo que ser tan inútil en todo? Me sentí Rubius chiquito, cuando lloraba por sus padres que le decían que era un inútil de mierda por no saber resolver unos ejercicios de matemáticas. Ya te voy a sanar, solo déjame buscar a mí ángel y todo esto terminará.

Tiene qué ¿Verdad? No podemos estar así para siempre.

—Creo que ya sé con quién ir para buscar ayudar.

Lucas, espero que me ayudes.

Déjanos- rubelangel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora