Capítulo 22.

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Lucas estaba en la comisaría, estaba tranquilo de que Beatriz estuviera a punto de ir a la cárcel. Estaba en mí oficina tomando mí café, me estaba organizando para poder ver a Mangel.

Le debo una gran disculpa por cómo reaccione en su departamento.

—Lucas, creo que tienes una nota— Esteban apareció y me dejó una nota— lo encontramos en la casa de la familia Martínez, parece que Beatriz te dejo un mensaje luego de asesinarlos.

Curiosamente, abrí la nota: Lucas, no sé quién eres pero espero que disfrutes de ver a Mangel y Rubius muertos...

Deje de leerlo y lo hice bollito, tirándolo a la basura— gracias Esteban, ya no servía.

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Mangel quería escaparse del hospital, no era su lugar favorito, por ahora siempre tuvo pésimos recuerdos. Rub estaba al lado mío, estaban todos nuestros amigos presentes pero mi pareja tenía cara amargada.

—¿Cómo te sientes?— el primero en hablar fue Vegetta.

—Mejor, no veo la hora de salir de este lugar— mire mí mano que estaba entrelazada con la de mí pareja— ¿Cuándo será el funeral de Alex?

—Mañana— a Cheeto se le cristalizaron los ojos.

—¿Cómo le diremos a los fans?— cuestionó Rub, en un tono seco.

Me acerque a él— Rub ¿Qué pasa que andas así?— susurré.

—No quiero estar en una habitación llena de hipócritas— no se molestó en susurrar.

—¿Perdón?— Luzu se levantó del sillón.

—Tú y Lanita, no lo son, son todos ustedes— miro a cada uno— nunca se preocuparon por Mangel, recién ahora que está en el hospital vienen todos ¿Tienen idea de lo que tuve que sufrir por buscarlo y ustedes con sus vidas? Entiendo que hay que avanzar pero no sentí su compañía y tuve que hacer todo solo— alzó la voz en la última oración.

—Hey, hey— Vegetta hablo— nosotros te estuvimos cuidando, no sabes lo que pasó contigo.

—¿Y cuando desperté? Estuvieron dos semanas sin hacer nada, tuve que hacer las cosas— en este punto, estaba enojado, sus cejas estaban fruncidas— y todos ustedes que nunca más vinieron al hospital a visitarme.

—Rubius, entiende...

—No, no entiendo nada, nunca se preocuparon por Alex, los meses que desaparecio y ahora está muerto— me estaba dando ansiedad. Mí mente puso la reproducción de como lo mataron— nunca lo llamaron, nadie lo encontraba y así termino las cosas.

—¿Nos estás culpando de su muerte?— ahora Willy alzó la voz— discúlpame, Rubén pero no es nuestra culpa que esté muerto— callense, por favor.

Me soltó la mano para levantarse— si tan solo hubieran ayudado un poco, esto no estaría pasando ¡Alex no estaría muerto y Mangel no estaría en el puto hospital!

—¡Perdón por no haber ayudado pero también teníamos miedo!

—¡Son unos hijos de puta, eramos un maldito equipo y se nos fue uno!

Rub se acercó peligrosamente a Willy, tratando de golpearlo, el primero que se puso en el medio fue Vegetta luego Cheeto detuvo a mí pareja, no pude evitar cubrirme los oídos por los gritos.

—Basta, por favor— nadie me escucho y no pude evitar llorar haciendo que todos se callen— basta.

—Lo siento, amor— se acercó a mí— lo siento chicos, aún no se cómo sentirme por su muerte. Paso mucho de golpe.

—Nosotros lo sentimos, tienes razón, nunca estuvimos para ti o para Alex o Mangel, yo quise ayudar, realmente quise— Vegetta se acercó a él— no queríamos que lo hagas solo pero no sabíamos dónde encontrarte y luego, te cuidamos mucho porque intentaron asesinarte y fue por mí culpa.

—Vegetta, ya te dije que no fue tu culpa— me saque las lágrimas y empecé a mover mis dedos a la medida de mí ansiedad para distraerme— solo...no quiero que peleen por culpa de ella, ahora mismo solo quiero estar con ustedes, sentirme un poco más tranquilo— los mire— ninguno es capaz de hacerme algo ¿Verdad?— todos negaron con la cabeza pero se acercaron para intentar darme un abrazo— es mejor que no se acerquen tanto, por favor.

—Tomate tu tiempo en todo esto, nosotros vamos a estar para ti— Rub intento agarrar mí mano pero lo aleje.

Por ahora, no nos dimos ningún beso ¿Está mal eso? Casi ni pudimos agarrarnos de las manos. Necesito ver a un especialista para poder superar esto pero ¿Y si me hace algo?

—Mangel, está vez, no vamos a dejar a nadie solo— Willy me sonrió. Yo hice lo que pude.

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Rubius estaba en el funeral de Alex. Se sentía todo tan vacío y lo que más me preocupaba es que los fans se iban a enterar está misma tarde. Estábamos arrojando flores mientras lo estaban enterrando.

A Mangel le hubiera gustado estar aquí.

—Ya no está entre nosotros el niño fifa.

—Ya no escucharemos su risa.

—No puedo creer que ya no esté.

Todos nos abrazamos y lloramos, lo que más me partía es que nunca volví a verlo luego del coma, solo pude verlo en la boda y listo. No pude despedirme de él, nadie lo hizo.

—Lo sentimos, Alex, por no hacer algo y no poder ayudarte— a Vegetta se le quebró la voz— espero que nos perdones y nos guíes en nuestra vida, pase lo que pase, nosotros vamos a estar hablandote y te vamos a buscar entre las estrellas.

—Estemos unidos hasta que Mangel salga del hospital, no pido que seamos como antes— Cheeto se sacó las lágrimas— pero estamos juntos y sigamos con los videos todos juntos.

¿Por qué de un día para el otro ya no estamos en esta vida? Realmente tenemos que disfrutar de nuestros seres queridos porque al día siguiente ya no pueden estar. Vivir de la vida, disfruta de cada persona cercana, del aire fresco, la lluvia, el sol, todos los pequeños detalles que ya nadie le da importancia ¿Se sabe que en algún momento nos podemos morir? No podremos volver a sentir el sol.

—Vivamos la vida— me anime a decir— al 100% de cada cosa por más pequeña que sea.

Todos parecían estar de acuerdo.

—Rub— mire a Luzu— tienes una mariposa en el hombro.

Mire cuidadosamente y si, había una linda mariposa monarca, me separé de abrazo y acerque mis dedos lentamente; se subió a mis dedos.

—¿Alex?— no pude evitar preguntar, está movió un poco las alas, queriendo volar pero volvió a mis dedos— está con nosotros, siempre lo estará— me acerque a la lápida y dejé la mariposa sobre ella pero está salió volando— gracias Alejando Bravo por aparecer en nuestras vidas.

Déjanos- rubelangel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora