Me quedé analizando la nota, esa letra de Beatriz. Ahora sabía que ella tenía el cuerpo de Antonio pero aún hay cosas que no me cierran: ¿Cómo fue que murió? Hay un disparo y un cuchillo. ¿A quién apuñaló y a quién disparó?
¿Dónde está el cuerpo de Tobías? No sé hacía donde inclinar la balanza, si estaba muerto o vivo, ya que Beatriz no deja de pedirle perdón. Pasó algo en algún lugar con barro ¿Algún bosque, alcantarilla, campo?
¿Por qué Alex me dio esto? ¿De dónde sacó estas cosas? No podría imaginarme que él está involucrado en algo con ella.
Mire las coordenadas. Me quedé viéndolo un buen rato hasta que reaccione, agarre el papel y busque donde quedaba. Parece una casa en buen estado, estaba un poco lejos de donde vivo. Guarde las cosas rápidamente, tratando de hacer el menor contacto posible con el cuchillo.
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Tiene que ser una broma. Era una casa pero abandonada, había madera en sus ventanas, el celeste ya casi no era visible por las roturas de la pared. Era una casa solitaria. Fui hacia la parte de atrás, tenía una puerta libre para poder entrar. Mire hacía el marco de la puerta, tenía pequeños agujeros como si hubiera clavos y lo sacaron.
No había ningún ruido adentro, así que decidí entrar. El olor a madera vieja invadió mis fosas nasales, había alguna que otra cosa tirada con mucho polvo pero había una mesa y cajones limpios. Tenía lo básico para poder vivir, la cocina también estaba limpia pero con platos sucios metidos en el lavaplatos. Agarre mí celular y encendí la linterna, lo primero que hice fue revisar los cajones.
Nada.
Nada.
Nada.
Tiene que haber algo en este lugar. Trate de pensar, pensar en todas las opciones para ocultar algo, el piso, paredes, techo...¿Qué se supone que estoy buscando?
—Pistas, Mahe, ya estamos en este lugar así que necesitamos encontrar algo.
—Pero ¿Qué cojones tengo que encontrar?
No escuché nada más. Fui nuevamente hacia la cocina, trate de adivinar en qué momento se usaron los platos pero lo que sobró parecía con un lindo verde vegetal. Esos hongos me dieron náuseas. Aparecieron unas luces desde la ventana que me asustaron pero desaparecieron al instante y me hizo dar cuenta que fue un auto nada más.
Suspiré. Estaba teniendo demasiado miedo. Empecé a morder mis uñas.
Seguí caminando hasta encontrar otra puerta, está era la habitación. La cama tenía sábanas ¿Cómo alguien podría dormir en este lugar? Me acerque a la mesita de luz, abriendo el cajón.
Había medicamentos. La mayoría eran antidepresivos y para la ansiedad. Otros ya eran parectamol o ibuprofeno. Cerré el cajón.
Fui hacia el armario y había ropa de mujer y de hombre pero este estaba doblado, no me atreví a tocarlo pero tenía rico olor. Recién estaba lavado. Camine por el salón, tratando de escuchar algún ruido anormal en el suelo.
Mí cabeza se estaba por rendir hasta que mí pie movio un pedacito de madera. El piso por este lado ya no estaba tan intacto. Me agache y dejé el celular con la linterna apuntando hacía el techo. Saque el pedazo de madera y alumbre. Había más armas.
T.P.
Tobías
Pasó otro auto.
¿Tobías estaba involucrado en la mafia? Porque no entiendo la cantidad de armas. Necesito entender.
Deje la madera como estaba y no sabía dónde más recorrer, solo me quedaba el baño y aún seguia sin encontrar nada. Solo unas armas de Tobías. Beatriz robo esto o ¿Aquí vivía Tobías? Tal vez vivían juntos por eso la ropa.
Camine hasta el baño, abrí la puerta e hice la misma acción que en los otros lados. Había un olor raro, que frunce el ceño. Abrí los cajones, escuché mis pisadas. Mire la ducha y tenía una cortina, estaba tapada. Bajo de ella, note que había algo colgando.
Corrí la cortina. Que mala idea.
Había un hombre desnudo con los ojos abiertos, mirándome con la boca abierta y moscas a su alrededor. Su garganta estaba cortada, su cabeza casi arrancada por completo. Y sus tripas...En la pared estaba escrito con sangre ¿Desaparecido? Aquí estoy.
Vomité.
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Estaba en mí departamento, quería darme una ducha para ir a cuidar a Rubius pero el recuerdo de ese hombre no deja de torturar mí cabeza. Procuré que nadie me haya visto cuando salí de esa casa para no tener problmas. No quería volver a pisarla.
Prepare mis cosas y fui directo al hospital. Tratando de despertar de esta pesadilla.
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Como quisiera que su mano tenga color, Vegetta me comentó que no hubo señales de vida, no sabríamos cuando volvería a pasar.
—¿Cuándo vas a despertar?
No recibí respuesta. Fui hacia el baño y volvió la imagen en mí cabeza, quería sacarlo de mí mente. Me lave la cara y note que la ducha era igual que la casa.
Mordí mí uña. Me acerque lentamente y corrí la cortina. No había nada.
—Necesitas relajarte, Mangel— hable conmigo mismo.
Iba a salir pero me encontré a Rubius con la garganta cortada, la sangre comenzando a salir, sus ojos marrones no dejaban de verme. Note algo pesado en mí mano, era un cuchillo. Mí respiración se hizo pesada.
—Esto no es real— mire a Rubius, me entraba desesperación y terror verlo así. Cerre los ojos fuertemente— esto no es real.
Al momento de abrir los ojos, pegue un grito por lo cerca que lo tenía.
—¿POR QUÉ ME MATASTE?— vi como agarraba el cuchillo y me lo clavo en la costilla, haciendo que pegue un gemido de dolor— debería matarte por lo que me hiciste.
Otra apuñalada.
—Mangel.
Me desperté y me aleje, casi cayendo de la silla. Era Willy despertándome, este trato de tranquilizarme mientras trataba de recuperar el aliento. Sentía que no podía respirar, quería llorar.
—Hey, hey, tranquilo, soy yo— se me acercó para darme un abrazo logrando calmarme.
—Lo siento— apoyo mí cabeza sobre su hombro— solo quiero que está mierda acabe, quiero dejar de tener pesadillas.
—Lo sé ¿Por qué no comes algo? Yo lo voy a cuidar— dice mientras su mano frota mí espalda.
—Esta bien— me separó— solo...avísame si pasa algo, llámame, gritame.
—Lo haré.
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Habré estado 15 minutos viendo mí desayuno, no podía comer, no tenía apetito. La pesadilla y la imagen del hombre, simplemente no podía.
Suspiré y nada más le di un bocado.
Tengo que comer porque ya adelgace mucho que necesito ponerme cinturón, el último agujerito para que no se me caiga, baje mucho de peso estos meses y no me está haciendo nada bien.
Mire la tele, distrayendo mis pensamientos mientras comía, desde que esa tele me dio la noticia de Beatriz, la odio ¿Se puede odiar una tele? Se me hace una estupidez.
—En otras noticias, desapareció Roberto Díaz, un señor mayor de 42 años, la última vez fue visto, gracias a las cámaras de seguridad, caminando cerca del Parque Casino de la reina el 12 de mayo a las diez y trece minutos de la noche.
El hombre de la ducha. Hace 5 días desapareció.
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Déjanos- rubelangel.
Misteri / ThrillerTodo se estaba yendo a la mierda. Esa frase era perfecta para describir lo que estaba pasando, según Mangel. Él se sentía solo pero intentaba mantenerse positivo. Encontrarse con el enemigo puede causar muchas dificultades. Atención: es la continuac...