23. Nadie se escapa de lo sobrenatural

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Tras haber cerrado la grieta, la manada Mccall pensaron que lo lograron, sin saber que dejaron atrapados a los desaparecidos.

La manada McCall, reunida en la cafetería, disfrutaba de un breve momento de calma tras el caos de la noche anterior. Theo, llevando a cabo el consejo de Elena, se acercó a Liam con una actitud humilde.

- Lamento entrometerme en vuestra relación, a partir de ahora, me mantendré a raya sin molestarlos. - Dijo Theo, esperando que su disculpa aliviara la tensión.

Liam, después de un momento de sorpresa, asintió con un gesto de aceptación.

- Está bien, Theo. Gracias por decirlo. - Respondió Liam, marcando el comienzo de una tregua entre ellos.

Mientras tanto, Scott y el resto de la manada no podían sacudirse la sensación de que algo más estaba sucediendo. A pesar de haber cerrado la grieta, había una inquietud persistente entre ellos.

- Necesitamos volver al Nemeton. - dijo Scott, su instinto de líder tomando la delantera. - Hay algo que no estamos viendo.

Lydia, con su intuición siempre aguda, estuvo de acuerdo.

- El Nemeton es el corazón de lo sobrenatural aquí. Si hay respuestas, las encontraremos allí. - Afirmó Lydia.

Con la determinación renovada, la manada se preparó para regresar al bosque, conscientes de que su trabajo aún no había terminado.

Mientras tanto, Tyler decide preguntar.

- ¿Alguna vez conocéis el dormir? Ya casi es de día y ninguno ha ido a dormir.

- Yo ya tengo bastante sueño. - Decía Stiles y Malia piensa lo mismo.

Mientras tanto, Rachel comienza a escuchar voces y siente un escalofrío, ella es bruja, pero lo que ocurrió con la grieta, podría tener consecuencias.

En cuanto las desapariciones, siguen siendo un misterio. Nadie sabe que ocurre.

Lydia y Nathan se encuentran revisando el Nemeton cuando escuchan pasos y ambos se giran. Lydia se queda en shock ante la presencia, pero piensa que es Ethan.

- ¿Que haces aquí, Ethan? ¿Porque vas así? ¿Y Jackson? - Lydia suelta varias preguntas sin fijarse bien de quién se trataba.

- Lydia... No soy Ethan, soy Aiden. - Responde Aiden, sorprendiendo a la pelirroja.

Lydia no quiere creerlo, Aiden lleva muerto hace años.

- No, esto no es real. Me lo estoy imaginando. Nate, dime, que estoy imaginando cosas y que hablo sola. - Decía Lydia y lo último, se dirige hacia Nathan.

- Me temo que no, hay un chico con nosotros. - Responde Nathan, ya que también lo ve.

- Lydia... - Aiden se acerca hacia la pelirroja, pero algo alerta a Nathan y sujeta a Lydia.

- Él no es quien piensas que es, es un Sluagh. - Decía Nathan alertando a su novia.

El aire en el Nemeton estaba cargado de tensión y misterio. Lydia, con su corazón latiendo fuertemente en su pecho, miró fijamente a la figura que se hacía pasar por Aiden. Nathan, con su brazo alrededor de ella, podía sentir la confusión y el miedo que emanaban de Lydia.

- Lydia, necesitas alejarte. - dijo Nathan, su voz firme pero calmada. - Los Sluagh son criaturas que se alimentan de las almas, y pueden tomar la forma de aquellos que han fallecido para engañarnos.

Lydia asintió, recuperando su compostura, y dio un paso atrás, alejándose de la figura ilusoria.

- Gracias, Nate. - susurró Lydia, agradecida por su protección.

Mientras tanto, en la cafetería, el resto de la manada discutía sus próximos pasos. Tyler había planteado una pregunta válida sobre el descanso, y Stiles y Malia estaban de acuerdo en que necesitaban dormir.

- Tenemos que estar alerta y descansados si vamos a enfrentar lo que sea que esté pasando. - dijo Scott, siempre consciente de la seguridad de su manada.

- Podemos turnarnos para vigilar mientras los demás descansan. - sugirió Malia, siempre práctica.

De vuelta en el Nemeton, Rachel, que había estado en silencio, de repente se estremeció, como si una corriente fría la hubiera tocado.

- Escucho voces... - murmuró Rachel, su voz apenas audible. - Algo no está bien. Algo ha cambiado desde que cerramos la grieta.

Scott, que había regresado al Nemeton con los demás, se acercó a Rachel.

- ¿Qué tipo de voces? - preguntó, su preocupación evidente.

- Voces que piden ayuda... como si estuvieran atrapadas. - respondió Rachel, su mirada perdida en la distancia.

La manada intercambió miradas preocupadas. Si las voces que Rachel escuchaba eran de los desaparecidos, entonces aún estaban en peligro, posiblemente atrapados en algún lugar entre los mundos.

- Tenemos que encontrarlos. - dijo Scott, su determinación reflejada en los ojos de cada miembro de la manada.

- Y rápido. - añadió Lydia, uniéndose al grupo después de su encuentro con el Sluagh.

Con la luz del amanecer comenzando a filtrarse a través de los árboles, la manada McCall se preparó para una nueva búsqueda, una que los llevaría a los confines de su mundo y más allá, para salvar a los perdidos y restaurar la paz en Beacon Hills. La fatiga era un enemigo, pero no tan formidable como el desafío que tenían por delante. Unidos, se adentraron en el bosque, listos para enfrentar lo desconocido y traer a casa a aquellos que habían sido arrebatados por las sombras.

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