Capítulo 14.

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Las calles de la ciudad brillaban con la promesa de una tarde tranquila. Las luces de los escaparates reflejaban un mundo de lujo y sofisticación que, aunque ajeno a muchos, formaba parte del paisaje cotidiano de aquellos que caminaban por ellas. Entre estos escaparates, uno en particular atraía la atención de Sophie. La joyería, con su fachada de cristal y brillos tentadores, parecía un refugio de belleza y perfección.

Sophie entró al establecimiento con paso decidido. El aire acondicionado contrastaba con el calor del exterior, envolviéndola en una brisa refrescante que la hizo suspirar. Observó las vitrinas llenas de joyas exquisitas, cada pieza cuidadosamente exhibida para atraer a los ojos más exigentes.

Sin embargo, su mente no estaba completamente centrada en las joyas. Los pensamientos sobre Alexander seguían rondando, sus palabras y gestos impregnando cada rincón de su mente. No podía escapar de la intensidad de sus sentimientos, aunque intentara convencerse de lo contrario.

Mientras caminaba por la tienda, su atención fue atraída por un collar de diamantes que relucía bajo las luces. Se detuvo a admirarlo, sus dedos rozando suavemente el vidrio de la vitrina.

-Es una pieza exquisita, ¿verdad?

La voz la hizo sobresaltarse, sus pensamientos dispersándose como cenizas en el viento. Giró rápidamente y se encontró cara a cara con Alexander, quien la observaba con una sonrisa suave. Su presencia en ese lugar tan inesperado la tomó por sorpresa, y una sensación de calor subió por su cuello hasta teñir sus mejillas.

-¿Qué haces aquí?- preguntó, intentando sonar casual pero sintiendo cómo su voz traicionaba su nerviosismo.

-Lo mismo que tú, supongo. Buscando algo especial- respondió Alexander, acercándose lentamente. -No esperaba encontrarte aquí.

Sophie sintió una mezcla de emociones: vergüenza, confusión y una pizca de alegría que no quería admitir. La cercanía de Alexander, su aroma familiar y la intensidad de su mirada, la dejaban sin aliento.

-¿Estás comprando algo en particular?- Alexander rompió el silencio, observándola con curiosidad.

-Solo estaba mirando- respondió, tratando de mantener la compostura. -Este lugar tiene piezas hermosas.

Alexander asintió, sus ojos nunca apartándose de los de Sophie.

-Lo tiene, pero nada comparado con la verdadera belleza- murmuró, sus palabras cargadas de un significado que Sophie no podía ignorar.

Un silencio incómodo se apoderó de ellos, lleno de cosas no dichas y emociones contenidas. Sophie intentó desviar la conversación, señalando otra vitrina.

-Mira esos pendientes, son bastante elegantes.

Alexander siguió su mirada, asintiendo lentamente.

-Sí, lo son. Pero no tanto como los que vi en el museo la semana pasada. Estaban inspirados en el arte renacentista, llenos de detalles y precisión.

La conversación se desvió hacia temas más seguros, el arte y la historia, pero la tensión entre ellos no desaparecía. Sophie sentía cada palabra, cada gesto, con una intensidad que la dejaba desorientada. No podía evitar recordar el sueño y las palabras de su amiga. ¿Era posible que sus sentimientos por Alexander fueran más profundos de lo que estaba dispuesta a admitir?

Mientras hablaban, un empleado de la tienda se acercó a ellos, interrumpiendo sus pensamientos.

-¿Puedo ayudarles en algo?

Sophie y Alexander se miraron, una chispa de comprensión pasando entre ellos. Sophie fue la primera en responder.

-No, gracias. Solo estábamos mirando.

La Crítica del Arte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora