𝐄𝐱𝐭𝐫𝐚 𝐈𝐈𝐈

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¡Clases de cocina! 

⊱『 ¡Clases de cocina! 』⊰

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Aún con mala gana Sanemi aceptó a que el idiota de Uzui asistiera a la cena de despedida que Giyuu ofreció a los hermanos Kamado y a sus amigos por mera insistencia del azabache. Solo esperaba a que al peliplata no se le ocurriera alguna de sus tantas ideas ridículas o escandalosas, ya que si eso llegara a pasar él mismo lo sacaría a patadas del lugar. 

Giyuu estaba muy contento y emocionado, podía verse en su rostro lo feliz que estaba por enseñarle a Sanemi a cocinar y por reunirse todos en la cena de esa noche especial. Por otro lado, el Shinazugawa mayor se encontraba aún dormido muy tranquilamente en el futón que compartía con el Tomioka. Hace un día que Aoi le permitió marcharse de la mansión de las mariposas y mudarse a la finca del viento, dejando la finca del agua inhabitada por ahora. 

Fue entonces que se dio cuenta que el ojiazul ya se había levantado cuando lo buscó para abrazarlo, al no notar su presencia su mal genio despertó. Ahora no se encontraba de humor para separarse de las cálidas sábanas, pues su amado Giyuu tampoco estaba con él. Con la intención de dormir unos instantes más se acurrucó y cerró sus parpados por unos minutos, hasta que escuchó que alguien abrió la puerta de la habitación sigilosamente y se dirigió a él a pasos cautelosos. 

Sanemi sabía perfectamente (o almenos eso creía) de quien se trataba, pero decidió seguir el juego para tender una pequeña trampa. Cuando ese alguien se acercó lo suficiente hacia él, tiró de su brazo y lo jaló para atraparlo en un fuerte abrazo y llenar su rostro de cortos besos. 

—¡Suéltame! —exigió una voz indignada —¡Shinazugawa esto no es nada extravagante! 

Gritó el pobre de Uzui. Sanemi al darse cuenta de su confusión, se separó de él rápidamente con una expresión asqueada —¡Maldito! ¡¿Qué mierda haces aquí?! 

—¡Oye! —se quejó —Shinazugawa, no sabía que tenías esa forma tan rara de darle la bienvenida a tus invitados—. chasqueó su lengua. 

—¡Pues es obvio qué no, imbécil! —gritó. —¡Además, no has respondido sobre tu maldita presencia aquí! ¡Lárgate! 

Uzui rodó los ojos —¡Pues es obvio que para extravagante cena de esta noche. Soy el Dios de la extravagancia, sin mí no hay fiesta! —una leve y dulce risita fue lo que ambos oyeron a continuación. 

Se trataba de Giyuu, quien había estado viendo el pequeño pleito entre ambos albinos y no pudo soportar más sus risas —Perdóname, Nemi, fue mi error dejar pasar a Uzui-san a la habitación. —se disculpó con una tierna sonrisa. 

—¡Yuu! ¡Sálvame! —rogó el Shinazugawa, recibió una mirada indignada por parte del más alto —E-espera ¿Cuánto tiempo llevas ahí? 

—Oh, no te preocupes por eso. —respondió con tranquilidad, las mejillas de Sanemi no tardaron en ruborizarse. 

𝙻𝚒𝚝𝚝𝚕𝚎 𝙶𝚒𝚢𝚞𝚞!| ⓢⓐⓝⓔⓖⓘⓨⓤⓤDonde viven las historias. Descúbrelo ahora