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[Idealización]

Emilia, Por favor, retírate. Tal vez tu nuevo novio te está buscando.—Ella no podía creer lo que había sucedido, el tono brusco de Carlos la tomó por sorpresa, y sintió un nudo en la garganta. La forma en que le había hablado era dura y distante, una barrera que no había anticipado. El aire se volvió denso entre ellos, y Emilia sintió una punzada de dolor por la forma en que se le había rechazado.

—Carlos, no quise... —comenzó a decir, pero sus palabras se vieron interrumpidas por la frialdad en los ojos de él.

—No quiero nada de ti —dijo Carlos con una voz que resonó fría y distante. Sus ojos estaban fijos en un punto lejano, como si tratara de bloquear el mundo a su alrededor. Luego, se giró un momento hacia un lado mirando algo haciendo una mueca de frustración antes de volver a mirarla fijamente con los ojos aguados—. No quiero saber de ti nunca más.

Las palabras de Carlos golpearon a Emilia como una bofetada. Su rostro se tornó pálido ante el impacto de la dureza en su voz. La tensión entre ellos era palpable, y ella sintió una ola de tristeza y confusión. No había esperado un rechazo tan absoluto y tan cruel.

—Carlos, no sé qué pasa—dijo Emilia con la voz temblorosa, intentando mantener la compostura a pesar del dolor—. Solo quería ofrecerte apoyo, pero parece que no puedo hacer nada bien.

Carlos la miró con una mezcla de impotencia y enojo, sus ojos aún aguados pero extrañamente decididos—Deja de hablar, por favor... No quiero escuchar más. No necesito tu apoyo, no después de todo lo que ha pasado. Solo vete.

Emilia sintió un nudo en la garganta, las palabras de Carlos cortándole el aliento. La distancia emocional que había entre ellos era abrumadora, y la frialdad de su rechazo la hizo sentir más sola que nunca. Trató de buscar una chispa de empatía en su mirada, pero solo encontró una pared inquebrantable.

—Está bien —dijo Emilia, la voz apenas un susurro. Intentó controlar las lágrimas que amenazaban con brotar mientras daba un paso atrás—. Si eso es lo que realmente quieres, lo respetaré. Solo quería que supieras que siempre estuve aquí para ti, incluso si no lo ves así.

Luego, su voz se volvió más firme, aunque todavía cargada de dolor—. Y que todo lo que pasó fue por tu maldita falta de comunicación. Fui la otra, entendí tu situación y aún así volviste a mentirme. No sé qué tienes ahora, Carlos, pero este ciclo de deslealtad y silencio no es algo con lo que pueda seguir lidiando.

Carlos se rió, una risa amarga que resonó en pasillo del garaje hacia el motorhome y la hizo temblar. Negó con la cabeza, la frustración y el dolor en sus ojos se mezclaban con el desprecio.

—¿Deslealtad? —repitió con sarcasmo, su mirada fija en Emilia—. ¿De verdad estás hablando de deslealtad? Estuve como un estúpido detrás de ti, mientras tú seguías adelante con tus problemas y asuntos. Te dejé entrar en mi vida, te di todo lo que pude, y tú... tú al final elegiste irte con Verstappen.

La risa de Carlos se tornó aún más amarga—. ¿También crees que él dejará a Kelly por ti? —se rió con incredulidad—. No, Emilia, eso no va a pasar. Estás aquí, en medio de todo esto, y yo soy el que queda con el corazón roto, preguntándome si alguna vez valió la pena.

Hizo una pausa, su voz cargada de un resentimiento que cortaba el aire—. Incluso si tú hicieras lo mismo que Rebecca me hizo, la traición no se borra tan fácilmente. No eres la única que sufre.

Emilia se quedó paralizada, cada palabra de Carlos era como un golpe seco que la hacía sentir cada vez más pequeña. Intentó responder, pero las palabras se le atoraron en la garganta. Su corazón se aceleraba, y el dolor de la conversación era casi físico.

𝘐𝘕𝘚𝘛𝘈𝘎𝘙𝘈𝘔 (+18 ) //𝘊𝘢𝘳𝘭𝘰𝘴 𝘚𝘢𝘪𝘯𝘻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora