34

516 24 2
                                    

 [Cambios] 

Emilia miró a Carlos a los ojos, luchando con todas las emociones que se arremolinaban dentro de ella. Había tanto entre ellos, tanto que aún no se había resuelto. Pero en ese momento, sintió una chispa de esperanza, una posibilidad de algo real, algo que podría ser diferente esta vez.

—Carlos... —comenzó, su voz suave—. No sé qué nos depara el futuro, pero sé que... que tampoco quiero perder lo que tenemos.

Carlos sonrió, y aunque su mirada estaba cargada de emoción, también había un aire de comprensión. —Lo único que te pido es una oportunidad. No más errores, no más secretos. Solo tú y yo, siendo sinceros.

Emilia lo miró por unos segundos antes de inclinarse hacia él, plantando un suave beso en sus labios. Fue un beso lleno de promesas, de miedos superados y esperanzas recién nacidas.

Cuando se separaron, Carlos la miró con una mezcla de ternura y determinación. —Te adoro tanto Corazón. Y esta vez, no voy a cometer los mismos errores.

...

Emilia sentía que algo había cambiado entre ellos después de ese beso. Era como si finalmente hubieran cruzado una línea que había estado ahí por tanto tiempo, separándolos, y ahora se encontraban en un terreno desconocido, pero reconfortante. Habían acordado sinceridad y transparencia, pero también sabían que mantener esa relación en secreto era, por el momento, la única opción para proteger a Lando y a su amistad con él.

El día comenzó como cualquier otro en el hospital, y ya iban unos cuantos. Emilia había ido a ver a Lando primero, y Carlos llegó más tarde, con una sonrisa que hacía su mejor intento de parecer despreocupada. Lando no notó nada inusual, sumido en su propia recuperación y en la emoción de planificar su regreso a la pista. Sin embargo, Emilia sentía como si su corazón latiera un poco más rápido cada vez que Carlos estaba cerca, como si temiera que alguien más notara la conexión invisible que los unía.

Más tarde esa tarde, cuando Lando se quedó dormido, Carlos y Emilia se encontraron en el pasillo. Aún había algo clandestino en esos momentos, en la forma en que se miraban con rapidez, en la manera en que Carlos la tomaba de la mano y luego la soltaba tan rápido como si el solo contacto fuera suficiente para delatarlos.

—¿Entonces, esta noche? —preguntó él en un susurro mientras miraba alrededor para asegurarse de que nadie los escuchara.

Emilia asintió, esbozando una sonrisa tímida.

—No te preocupes. Esta noche Lan no estará aquí. Le han programado un chequeo en otro centro y pasará la noche en observación. Es nuestra oportunidad de escapar un rato y tener algo de privacidad.

El día transcurrió lentamente, como si el reloj se negara a avanzar. Emilia había regresado a prepararse para esa "cita", aunque llamarlo cita le parecía un poco extraño. Se había puesto un vestido azul, sencillo pero elegante, y había optado por llevar el cabello suelto, algo que a Carlos siempre le había encantado. La emoción y los nervios se entrelazaban en su pecho mientras se miraba al espejo, sintiendo que esa noche no solo se trataba de verse bien, sino de dejarse llevar, de ser ellos mismos sin las barreras y la tensión de siempre.

Cuando Carlos llegó a recogerla, llevaba una camisa oscura y un aire de seguridad que la hizo sonreír. La llevó a un restaurante pequeño, discreto, donde el personal los conocía solo como "una pareja más", sin ningún peso de las expectativas externas. Pasaron la velada entre risas y miradas cómplices, sin tener que preocuparse por disimular. Todo parecía perfecto... hasta que el pasado decidió irrumpir en la noche.

𝘐𝘕𝘚𝘛𝘈𝘎𝘙𝘈𝘔 (+18 ) //𝘊𝘢𝘳𝘭𝘰𝘴 𝘚𝘢𝘪𝘯𝘻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora