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[Un recuerdo]

Carlos despertó sobresaltado por el sonido de la alarma, cuyo propósito era asegurarse de que no llegaría tarde a la reunión con el equipo. Aunque su mente aún estaba fresca por la noche pasada con Emilia, una mezcla de nerviosismo persistía mientras se apresuraba por levantarse sin perturbar el sueño tranquilo de la chica.

Apagó la alarma , y luego se detuvo junto al teléfono de Emilia, que descansaba en un rincón de la habitación, lo tomo para dejarlo en la mesita de noche y cargarlo por ella. Con cuidado, buscó sus pertenencias, tratando de no hacer ruido. El tiempo corría en su contra, y la presión de no llegar tarde lo hizo decidirse rápidamente por prendas al azar: el pantalón de la noche anterior y una camiseta roja de Ferrari que encontró a mano. No era la que tenía planeada usar ese día, pero la otra camiseta, parte de su outfit principal, la había usado Emilia esa noche.

 En la mesita de noche junto a su cama dejó una nota cuidadosamente escrita a mano:

"Emilia,

Tuve que salir temprano para una reunión importante. Te dejo un vaso de agua y unas pastillas para el dolor de cabeza, por si acaso, lo más probable es que tengas algo de resaca. Volveré pronto para que comamos algo, me llamas si lo necesitas. 

Carlos :)"

Mientras escribía, el brillo de una sonrisa se deslizó por su rostro al recordar la forma en que Emilia había compartido risas con él aquella noche. Recordaba vívidamente cómo habían intercambiado historias íntimas y confidencias bajo la luz tenue del amanecer asomándose por la ventana,  No era solo el encanto de su risa o la calidez de su compañía lo que lo había cautivado esa noche; era la conexión profunda que habían compartido, se sentía irreal.

A medida que los minutos pasaban los recuerdos volvían a el. Carlos revivió la sensación de no estar solo esa noche, de sentirse comprendido y valorado de una manera que trascendía lo físico. Emilia había capturado su atención de una manera única, no solo por su belleza y encanto, sino por la manera en que había iluminado partes de él que ni siquiera sabía que estaban oscurecidas.

Estar con ella había sido como descubrir un universo de posibilidades emocionales que antes parecían distantes. No se trataba sólo de una noche más; cada momento compartido había sido como una danza de complicidad y entendimiento mutuo. En ese breve lapso, Carlos había encontrado algo más que una conexión física, pero no estaba del todo seguro si esa noche estaba bien, algo lo asustaba...

La figura de Rebecca persistía en su mente, Recordó cómo habían terminado las cosas entre ellos, una especie de distanciamiento gradual y una llamada telefónica que no se formalizó con claridad. Se sentía obligado a abordar esa situación de frente, a cerrar ese capítulo de su vida con la misma seriedad y madurez que le había costado mantener durante su relación.

Sus pensamientos se mezclaban con la imagen de Emilia y la conexión que habían compartido la noche anterior, su toque, su cálida piel bajo el y sonido de su voz gimiendo su nombre. Una sonrisa iluminaba su rostro al recordar la maravillosa noche, y vaya que lo fue, sin duda el mejor sexo que había tenido en su vida, pero todo se veía contrarrestado en un instante por la sensación de inquietud que lo evadía nuevamente al pensar en Rebecca. Sabía que no podía ignorar esos  pendientes; dejar las cosas ambiguas solo complicaría más las cosas a largo plazo.

Después de dejar la nota para Emilia y asegurarse de que ella estaría bien, Carlos tomó su teléfono y marcó el número de Rebecca al salir de la habitación. Respiró profundamente mientras esperaba que contestara, preparándose mentalmente para la conversación que sabía que tenía que tener. Quería cerrar ese capítulo de su vida no solo por él, sino también por el respeto que sentía hacia Rebecca y por el bienestar emocional de ambos.....

𝘐𝘕𝘚𝘛𝘈𝘎𝘙𝘈𝘔 (+18 ) //𝘊𝘢𝘳𝘭𝘰𝘴 𝘚𝘢𝘪𝘯𝘻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora