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[ Reencuentro]

Sabía que las palabras que escribiera no aliviarían el dolor que sentía ni cambiarían la situación, pero no podía quedarse de brazos cruzados. Necesitaba comunicarle a Emilia lo que estaba ocurriendo, aunque fuera a través de un simple mensaje aunque ella no quisiera saber nada de el . Se quedó mirando la pantalla, sin saber por dónde empezar. Finalmente, dejó que sus dedos comenzaran a escribir, guiados por la urgencia y la desesperación.

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Envió el mensaje y se quedó mirando la pantalla, esperando una respuesta que sabía que podría no llegar pronto. El silencio del teléfono era ensordecedor, y cada segundo que pasaba sin una notificación aumentaba su ansiedad. Pero Carlos sabía que lo había hecho todo lo que estaba en sus manos. Ahora, solo podía esperar y rezar para que Lando saliera de la cirugía.

Se levantó y comenzó a caminar de un lado a otro, sus pasos rápidos y nerviosos reflejando su estado de ánimo. Las imágenes del accidente no dejaban de pasar por su mente: el coche destrozado, la lluvia torrencial, y Lando, atrapado e inconsciente y a su lado magui. Sentía una culpa punzante en su pecho, aunque sabía que no tenía la culpa de lo que había ocurrido. Pero no podía evitar pensar que, de alguna manera, debería haber hecho algo, cualquier cosa, para evitarlo.

Finalmente, la puerta de la sala de cirugía se abrió, y Carlos se acercó al médico con el corazón en un puño. El rostro del médico era serio, y aunque había un rayo de esperanza, Carlos no podía evitar prepararse para lo peor.

—¿Cómo está Lando? —preguntó, con la voz apenas audible por el miedo.

El médico respiró hondo antes de responder:

—La cirugía fue complicada, pero logramos estabilizarlo. Ha perdido mucha sangre y tiene una fractura grave en la pierna que necesitó intervención quirúrgica inmediata. Estará en cuidados intensivos por un tiempo, pero es joven y fuerte; confiamos en que se recuperará. No obstante, los próximos días serán cruciales.

Carlos asintió, intentando procesar la información. El alivio que sintió al saber que Lando había sobrevivido se mezcló con la preocupación por lo que vendría.

—¿Puedo verlo? —preguntó, su voz llena de desesperación.

—Podrá verlo brevemente cuando lo trasladen a la UCI, solo podrá entrar un par de minutos—respondió el médico—necesita descansar, y nosotros estaremos monitoreándolo constantemente.

Carlos asintió, sabiendo que no tenía otra opción. Mientras esperaba a que trasladaran a Lando, su mente volvió a Emilia. Deseaba con todo su ser que estuviera ahí, Necesitaba a alguien que entendiera el dolor que sentía, la angustia de ver a un amigo al borde de la muerte.

𝘐𝘕𝘚𝘛𝘈𝘎𝘙𝘈𝘔 (+18 ) //𝘊𝘢𝘳𝘭𝘰𝘴 𝘚𝘢𝘪𝘯𝘻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora