13. Plan B

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Samantha baja del ascensor y se acerca a recepción para entregar la identificación que le dieron, pero para ese entonces el personal ya tiene las órdenes de no permitirle la salida.

—¡Oh! Señora Mitchell, me parece que el asistente desea hablar con usted —le dice la recepcionista al recibir el gafete, por su parte Sam lo encuentra normal, hasta que su entorno se siente raro.

Las recepcionistas intercambian miradas sospechosas y los guardias de la entrada no le quitan la mirada de encima, además de estar hablando por sus radios.

No le gusta para nada aquello, así que —¿tardara mucho, es que llevo prisa?

—Descuide, ya viene en el ascensor, no le llevará más de unos minutos —Sam se percata que la otra recepcionista les hace señas a los guardias y estos se aproximan.

—Bien, pero debo ir al sanitario, así que ahora él deberá esperarme.

—Si por supuesto.

Sam aprovecha, pues los sanitarios están en dirección a los elevadores, da un vistazo por el rabillo del ojo para ver si la siguen al no ver a nadie en vez de entrar al baño, empuja la puerta de las escaleras.

Allí no pierde tiempo y baja al piso del estacionamiento en donde la salida solo está custodiada por una pluma y tendrá oportunidad de largarse del lugar.

Carter y su asistente salen del ascensor y van a la recepción — ¿dónde está? —pregunta su esposo.

—Fue al sanitario.

Carter le indica a su asistente que vaya a buscarla, y por supuesto no la encuentra, para ese momento ella ya está caminando rumbo al metro.

—¡Maldita sea! Son unos ineptos —vocifera desesperado Carter.

...

Samantha no sabe si aquello fue su paranoia, de cualquier forma, ella ya estaba a punto de llegar a recoger a Florence a la guardería, por supuesto que estuvo atenta a ver si era seguida.

Con el ánimo por los suelos, por su rotundo fracaso, no le queda de otra más que enviarle un texto a Sanders, "no tendremos ayuda de Carter, todo lo contrario, mejor si no sabe dónde estoy. Necesitamos un plan B".

La respuesta aparece casi cuando van llegando a su miniestudio, el sonido del mensaje, alegra a Florence, —¡papi!

—Entremos primero, allá vemos de quién se trata.

"Deme unos días para formular algún plan", es la contestación de Sanders.

Florence no deja la insistencia de saber si fue su padre, para Sam cada día se le hace más difícil mentirle a la niña, sus pensamientos están tan dispersos que no sabe cómo debería abordar esa situación.

Sería mejor decirle que no verá a su padre o mentirle.

Esa noche Samantha no dormiría ni un minuto, porque Florence se enoja al no obtener información clara de su padre y cuando lo volverá a ver, su rabieta y llanto hacen que su madre la tenga que sacar del estudio.

Siendo de noche no quiere dar problemas y que en consecuencia sean echadas a la calle, camina con ella entre sus brazos.

—Ya cariño, no llores, mi corazón duele al verte así.

—¡Vamos a casa! —grita Florence.

—Tranquilízate, para que te pueda decir por qué salimos de casa.

—No, yo quiero a mi papá.

A Sam se le ruedan las lágrimas, porque la realidad es que Carter no era realmente su padre, no era justo. Florence lo amaba tanto.

Solo puede regresar la madre y su hija al estudio cuando a la última la vence el cansancio y sueño, luego de patalear y berrear por mucho, Sam no fue capaz de apaciguar el temperamento de su hija.

A la mañana siguiente Florence sigue molesta y no habla mucho, solo monosílabos son los que enuncia.

Sam le advierte a la profesora que recibe a Florence que podría estar de mal humor y hacer difícil su estancia aquel día.

Florence escucha aquello, así que le da la mano a la maestra y le sonríe como si nada, comienza a charlar como siempre, la mujer voltea a ver a Sam, a lo que ella solo sube los hombros y deja salir un suspiro pesado.

El trato gélido solo estaba dirigido a su madre, al parecer.

Ella menea la cabeza y se va caminando, sumida en sus pensamientos, ya es momento de que busque una forma de ganar dinero, así que se encamina a la oficina de reclutamiento.

La encargada que la recibe y la entrevista para determinar si pueden conseguirle un empleo es de lo más atenta y servicial.

—Y dime linda, ¿tienes algún estudio? —Sam le dice que solo asistió al colegio y que no termino la carrera, lo cual era falso, pero si le decía la verdad la recomendaría a empleos que le requerirían toda su documentación.

—¿Experiencia en algún trabajo? —Sam le cuenta sobre los trabajos que tuvo para poder pagar sus estudios. La reclutadora anota todo en su computadora.

—Uy contigo será fácil, por último, deseas emplearte en algún sector en específico —a Sam se le viene una idea.

—Sí, la verdad es que me gustaría conseguir empleo en un hospital.

—La razón...

—Bueno, es que me gustaría ver si puedo obtener un beneficio como trabajadora, tengo un familiar que requiere atención médica.

La reclutadora, satisfecha con la respuesta, le dice que le dé unos instantes para ver si puede conseguir algo.

—Tengo un puesto administrativo de bajo nivel, quizá podrías aplicar —Sam niega enseguida, —el otro sería en una empresa de limpieza, ellos se especializan en la atención hospitalaria.

A Sam se le ilumina la cara, —sí, ese estaría bien.

—Bueno, requiero de algunos documentos —a la pobre se le salen los ojos, había pensado que no los necesitaría.

—Es que yo, no los tengo, sabe, hui de mi casa porque mi esposo me golpeaba —esta vez uso a Carter como excusa.

La cara de la reclutadora se transformó —válgame, ¿y ya lo denunciaste? —Sam niega.

—No puedo, si me encuentra me podría desaparecer, es alguien con dinero.

—Déjame ver qué puedo hacer, toma este es mi número de contacto, márcame mañana para que te diga si lo logre.

—Gracias, de verdad, mi situación es horrible y mi niña...

La reclutadora saca conjeturas, de que la atención que requiere es para la niña, en fin, que deja volar su imaginación y compadece a Sam, y pone más empeño para ayudar a la pobre y desperada madre.

...

Sam le envía un mensaje a Sanders, "necesito una identificación falsa".

Cinco minutos más tarde le responde, "espero que no esté pensando en cometer algún ilícito".

La curiosidad del abogado lo hace llamar a Sam.

—¿Para qué quiere una identificación falsa?

—Estoy por conseguir un trabajo, ¿adiviné dónde?

—No tengo la menor idea.

—En una empresa de limpieza que les da servicio a los hospitales.

—¡Oh! ¡Wow! Me sorprende gratamente, quiere decir que el plan que estaba por proponerle..., me ha ganado en iniciativa. Cuente con esa identificación, cuando la tenga le enviaré la dirección para que la recoja.


Maldigo el día que te conocíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora