Capítulo 9.ELLA

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¡Me sentía tan bien! A pesar de estar con un hombro herido por el último enfrentamiento. No había parado de reír en horas, Shippou era el más divertido de todos, las lobas lo adoraban y lo mimaban, se sentía todo un cazanova. Las lobas habían venido a casa ya que Koga había ordenado hacer perímetros de vigilancia, debido a que últimamente teníamos constantes visitas de monstruos.

Las lobas eran bellísimas, todas estaban sentadas en el suelo platicando, mientras Lovin me provocaba uno que otro gesto al atender mi herida, me sentía como en la pijamada normal que nunca tuve en casa, bueno normal entre comillas. Sin embargo las lobas hablaban de los lobos como adolescentes normales, se carcajeaban de nervios, se sonrojaban y suspiraban, la mayoría de ellas ya me llamaba Kagome a secas, la única que dudaba aun era Lovin, a pesar de ser la primera en hablarme.

Antes de conocerlas a todas temía que no me aceptaran, pero al parecer eso no era un problema; todas habían escuchado como habíamos luchado contra las aves de paraíso hace un tiempo, y el rumor corrió por la región y por cada una de las manadas. Así que el que fuera una humana no les molestaba, al menos no a toda.

Un pequeño grupo de lobos se había molestado el día de la mi bienvenida, cuatro para ser exactos. A pesar de todo ellos inclinaron la cabeza cuando pasábamos juntos Koga y yo. 

Rayos, eso había sido incomodo, parecía como si estuviéramos en una fiesta lobuna de compromiso, tenía que hablar con Koga de esto.

—Señora...

—Lovin en verdad, puedes decirme solo Kagome....—La loba mordió su labio dudando,—quiero que seamos amigas- ella me sonrió, yo no perdería la esperanza de borrar ese horrible "señora" de su boca... me hacia sentir muy vieja para mi edad.

Por un lado lo entendía. 

Una de las lobas me había contado que era la forma en que vestía, de lo cual se encargaba Koga quien me había estado regalando vestidos y ropa blanca, al parecer ese detalle era lo que de momento me imponía como un alfa en la manada, por eso tanto ellas como el resto de la manada me respetaban, algo así como un código entre demonios, por eso los lobos revoltosos no tuvieron otro remedio que respetarme en vez de aventarse sobre mi yugular. 

El padre de Lovin siempre había sido muy estricto con ella y sus hermanos, inculcándole honor al servicio de Koga, por lo tanto se le dificultaba "faltar a ese honor". También escuche algo a cerca de una boda pero supongo que no entraba en este caso, estaba segura de que si Koga había hecho todo esto había sido para protegerme.

—Señ... Kagome, los monstruos están alterados por tu presencia ¿no crees?

—Supongo que es por que ya se sabe que me separe del otro grupo.

—Es verdad—dijo emocionada una loba rubia ojiazul,—todo quien se ha acercado a ustedes ha perecido en manos de ambos... eso es taaaan romántico, ojalá Hakkaku y yo pudiéramos luchar así, ¡juntos!—dijo derritiéndose en el suelo con una mano en la frente fingiendo desmayarse y haciendo caras bobas de enamorada. Todas soltaron risitas avergonzadas.

—¡Auch!

—Lo siento, Kagome...—dijo mortificada

—No te preocupes- le sonreí. Por fin me había llamado Kagome, vamos progresando.

—¿Estas bien Kagome? 

—Si Lovin—mentí—estoy bien, lo lamento, puedes continuar- me dolía demasiado, pero no podía estarme quejando todo el tiempo.

—No, esta bien, ya he terminado... sabes la herida es muy profunda, incluso para un demonio como nosotros. ¿estas segura de que te encuentras bien?

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