Capítulo 25.

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Sentí claramente como mis pies se despegaban del suelo y luego, como el viento golpeaba mi piel a la intemperie... mi corazón latía a millas por segundo, tanto que sentía las sienes latiendo en mi cabeza.

El miedo se estaba apoderando de mi, sobre todo al estar en la oscuridad... otro cuerpo estaba pegado al mío... era quien en me había tomado en sus manos, en mi cabeza se sentía como algo me presionaba ligeramente... ¿qué me estaban haciendo?

Mis pies descalzos tocaron la tierra y el césped lentamente mientras el viento bajaba su ritmo... sentí una respiración en mi oído pero no me moví ya que el miedo me había paralizado.

—¿Me temes?—era un susurro pegado en mi oído, pero fue un susurro tan delicioso que en cuanto reconocí su voz todo mi temor se esfumó... me gire para verlo, y sentí como si hubieran pasado días suficientes para extrañarlo... cosa extraña ya que era la persona con la que menos pasaba tiempo. 

—Debería.. —dije como afirmación dándome la vuelta para hacerle frente, y pensar que eso, era algo que me había estado diciendo durante mi tiempo en casa. 

Yo debía temerle a Sesshomaru, era un bárbaro, despiadado, era un demonio que odiaba a los humanos, pero por alguna razón no podía temerle al grado de huir de él, incluso sentía que ya no podría alejarme de él en un largo tiempo. 

Levanté mi mano, para quitarme la tentación que he tenido desde que lo conocí, quería tocar su hermoso rostro de ángel caído, el tensó su mandíbula y yo me limite a hundirme en su mirada, mi mano llego hasta su mejilla y el cerro los ojos como si temiera a mi contacto.

Rocé su mejilla con mi palma casi poniéndome de puntitas debido a su altura, y él ladeo su cabeza para recargarse en mi mano.

—Dime.. ¿qué es esto?—seguía hablando en un susurro que contenía un gruñido, como si temiera que alguien nos escuchara. Yo no podía ni siquiera hablar, así que hable con el mismo volumen de voz sin querer.

—¿De que hablas? 

—¿Esto es a lo que llaman amor?, Estas sensaciones que queman todo lo que soy...

Me quedé perpleja al escuchar su susurro lleno de desesperación.... Levantó su mano y toco mi cara abriendo los ojos, alzó mi rostro para que nos fijáramos el uno al otro y todo mi interior vibró como si una energía desconocida se apoderara de mi... por Dios que era todo esto...

—¿Qué?—solté incrédula

—Cada que te veo... tengo sensaciones que nunca, en todos mis años he sentido—dijo molesto y apretando la mandíbula, pero aun así parecía tranquilo, como si se estuviera desahogando...—Cada que te veo con ese semi demonio quiero matarlo...

—P...

—NO.—me calló. 

Comenzaba a perder el control y volvía a tener una mirada llena de locura pero volteo hacia otro lado fijándose en la nada—¡es frustrante!, no puedo manejarlo, porque sé que si lo daño te daño a ti y eso solo me hace desear matarlo con más ganas.

Nunca había visto a un demonio perder el control, a pesar de eso se veía serio, resistiéndose a todo lo que tenia en su mente.

—Porque no puedo matarte, porque siento tantas cosas con el simple hecho de pensar que salgas herida. Soy un demonio, yo no tengo sentimientos. ¿qué eres para mi? si para mi raza solo son un pedazo de carne...

—Yo... no sé que decir...

—Dime que mate a ese lobo... pídemelo—me rogaba, con su voz en un gruñido entre sus dientes. ¿Koga?—es la única manera en la que podría asesinarlo; sabiendo que esos son tus deseos—apretó sus puños y de un segundo a otro me tomo de mis muñecas, yo lo único que pude hacer fue levantar mis brazos para protegerme.—¡¿Realmente estas pensando en unirte a ese lobo?!—sus ojos se veían fuera de órbita y eran mas fríos que antes—Debes de ser estúpida para siquiera pensarlo.

Destinos DistintosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora