Capítulo 33. EL

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 ¡Ay esto ya me estaba desesperando! parecía que era un juego, según Kikyo, Kagome por fin se había detenido, así que nos dirigíamos hacia donde estaba, sigo sin entender porque Kikyo parecía más preocupada por salvar a Kagome que por matar a Naraku, a pesar de que le he preguntado ella se rehúsa a que sea así.

Kagura había quedado atrás, seguramente a propósito ya que ella ya nos ha dado señas de estar de nuestra parte, si no al menos no estaba del lado de Naraku.

Comencé a percibir el olor a la sangre de Kagome, a veneno y a Sesshomaru, seguramente el ya debía de haber llegado a su lado, extrañamente eso me hizo sentir mejor. "¿quién lo diría?"

Había un campo de protección en media luna con un cuerpo dentro, y Onigumo golpeaba el exterior tratando de debilitarlo, había esperado ver a Sesshomaru cerca pero no lo vi por ninguna parte, mis ojos se abrieron como platos al reconocer la túnica de mi medio hermano ensangrentada aun por mi sangre, dentro del campo. Era Kagome, y estaba muy débil sin embargo aun estaba consiente o de lo contrario el campo ya habría desaparecido.

-¡Inuyasha bájame!-me gritó Kikyo.

-¿Qué planeas hacer?

-Ayudarla, -Kikyo... pensé y asentí con la cabeza.

-¡Kagome!-grité para que supiera que estaría todo bien ahora, ella medio se movió levantando la cabeza a duras penas. Nos vió y sonrió... La imagine claramente diciendo "al fin" y calló inconsciente haciendo que desapareciera el campo que la mantenía a salvo. Kikyo se apresuró a Kagome levantando uno nuevo protegiéndose del infeliz que las asechaba.

-¡Eres tu!- dijo el sujeto con ojos esperanzados al por fin tener a su mujer añorada frente a él. "Ni creas, infeliz que dejare que te acerques a alguna de ellas". Ambas eran mías.

-¡Garras de acero!- herí al tipo haciéndolo retroceder, y aproveche su descontrol para volver a atacarle, lo acorrale al instante, evidentemente Kikyo era un buen distractór a mi favor. Estaba indefenso ya que su mente no se encontraba en la pelea, será algo sencillo matarlo.

De pronto un maisma distinto se presentó en la batalla, uno más oscuro y penetrante.

-Coff... coff...-Kikyo comenzó a toser, resintiendo el cambio de veneno- Inuyasha, no puedo... contenerlo..., este veneno es.... muy fuerte, su aura es... demasiado... para mi...- Kikyo comenzó a caer como si el campó pesara toneladas para su cuerpo.

-Kikyo... deberías de estar de mi lado, solo imagina tu futuro...-dijo burlón el desgraciado de Naraku haciéndose presente por fin- Tu... con tu amado Inuyasha....

-No... no lo haré... no permitiré... que vuelvas a... salirte con la tuya... no te dejaré-su voz no era elevada, pero el coraje era palpable en cada palabra, y yo... no podía ayudarla, el campo la protegía incluso de mi –no, dejaré que vuelvas a repetir mi historia, ni tampoco que vuelvas a herir a Inuyasha, el me pertenece... y no lo merece... -Kikyo... ella al igual que Kagome se sacrificaba ahora, todo por mi... ¡¿Que cabeza tengo?! ¿qué a caso yo solo sabía dañar a quien me amaba?

-Naraku se materializó por completo y se burlo a carcajadas de sus palabras, el veneno aumentó, lo sentí en una picazón dolorosa en mi nariz, pero eso n o me importaba, por que frente a mi tenía a las dos mujeres que amaba muriendo y ¡tenía que actuara de inmediato!

Onigumo comenzó a reincorporarse y al instante Naraku se acerco a el entrando en contacto con su pecho y atravesándolo con uno de sus huesos haciéndolo gritar.

El maldito infeliz vino a reabsorberlo antes de que yo lo matara. Quise atacarlos otra vez pero Naraku era astuto y cada que él notaba que lo atacaría se defendía levantando un campos momentáneos.

Destinos DistintosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora