Capítulo 16. EL

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—¡No puedo creer que Kagome...—Sango cayó en lagrimas en el regazo de Miroku.

—Entonces...¿Kagome se rindió? No, no, ¡Waaa!—Shippou también rompió a llorar desconsolado.

—¡Ay ya CALLENSE!—Koga y yo también gritamos al unisón—últimamente teníamos mas cosas en común que nunca. El chico parecía un monigote de tinta blanca y yo, bueno yo, ni siquiera sabía como me veía. 

—A un no es seguro nada, no sean tontos, ¡¡Kagome nunca se rendiría!!—no sé de donde saque fuerza para hablar tranquilo, pero era lo mejor que podía hacer. 

Ellos ya se encargaban de hacer demasiado dramática la situación como para que yo hiciera segunda.

—Ella... ella tenía demasiadas cosas negativas en la cabeza... In...u...ya...sha... —Sango no podía ni hablar bien al llorar de una manera desgarradora, Miroku solo se limitaba a limpiar sus lagrimas y acariciarle la cabeza, increíble, un monje pervertido actuando como un monje real...—Si ella... no nos había... dicho nada del...ataque... era porque... porque... ella ...ya se había resignado...

—Te he dicho que te calles—la zarandee por los hombros—ella no se va a rendir entiéndelo—ella no podía hacerlo, no podía ser que ella diera por perdido todo antes de comenzar a luchar. 

—En... entonces... ¿porque no despierta?—los marrones ojos de sango estaban rojos e hinchados de tanto llorar y como todos, bajo sus ojos tenia unas horrendas bolsas púrpuras por la falta de sueño.

—No lo se—dije más tranquilo—pero ella debe de estar bien—la solté y tomé el camino a la laguna dejándolos a todos en la choza de Jinenji.

"Tiene que estar bien"

La laguna permanecía inmóvil, como si fuera un enorme espejo de cristal, un cristal que conservaba su cuerpo. Me aterraba pensarlo pero era como si ella estuviera bajo una tumba de cristal que la hacía monumento...

Llegué la orilla de la laguna y ahí estaba, pálida como un la porcelana con sus ojos cerrados y una máscara de paz. 

"Vuelve Kagome... por favor... perdóname"

La vergüenza me invadió... ella nos había visto, nos vio a Kikyo y a mi desbordándonos de pasión... recordé su rostro cuando Sesshomaru la llevo en brazos, cuando me rechazo, ella sufría por culpa mía y yo no sabía, y encima de todo la trate horrible.

"Kagome, perdóname... perdóname por favor..."

—¡PERDONAME!—las piernas me fallaron y caí sobre mis rodillas y puños.

—Que patético eres—me sentía tan cansado que con solo escuchar la arrogante voz del demonio alvino quise dar media vuelta e ignorarlo—lloras por lo que tu mismo causaste.

—No estoy llorando.

Sesshomaru se mantuvo frente a mi ¿qué buscaba aquí? ¿provocarme? Si era así nada de lo que dijera podía hacerme sentir peor.

—¿Qué es lo que buscas Sesshomaru? ¿por qué nos ayudas? ¿qué es lo que buscas?

—¿Ayudarlos?, no seas ridículo

—¿Qué? Entonces, ¿que es lo que haces aquí? ¿Eh? ¡Habla!

—No tengo que darte explicaciones—dio media vuelta disponiéndose a irse—yo hago lo que me place.

—Si que lo tienes, Tienes que dar muchas explicaciones—él sabía a que me refería, al creer que ella moriría no dudó en darle su sangre. Los demonios no hacen eso y mucho menos con personas. Sobre todo el que le tenia repulsión a los humanos—Tu no salvas humanos.

Destinos DistintosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora