Capítulo 18. ELLA

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Todo era tan cálido y brillante, la paz de este lugar era tan acogedora que podría quedarme eternamente, aun así algo me decía que me esperaban en otro lado.

"Estaré esperando a que vuelvas... Si no lo haces he prometido matar al lobo y al inepto de Inuyasha"

¿Por qué recordaba esas palabras? ¿quien lo había dicho? Definitivamente no permitiría que eso pasara, pero no entendía porque me llamaba tanto la atención esa voz.

Conociéndome estaría muy preocupada por Koga e Inuyasha pero este lugar me envolvía deslindándome de todas mis preocupaciones...

Quedarme aquí para siempre no sonaba tan mal...

"Esperaré a que vuelvas", con esas palabras vinieron a mi unos ojos fríos que me derritieron por dentro, un rostro pálido y serio que me hizo sentir añoranza... ese hombre... ¿quién...? Ahora recuerdo... no puedo quedarme, tengo que volver a ver ese rostro, tengo que tocarlo una vez mas, al menos una vez mas tengo que sentir esa piel y tengo que perderme en esos ojos, tengo que resolver estos sentimientos que no sé en que momento habían nacido, pero sobre todo que no sé que significan.

La luz se apago y la paz que había se esfumó en un instante, sentí como si algo se succionara y escuché murmullos ¿qué era eso?... Recordé lo que había sentido antes de caer en esa paz absoluta, me había sentido desesperada.

Ahora sentía una quemazón en mis pulmones, como si estuvieran secos, traté de respirar pero no pude... me ahogaba.. ¡No!... Quería esa paz de vuelta... algo retumbo levemente en mi pecho y me tome de esa fuerza para intentar respirar de nuevo...

El oxigeno entró tan de golpe a mi cerebro, sangre y pulmones que dolió, mi conciencia regresó poco a poco cayendo en la cuenta de que estaba sentada frente a varios desconocidos... todo daba vueltas y la luz lastimaba mis ojos.

—¡Coff... coff... coff...! ¿Qué...—mi voz se apelmazo en mi garganta, tenía mucha sed...

Volví a ver a mi alrededor y reconocí a todos mis amigos frente a mi, uno a uno con sonrisas en sus rostros. Vi a Jinenji sentado al lado de su madre y al final me encontré con el rostro de Inuyasha, sus ojos se iluminaron y sin previo aviso me abrazó, había olvidado lo bien que olía, lo sentía acariciar mi cabello suspirando profundamente.

Levanté mi mirada y desde el hombro de Inuyasha me cruce con una gélida mirada, su rostro estaba lleno de seriedad.

El parecía una gloriosa estatua de mármol tallado, ahí parado en la entrada.

"Dios..." se veía tan...el tacto de la mano de Inuyasha en mi espalda hizo que de mala gana desviara mi atención. La había sentido tan tibia... como si... mi ropa no se interpusiera entre ambas pieles... "oh, maldición"

—¡¡Quítate perro, también quiero abrazarla!!

—¡¡Pues fórmate torpe!!

—Inu...yasha...—mi saliva se sentía espesa y mi garganta pegajosa, dificultando que hablara. Me dolía como si tuviera un resfrío.

—¿Qué pasa Kagome? ¿cómo te sientes?

—Avergonzada...

—Tonta, ¿por qué? No tienes porque sentirte así...

—Inuyasha... me... abrazas desnuda...—sentí como se tensaba y me soltaba, tomando rápidamente la tela queque tenía en mis pierna cubriéndome mi cuerpo expuesto... que vergüenza, espero que nadie lo haya notado.

Voltee esperando a encontrarme nuevamente son sus ojos pero el ya no estaba ahí.

—Yo... b... bueno, iré por más leña... y por algo de comer... seguro.. debes tener hambre.—Inuyasha se quedó pensativo un instante antes de salir, viendo a donde antes se encontraba su hermano.

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