Capítulo 21. EL.

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Tenía a penas un día de haberse marchado, y lo único que yo quería era ir por ella y traerla aunque fuera a rastras, pero Sango no me lo permitía.

Todos estaban confabulando en mi contra, creyendo que no me daba cuenta, cuando en verdad solo les seguía la corriente. Habíamos estado visitando aldeas en donde se rumoraban apariciones de espíritus malignos

"Como siempre haciendo labor social para personas".

En fin que más daba, esto en parte funcionaba y me mantenía la mente distraída.

—¡Vórtice!—Miroku absorbió los restos de un enjambre de termitas come carne que habían hecho destrozos en una de las aldeas, yo solo me limite a agitar mis garras una ultima vez para exterminar el ultimo nido.

—Hace tiempo que no me sentía tan relajado... oh, vaya, vaya...

Una joven se acercaba a nosotros corriendo, no podría decir si era muy hermosa pero era bonita y joven

—Hermosa señorita, es un placer para mis ojos ver algo tan majestuoso como su presencia...

"Aquí vamos de nuevo" Miroku tomó las manos de la joven besándolas

—Yo...—dijo sonrojada—vengo de parte de los aldeanos, queremos agradecerles por librarnos de esa plaga tan horrenda que invadió nuestra aldea, y nuestro señor los ha pedido como invitados de honor a su palacio.

—Dígale a su señor, que nosotros estaremos encantados de acompañarlo—la voz de Miroku era de lo más audaz que el podía fingir—sin embargo, me pregunto si usted me aceptaría como invitado de honor a sus aposentos mi bella dama.

Una piedra salió volando de algún lugar cayendo en la frente de Miroku con fuerza y dejándole una enorme inflamación en la frente.

—¡Ay! Lo lamento quería darle a una serpiente que pasaba tras de usted monje que mala puntería la mía.—dijo sango fingiendo preocupación.

Miroku, Miroku... Tanto tiempo y no aprendes... ¿a caso Sango y no tenía otros pretextos? ¿mala puntería? Una exterminadora como ella, ja si claro.

La joven nos guió hasta el enorme palacio de un terrateniente, hasta una amplia habitación en la cual había comida a llenar, geishas, y aldeanos...

No tenía hambre, y lo único que estaba haciendo para distraerme era picar el arroz de mi plato.

—La extrañas mucho cierto Inuyasha...—Sango se había acercado a mi y yo solo me limité a sonrojarme.

¿Extrañarla? Claro que la extrañaba, no era como si no la hubiera tenido alejada de mi demasiado tiempo con un horrendo temor a no verla nunca más... ¿o si? Pero Sango era muy observadora y a demás, era una persona en quien confiaba... las personas le llaman algo así como la mejor amiga.

—Lo que no entiendo es, por qué no me permitió ir con ella.

—A mi no me sorprende. Después de todo ella aun sigue distanciada de ti ¿o no?

—Ahora que lo dices ella aun sigue algo alejada, creí que se le habría pasado el enojo o algo así.

—Ella ya no está molesta, ni sentida, solo esta pasando por la etapa de superarte Inuyasha.

¿Superarme? No me gustaba ni un poquito como sonaba eso.

—Te refieres a dejar de quererme...

—Mmm... no, dudo que eso pueda llegar a ocurrir, pero sabe que no estarán juntos. Ahora yo tengo una pregunta para ti. —me vio con ojos calculadores—¿Qué es lo que busca Sesshomaru de todo esto?

Destinos DistintosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora