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E n z o

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E n z o

La molestosa luz del dia se cola por la ventana y me hace fruncir el ceño, aún con los ojos cerrados, sin evitarlo estiro mi brazo, buscando a Mia y un gruñido escapa de mis labios al solo sentir colchon y sabanas. Lentamente abro los ojos y me doy cuenta de que no hay rastro de la castaña por ningun lado.

Me incorporo, sentándome en la cama y despues de restregar mis ojos con las manos, parpadeo y por fin decido recorrer la habitacion, buscando a Mia por todos lados. Al no verla, carraspeo un poco, antes de llamarla, pero alguien me quita la palabra.

—¡Enzo! ¡Hijo de puta! —¿Ese es Matias? —¿Donde carajo estas?

Su voz suena a lo lejos y decido ponerme de pie, más aún cuando la dulce voz de Mia tambien se escucha.

—Matias... ¿Que haces aqui? Calmate.

Pero, Matias la ignora y sigue gritando mi nombre. Maldita sea. Se que aún estoy en boxer por lo que me apresuro a ponerme el jean y decido buscar mi remera para hacer lo mismo, pero, la puerta de la habitacion se abre de golpe.

Frente a mi se encuentra Matias, tiene el rostro rojo, completamente furioso. Como si fuera a explotar. Sus ojos me recorren de pies a cabeza y niega con frustracion. Mi vista va hacía Mia, quien esta detrás de Matias, y me relamo los labios al ver que es ella quien tiene mi remera.

No. lleva. nada. más.

Esta básicamente semidesnuda. Mi remera apenas le roza los muslos. A simple vista se notan las marcas de mis dedos en su piernas y sus brazos. Agradezco que su cabello sea lo suficientemente largo como para que pueda cubrir los chupetones en su cuello. No hace falta calcular para saber lo mucho que Matias quiere cerrarme el orto a piñas.

—Matias...

Mia arrastra las palabras, de manera suave, como si quisiera tranquilizar a Recalt.

—¿Me podes explicar que es esto? —Matias la ignora y me habla a mi, de manera dura, con la voz rasposa.

—Mia es mi novia.

Y se siente tan irreal decir eso. Como si fuera un chiquillo de 15 años, mi corazón bombea con fuerza. Pero me mantengo firme y con el mentón en alto, mirando a Matias. Él da un paso hacía mi, incrédulo.

Adicciones, entre otras cosas; Enzo VogrincicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora