No sé en qué momento sucedió realmente. Fue extraño, ese día fue realmente extraño para mí, y lo sentí tan irreal que de verdad crei que simplemente estaba alucinando, pero no era así.
Había caído ante las garras del demonio e intentado huir, escapar a toda costa del futuro que me esperaba, pero algo en el provocaba que apesar de todos mis esfuerzos siempre me lo cruzará frente a mi, y que al final del día tuviera que simplemente rendirme ante un poder tan abrupto que me agobiaba y evitaba que pudiera respirar en paz.
Fue en realidad rápido. Su aura oscura y fuerte me rodeo, sentí su aliento chocar contra mi cuello, y como sus ojos azules se posaban con fuerza sobre los míos, obligando que me doblegará ante su poder.
— No te resistas. —Me había dicho, mientras sus manos rodeaban mi cintura y me atraía con más fuerza hacia su cuerpo. —No tienes salida. Sin importar a dónde vayas yo estaré ahí, observando cada movimiento; porque haz sido elegido por mi, y no cambiaré de opinión ante tal oportunidad.
No entendia nada. Un aliento frío salía de mi boca, mientras cerraba mis ojos con fuerza y sentía sus manos heladas acariciar mis brazos desnudos, en como sus uñas largas y puntiagudas se clavaban con lentitud en mi piel.
—Eres mio, de mi completa pertenencia, y ahora harás lo que yo te pido.
Un suspiro de temor había salido de mis labios, mientras cerraba nuevamente mis ojos y simplemente me dejaba llevar por aquel cautivador y lujurioso tono de voz.
Fue extraño, porque apesar de la situación, la curiosidad y extraña atracción cubría por completo mi miedo hacia el.
— Ahora, obedece mis órdenes, humano.
Suspire, abrí mis ojos y observé su rostro cerca del mío, después, mi mirada bajo lentamente por su vestimenta negra. Era el típico kimono, pero absolutamente negro, y eso me resultó mucho más extraño, ya que nuestra vestimenta era diferente a aquella.
— ¿Eres japones? — Me atreví a preguntar. Una risa sarcástica salió de sus labios.
— Que me hayas dirigido la palabra es solo una prueba más de lo perteneciente que eres a mi. Y respondiendo tu pregunta... Soy todo lo que puedes imaginar. No tengo nacionalidad, pero eso no significa que no pueda vestirme como me plazca.
No pregunte nada más, y en cambio, mi visión se torno completamente oscura.
Después de eso lo que recuerdo son imágenes muy distorsionadas y borrosas, pero se que fui dirigido a una pequeña cabaña que quedaba en el interior de una gigante cueva, también recuerdo la fría madera chocar contra mi espalda desnuda, y después, todo se volvió mucho más confuso.
Jadeos extraños salían de mis labios, mientras sentía un tacto frío como un cubo de hielo recorrer mi cuerpo, mi respiración era agitada y mi cuerpo dolía, era como si me hubieran inyectado o dado a consumir algún tipo de planta medicinal que ayudaba a calmar el dolor, a dormirnos por completo o a dejarnos en medio de un extraño sueño, dónde estamos despiertos pero no lo suficiente para ser conciente de lo que pasa a nuestro alrededor.
Y por último, recuerdo su voz susurrarme al oido palabras que no recuerdo, era como si me ordenara algo, pero mi mente estaba tan nublada en aquellas extrañas sensaciones que no pude interpretar de forma correcta aquellas palabras.
Cerré mis ojos completamente perdido, y sin importar en la situación en la que me encontraba me dispuse a dormir para ignorar mi cuerpo pesado y aquel movimiento que había creado ese hombre que lograron dejarme como una persona adicta al soju.
La mañana siguiente todo fue mucho más extraño. Mis ojos se habían abierto con cuidado y pereza, y mientras intentaba enfocar mejor mi visión borrosa senti un pequeño movimiento a mis pies. Cuando fije mi vista en aquel lugar, una espalda ancha y pálida fue lo primero que ví, pero después lo que llamo por completo la atención de todo mi campo de visión fueron aquellas alas negras que descansaban. El leve viento que se escabullia por la entrada de la cueva daba movilidad a las oscuras plumas, mientras una sorpresa y curiosidad me invadía más al ver cómo no eran de mentira, pues parecían estar completamente adheridas a su piel. Podía ver cómo el pequeño tronco que sostenía las alas se aferraban a la palidez de su espalda.
Sentía la necesidad de gritar y preocuparme por estar completamente cautivo y sin entender que sucedia, pero mi cerebro no podía funcionar bien en ese momento, y en cambio seguia sintiéndome mucho mas controlado por alguien.
Cuando intenté incorporarme un jadeo de dolor salió de mis labios. Sentía como si millones de personas hubieran pisoteado todo mi cuerpo, y aquel sonido que expulse llamo por completo la atención de aquel hombre frente a mi.
Nuevamente sus ojos azules electrizantes se posaron en mi rostro, tenía una expresión calmada pero que te había doblegar, como si mi propia alma supiera que aquel sujeto era mucho más fuerte que yo.
Después, intente esquivar su mirada, baje mi cabeza y pude notar entonces mi desnudez. Estaba cubierto gracias a un sabana que parecía haber sido tejida con seda, pero era mucho mejor que eso.
Aquel sujeto se movió, y entonces mi atención volvió a el. Pude ver cómo se ponía de pie, su cuerpo desnudo y pálido lograban solo ponerme mucho más nervioso.
— De ahora en adelante aquí viviras. — Susurro con voz autoritaria, mientras se acomodaba nuevamente su kimono.
— P-pero no puedo hacer eso. Tengo que volver con mis padres y hermanos, ellos deben estar muy preocupados por-
— No lo harás. — Me interrumpio, se giro hacia mi y me observo con ojos vacíos. —Ahora eres de mi propiedad. Si alguien se llega a enterar que vas a engendrar a los hijos del rey del Inframundo no dudarán un segundo en lanzarte a la hoguera y llamarte brujo. Ahora tienes completamente prohibido relacionarte con otro humano.
— Pero yo-
— Si no quieres ese triste y doloroso final espero que te absténgas a salir de aquí.
Y sin decir nada más, salió de aquel lugar, dejándome completamente confundido, agobiado y atemorizado.
Horas después, recuerdo haberme puesto de pie, decidido a salir de aquel lugar y no doblegarme tan fácilmente ante las palabras de un desconocido que simplemente me había puesto cautivo en un extraña cueva. Cuando mire al exterior ya era bastante tarde, el sol se estaba escondiendo y comenzaban a escucharse los grillos y ranas cantar con fuerza. Mi cuerpo débil comenzó a resistirse ante cualquier indicio de simplemente caer y rendirme, y aún con mi ropa rasgada, colándose el frío por dentro y calando hasta el interior de mis huesos, aún ante todas las advertencias no me detuve.
Entonces, caí. Una roca me hizo tropezar, pues fue casi imposible verla en aquella oscuridad, solté un grito de temor y mi cuerpo rodo por la colina abajo. Sentía como las ramas rasgaban mi piel, en como las piedras golpeaban mis huesos, los charcos de agua manchaban mi destruida ropa, y por fin mi cuerpo se detenía al terminar de rodar.
Gemi con dolor, intentando incorporarme y seguir mi camino en busca de ayuda, con miedo a simplemente morir ante los golpes sin asistencia médica, pero mi cuerpo se rehusaba a colaborar, completamente roto y agotado.
Aprete con fuerza el césped bajo mis manos, mientras una lágrima de dolor se deslizaba por mis mejillas, y cuando por fin me entregué a aquel destino, el culpable de todas esas cosas aparecio frente a mi.
Me observo en silencio, escaneando mi cuerpo tendido en el césped, mientras sus llamas azules iluminaban a nuestro alrededor.
— Estoy seguro que me escuchaste y entendiste lo que te expliqué. — Me hablo segundos después, mientras su ceño se fruncía y el tono de su voz se hacia mucho más profunda y grave, como si demostrará lo enojado que estaba atraves de esta. — Humano estúpido. Todos los de su especie se creen más inteligentes y fuertes, pero no son más que una especie invasora que se utilizan entre si para crear fuerzas y destruirse entre ustedes.
No dije nada, incluso me era imposible hablar ante el dolor. El entendió que no iba a responder a esto, y entonces tomo uno de mis brazos, arrastrándose con fuerza.
— B-basta. — Balbucee con dolor. — Esto m-me duele.
— Debiste haber pensado en eso antes de desobedecer.
— P-por favor. No resistiré el d-olor si haces esto. S-solo ayúdame y prometo no volver a contradecir t-tus órdenes.
El se detuvo, una escalofriante sonrisa se formó en sus labios.
— Que así sea. — Susurro más para el mismo, mientras las llamas azules rodeaban mi cuerpo y entonces me transportaban hasta la cueva nuevamente.
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HOLOCAUSTO // HYUNLIX
FanfictionDónde HyunJin es el rey del Inframundo, el cual está en busca de una persona completamente digna a sus caprichos que pueda concebir a su próximo heredero. O donde Lee Felix es el encargado de dar a luz a los hijos del rey demonio.