Los días en la cueva habían sido más tranquilos de lo que había esperado. La vida en nuestro refugio, lejos de la presión y la angustia del pueblo, nos había permitido hallar un ritmo sereno. La cueva, que antes había sido un lugar de desolación y tensión, ahora se había transformado en un hogar cálido y protector para nuestra pequeña familia. Los bebés, Kai y Leila, estaban creciendo felices y saludables, sus risas y juegos llenaban el aire de una alegría que no habíamos conocido en mucho tiempo.
Una tarde, mientras observaba a los niños jugar cerca de la entrada de la cueva, HyunJin se acercó y se sentó a mi lado. Había algo en su mirada que indicaba que tenía algo en mente, y al instante supe que el tema que estaba a punto de tocar no sería sencillo.
—Felix —comenzó, su tono serio y medido—, he estado pensando en el futuro. Quiero hablar contigo sobre el plan que tenia para los bebés. Sabes que no tienen sangre demoníaca, y eso cambia muchas cosas.
Volteé hacia él, sintiendo una mezcla de preocupación y resignación. Los meses que habíamos pasado juntos, construyendo nuestra vida en la cueva, me habían permitido empezar a soñar con una existencia más simple, más pacífica. La perspectiva de enfrentar de nuevo las oscuras intrigas del mundo demoníaco no era algo que me entusiasmara.
—HyunJin, —le respondí—, ya no me importa lo que pase con el plan. Lo único que quiero es vivir en paz con nuestra familia. Quiero que Kai y Leila crezcan en un lugar donde no tengan que temer por sus vidas, ni enfrentar las presiones que tú y yo enfrentamos.
HyunJin me miró fijamente, su expresión era una mezcla de sorpresa y comprensión. Sabía que mi deseo de normalidad y paz era sincero, pero también entendía que la realidad del mundo demoníaco podía no ser tan simple de manejar.
—Lo entiendo, —dijo finalmente—, pero debo aclararte que aunque no tengas la intención de involucrarte en los planes futuros, la realidad es que el mundo demoníaco no se olvidará de ellos tan fácilmente. Aun así, me comprometo a resolver esto a mi manera. Haré todo lo posible para que vivas la vida que deseas, sin que te preocupes por estas complicaciones.
Su promesa era tranquilizadora, pero no completamente reconfortante. La idea de que el mundo demoníaco pudiera volver a afectar a nuestra vida en el futuro siempre estaría presente en mi mente. Aun así, el compromiso de HyunJin de protegernos me daba un sentido de seguridad que no había tenido antes.
Mientras discutíamos estos temas, Kai y Leila seguían jugando, sus risas llenaban la cueva de un sentido de normalidad y felicidad que era un bálsamo para el estrés de los últimos tiempos. Sin embargo, en un momento de silencio, noté un resplandor inusual en la piel de los bebés. Me fijé más de cerca y vi algo que me hizo contener la respiración: unas débiles llamas azules comenzaron a envolverlos.
—HyunJin, mira esto —le dije, con la voz llena de asombro y algo de temor—. ¿Qué está pasando?
Las llamas azules que rodeaban a nuestros hijos eran inusuales, y no podía apartar la vista de esa misteriosa luz.
HyunJin estaba arrodillado frente a los bebés, observando el fenómeno con una mezcla de asombro y entusiasmo. Sus ojos, usualmente tan imponentes y calculadores, brillaban ahora con una intensidad que no podía ignorar. El orgullo en su rostro era evidente, y no podía dejar de sentir una punzada de ansiedad ante la realidad de lo que significaba esta revelación.
—Esto... —HyunJin murmuró, su voz cargada de una fascinación palpable—. Esto no debería estar pasando. Creí que ninguno de ellos había heredado habilidades demoníacas.
Sus palabras resonaban en el aire, cargadas de una incredulidad que reflejaba mi propia preocupación. Me acerqué, intentando entender lo que significaba para nuestra familia, pero la creciente llama azul solo intensificaba mi temor.
ESTÁS LEYENDO
HOLOCAUSTO // HYUNLIX
FanficDónde HyunJin es el rey del Inframundo, el cual está en busca de una persona completamente digna a sus caprichos que pueda concebir a su próximo heredero. O donde Lee Felix es el encargado de dar a luz a los hijos del rey demonio.