La noche había sido una tormenta de caos y desesperación, pero al amanecer, el primer rayo de luz parecía ofrecer una promesa de redención. El pueblo había amanecido en un estado de calma tensa, aún recuperándose del terror de la víspera. Felix se encontraba en una de las casas del pueblo, cuidadosamente acomodado en una cama mientras los aldeanos se ocupaban de atender a los bebés, Kai y Leila, en una habitación cercana.
A medida que el sol ascendía, sus rayos comenzaban a llenar la habitación de una luz cálida, ofreciendo un respiro a la fría y tormentosa noche que habíamos vivido. Me mantuve vigilante, esperando con ansias el momento en que Felix despertara. Cada minuto parecía una eternidad mientras observaba cada cambio en su expresión, mi corazón palpitando con una mezcla de preocupación y esperanza.
Finalmente, Felix comenzó a moverse lentamente. Sus ojos se abrieron con esfuerzo, y al encontrarse con los míos, vi el alivio y la confusión en su mirada.
—Felix— murmuré con una voz cargada de preocupación y alivio. —Estás despierto.
Felix giró lentamente la cabeza hacia donde estaba, sus ojos cansados y aún llenos de dolor se encontraron con los míos. La pregunta en su mirada era clara, y no necesitaba palabras para entender lo que quería saber. Aun así, intenté tranquilizarlo con una respuesta.
—¿Cómo están los bebés?— su voz era un susurro casi inaudible, pero la preocupación en su tono era evidente.
Me incliné más cerca, tratando de transmitirle tranquilidad. —Los bebés están bien. Están aquí, seguros y cuidados. Kai y Leila están en una cuna cercana. No tienes que preocuparte por ellos.
Felix intentó sonreír, pero el dolor en su rostro hizo que la expresión fuera más una mueca de esfuerzo. —Eso es… un alivio. No quiero que les pase nada.
El peso de sus palabras me recordó lo vulnerable que había sido la noche anterior. Observaba cómo las marcas de dolor y agotamiento eran evidentes en su rostro. Quería que supiera que estaba aquí para él, para protegerlo, y que cualquier daño que hubiera ocurrido no se repetiría.
La habitación estaba llena de una atmósfera tensa y expectante. Los aldeanos, quienes habían asistido a la escena aterrorizados la noche anterior, ahora se movían con una mezcla de respeto y cautela, tratando de cumplir con sus deberes sin interrumpir el momento de recuperación de Felix.
Felix observó a su alrededor, notando por primera vez la presencia de los aldeanos en la habitación, sus miradas entrelazadas entre el alivio y la incomodidad. El pueblo había llegado a un entendimiento tácito de que la situación requería delicadeza y cooperación.
—Siento mucho no haber llegado antes— continué, mi voz llena de sinceridad y remordimiento. —No sabía lo que estaba ocurriendo hasta que fue demasiado tarde. Mi única intención era protegerte a ti y a los bebés.
Felix intentó hablar, pero su voz se rompió en un hilo apenas audible. —No tienes que disculparte. Estoy… agradecido de que hayas venido. Pero el pueblo... ellos...
Lo interrumpí suavemente, intentando evitar que se preocupara más. —Lo más importante ahora es tu recuperación. El resto puede esperar. Los aldeanos están aquí para ayudar, saben que tendrán consecuencias si algo más te ocurre.
Felix, con un esfuerzo notable, intentó incorporarse un poco. —¿Qué vamos a hacer ahora? No quiero que… que el pueblo sufra por mi culpa.
Apesar de la situación, su corazón era tan amable que se seguía preocupando por las personas que le habían hecho tanto daño sin piedad alguna, y tal vez eso era algo que me gustaba de el, porque de esa misma forma fue conmigo. Apesar de la situación en la que se encontraba no pudo evitar ayudarme.
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HOLOCAUSTO // HYUNLIX
FanfictionDónde HyunJin es el rey del Inframundo, el cual está en busca de una persona completamente digna a sus caprichos que pueda concebir a su próximo heredero. O donde Lee Felix es el encargado de dar a luz a los hijos del rey demonio.