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Perspectiva de HyunJin

Los días se arrastraban pesadamente mientras lidiaba con la creciente tensión entre Felix y yo. La cueva, que había sido un refugio, se había convertido en una prisión de emociones reprimidas y conflictos internos. Cada día, el peso de mis responsabilidades como rey demonio se combinaba con una tormenta de sentimientos que no sabía cómo manejar. La frialdad y la distancia que había mostrado eran una fachada frágil, una defensa ante una verdad que se estaba haciendo cada vez más evidente: estaba abrumado por sentimientos que no había previsto.

La carga de mis deberes y las emociones que surgían con la presencia de Felix y los bebés estaban comenzando a sobrepasar mis límites. A lo largo de los días, me sentía atrapado entre el deber y lo que parecía ser una oleada inesperada de sentimientos humanos. La atracción y la conexión con Felix se volvían cada vez más intensas, y era imposible para mí ignorarlas más.

Una noche, el peso de la situación llegó a un punto crítico. Había pasado horas en la cueva, sumido en mis pensamientos mientras observaba a los bebés dormir. La visión de Felix cuidando a los pequeños con una dedicación que contrastaba con mi frialdad solo aumentaba mi confusión. Sentía una presión creciente en mi pecho, una mezcla de pánico y desesperación que no podía ignorar. Mi control sobre mis emociones estaba empezando a fallar, y la angustia que sentía se volvía casi insoportable.

Mientras la noche avanzaba, me levanté de la cama con una decisión desesperada. Sabía que no podía seguir ocultando mis sentimientos, y la culpa que sentía por no haber sido honesto con Felix me estaba consumiendo. Necesitaba liberar todo lo que había estado acumulando, no solo para aliviar mi propia carga, sino para enfrentar la verdad de lo que realmente sentía.

Encontré a Felix en el rincón de la cueva, acostado en el suelo mientras arrullaba a uno de los bebés. La luz tenue de la lámpara iluminaba sus rasgos cansados, y la dedicación en su rostro era palpable. Era un espectáculo que me llenaba de una mezcla de admiración y angustia. Me acerqué a él, sintiendo cada paso como un peso añadido a la carga que llevaba.

—Felix —dije, mi voz temblando ligeramente—. Necesito hablar contigo.

Felix levantó la vista, sus ojos llenos de sorpresa y curiosidad. Había una preocupación en su mirada que me hizo sentir aún más la presión de lo que estaba a punto de confesar.

—¿Qué ocurre, HyunJin? —preguntó, con un tono de cansancio que no podía ocultar.

Me detuve frente a él, luchando por encontrar las palabras adecuadas. La verdad que había estado evitando estaba a punto de salir, y me sentía completamente vulnerable.

—No puedo seguir ocultando esto —comencé, mi voz grave y cargada de emoción—. Me siento atrapado entre lo que se espera de mí como rey demonio y lo que realmente siento.

Felix frunció el ceño, claramente intrigado y algo preocupado. Su mirada estaba fija en mí, y podía ver la tensión en su rostro.

—¿Qué quieres decir con eso? —preguntó, su voz suave y llena de interés.

Tomé una respiración profunda, sintiendo cómo mi pecho se apretaba con cada palabra que estaba a punto de decir.

—Desde que llegaste, desde que los bebés nacieron, he estado sintiendo cosas que no había experimentado antes. Al principio, pensé que era solo una reacción a la situación, una respuesta a la responsabilidad que tengo como rey demonio. Pero ahora me doy cuenta de que estos sentimientos son mucho más complejos.

Me incliné hacia adelante, mi corazón latiendo con fuerza. Sentía que cada palabra que decía era un paso hacia una verdad que no podía seguir ignorando.

HOLOCAUSTO // HYUNLIX Donde viven las historias. Descúbrelo ahora