La cueva, que una vez había sido un refugio tranquilo, se había transformado en un desolador escenario de caos. Cuando llegué, el silencio sepulcral me recibió, roto solo por el eco de mis pasos apresurados. El lugar estaba hecho un desastre, las huellas de una pelea evidente en cada rincón. No había rastro de Felix ni de los bebés. Mi corazón latía con fuerza, y una sensación de terror se apoderó de mí al ver el desorden y el vacío.
Mi desesperación comenzó a crecer cuando no tenía ni idea de que había sucedido o donde estaba Felix y mis bebés. Pero, cuando salí de la cueva, alzandome en el aire en busca de alguna señal, observé como un denso humo se alzó a lo lejos, como una señal de advertencia que no dejo espacio para nada mas. Sin perder tiempo, volé hacia el pueblo, mi mente estaba invadida por la preocupación y el pánico. Cada aleteo que daba era una batalla entre la esperanza de que todo fuera un malentendido y el miedo de que la situación fuera mucho peor de lo que había imaginado.
Al llegar al pueblo, el espectáculo que se desplegaba ante mis ojos era una escena de pesadilla. El humo se mezclaba con el cielo gris, y el sonido de la multitud enfurecida llenaba el aire. Mi vista se centró en el centro de la plaza, donde un espectáculo aterrador se desarrollaba frente a mí. Los gritos y el llanto de los bebés eran como cuchillos en mi corazón. La multitud estaba aglomerada, sus miradas llenas de odio y repulsión.
Mi visión se enfocó en un poste en el centro de la plaza. Allí estaba Felix, atado y completamente maltratado. Sus gritos y gemidos de dolor eran desgarradores, y su cuerpo estaba cubierto de moretones y heridas. La sangre y el sudor se mezclaban en su piel, y la desesperación en sus ojos era una herida abierta en mi alma.
Cuando me acerqué, escuché a Felix suplicar entre gritos de dolor y desesperación. Su voz, rasgada por el sufrimiento, pronunciaba mi nombre con una intensidad que nunca había escuchado antes. Cada palabra que salía de su boca estaba cargada de una desesperación que me rompía el corazón.
-¡HyunJin! -su voz era un grito desgarrador, lleno de angustia-. ¡Por favor, ayúdame!
La intensidad de su llamado fue como un golpe directo a mi pecho. La multitud se volvió hacia mí con sorpresa y miedo, y sus miradas se llenaron de un horror creciente al ver la escena. La desesperación en mi corazón se convirtió en furia y determinación.
Me moví hacia adelante con una intensidad que apenas podía controlar. Mi furia crecía con cada paso que daba, y una ola de terror se apoderaba de mí al ver el sufrimiento de Felix. Las llamas azules, que solían ser un símbolo de mi poder, comenzaron a intensificarse, envolviendo mi figura en un aura de terror y furia. Los destellos azules danzaban a mi alrededor, proyectando sombras ominosas sobre la multitud.
El caos y el terror en el pueblo eran abrumadores. El sonido de las llamas azules y los gritos de la multitud se mezclaban con mi creciente desesperación. Me adentré en la escena con el corazón deshecho, mi vista se centró en el cuerpo magullado de Felix, y una ola de dolor y angustia me envolvía mientras avanzaba hacia él.
Felix estaba atado, su cuerpo estaba cubierto de moretones y heridas. Cada respiración que daba era un esfuerzo doloroso, y sus ojos, llenos de cansancio y desesperación, me miraban con una súplica que desgarraba mi alma. La visión de su sufrimiento era una herida abierta en mi corazón, una herida que parecía imposible de sanar.
Me arrodillé junto a él, y con un cuidado desesperado, lo tomé en mis brazos. Sentí el peso de su cuerpo herido como una carga inaguantable. Mis manos temblaban mientras intentaba tocar su rostro, pero cada movimiento era un esfuerzo doloroso, temiendo lastimarlo aún más. Mis dedos apenas lograban rozar su piel, la delicadeza de mi toque estaba en peligro de convertirse en un acto de tortura accidental.
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HOLOCAUSTO // HYUNLIX
FanfictionDónde HyunJin es el rey del Inframundo, el cual está en busca de una persona completamente digna a sus caprichos que pueda concebir a su próximo heredero. O donde Lee Felix es el encargado de dar a luz a los hijos del rey demonio.