La tarde se había presentado tranquila después de una noche de intensa pasión que nos había unido más de lo que había imaginado posible. Mientras HyunJin se ocupaba de problemas en su reino, yo me quedé en la cueva, rodeado de una calma que contrastaba con la tormenta de emociones que habíamos compartido. La presencia de los bebés, Kai y Leila, me brindaba un consuelo inesperado, y a pesar de la ausencia de HyunJin, sentía que todo entre nosotros iba bien.
Kai, el pequeño varón de piel clara y ojos brillantes, estaba dormido plácidamente en su cuna improvisada, envuelto en suaves mantas. Leila, la niña, se encontraba en una pequeña canasta cerca, sus pequeños dedos aún buscando el calor de mi mano. La luz tenue de la cueva, suavemente iluminada por las llamas de una lámpara de aceite, brindaba un ambiente acogedor y tranquilo. Me sentía en paz, disfrutando de la serenidad que nos rodeaba.
De repente, el sonido de varias pisadas acercándose a la entrada de la cueva rompió la calma. Me enderecé de un salto, el corazón palpitando con preocupación. Me apresuré hacia la entrada para investigar, y mis ojos se abrieron con sorpresa al ver a mi familia y algunos conocidos que no había visto en mucho tiempo. Sus rostros estaban marcados por la furia, y el ambiente se cargó de una tensión palpable.
—¡Felix! —exclamó mi padre, su voz grave y llena de reproche—. ¡Finalmente te encontramos!
Estaba confundido y aliviado al mismo tiempo, pero no sabía cómo actuar. Había estado completamente aislado, y HyunJin me había prohibido cualquier contacto con el exterior. Sin embargo, aquí estaban, abriéndose paso sin consideración por mi presencia, observando la cueva y los bebés con miradas entre molestas y repulsivas.
—¿Qué están haciendo aquí? —pregunté, tratando de mantener la calma mientras me enfrentaba a mis padres—. No deberían estar aquí.
Mi madre, con una expresión de angustia en el rostro, se adelantó, su mirada fijada en la llama azul que ardía en la cueva, la cual estaba destinada a proporcionar calor.
—¿Qué es esto? —su voz temblaba mientras señalaba la llama—. ¡Sabemos lo que significa!
Intenté mantenerme sereno, pero mi corazón se hundió al ver sus miradas de desaprobación. La llama azul era una señal que todos reconocían, una marca del peor de los demonios. Había tratado de ocultar todo lo relacionado con HyunJin, pero ahora la evidencia estaba frente a ellos, expuesta y vulnerable.
—Es un malentendido —dije rápidamente, intentando encontrar una solución—. Por favor, hablemos.
Mis padres y conocidos comenzaron a entrar en la cueva, aunque intente detenerlos no fue posible, simplemente avanzaron, sus miradas se movieron por el espacio, deteniéndose en la disposición de la vivienda y en los pequeños bebés. Su furia no se calmaba, y sentí que la presión sobre mis hombros aumentaba con cada segundo que pasaba.
—Felix, ¿qué has hecho? —preguntó mi padre, su voz llena de incredulidad—. ¿Cómo te atreves a involucrarte en esto?
—No es lo que parece —insistí, mi voz casi suplicante—. Les aseguro que todo está bajo control.
Intenté ocultar la verdad, pero la llama azul seguía allí, desafiando mi intento de encubrimiento. Los rostros de mis padres y conocidos se torcieron con una mezcla de enojo y desilusión.
—¡Mentiroso! —gritó mi madre, sus ojos llenos de lágrimas—. Sabemos que esto es cosa de un demonio. ¿Qué te ha pasado, Felix?
—No es así —dije con firmeza, aunque mi voz temblaba—. No hay demonios aquí. Solo estoy cuidando de estos bebés. Los encontré y estaban completamente abandonados y y-yo...
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HOLOCAUSTO // HYUNLIX
FanfictionDónde HyunJin es el rey del Inframundo, el cual está en busca de una persona completamente digna a sus caprichos que pueda concebir a su próximo heredero. O donde Lee Felix es el encargado de dar a luz a los hijos del rey demonio.