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Los días después del nacimiento de los bebés se volvieron cada vez más complicados. El ambiente en la cueva se había vuelto cargado de una tensión que era difícil de soportar. HyunJin, que había mostrado una fascinación inicial por los pequeños, ahora se comportaba con una frialdad y una distancia que resultaban dolorosas. Me encontraba exhausto, no solo por el cuidado continuo de los bebés, sino también por la creciente discordia entre nosotros.

Un día, mientras me encontraba en el rincón de la cueva atendiendo a uno de los bebés, HyunJin se acercó con una mirada de determinación que no presagiaba nada bueno. Su actitud era dura y calculadora, y la forma en que examinaba a los bebés me resultaba inquietante.

—Necesitamos realizar un examen más exhaustivo —dijo, su tono implacable y autoritario.

Me levanté con un suspiro de frustración, sintiendo que mi paciencia estaba a punto de agotarse.

—¿Por qué ahora? —le pregunté, tratando de mantener la calma—. Ellos están bien. Han estado creciendo normalmente.

—No podemos permitirnos ignorar la posibilidad de que tengan cualidades demoníacas —replicó con una severidad que no dejaba lugar a dudas—. Debemos asegurarnos de que sean adecuados como herederos.

Su respuesta me hirió profundamente. La pasión con la que me había dedicado a los bebés no parecía importar, y su actitud calculadora era como una cuchillada a mi esfuerzo. Me levanté con un enojo creciente, la frustración estallando.

—¿Qué pasará si ninguno de ellos tiene cualidades demoníacas? —le pregunté, mi voz temblando de emoción—. ¿Qué harás entonces? ¿Qué será de ellos?

La mirada de HyunJin se volvió aún más fría. Sus ojos, antes llenos de una extraña fascinación, ahora eran dos pozos de indiferencia calculadora. Su respuesta fue tan brutal como siempre.

—No estoy aquí para crear una familia feliz —dijo con frialdad—. Estoy aquí para asegurarme de que los herederos sean dignos de mi linaje. Si no tienen la fuerza demoníaca necesaria, no tienen valor para mí.

Sus palabras me hicieron sentir como si el suelo se desmoronara bajo mis pies. La forma en que hablaba de los bebés, como si fueran simplemente piezas en un juego de poder, me dolía más de lo que podía soportar.

—¿No ves que ellos son solo bebés? —le grité, mi voz quebrada por la emoción—. Ellos no merecen ser tratados así.

—No se necesita tu preocupación y cuidado ahora que los bebés han nacido —replicó de manera mordaz—. Antes, durante el embarazo, te comportaste de manera distante y aborreciste a los bebés. Ahora, de repente, esperas que te considere?

Sus palabras eran como cuchillos afilados, y el dolor que sentía en mi pecho era insoportable. La decepción y el dolor se mezclaban en mi interior mientras escuchaba su reproche. Sentía que cada palabra era una herida profunda que no podía ignorar.

—¿Entonces qué? —pregunté, la desesperación en mi voz—. ¿Qué harás si ninguno de ellos cumple con las expectativas? ¿Los abandonarás?

La frialdad con la que HyunJin respondió solo aumentó mi angustia. La distancia emocional que estaba mostrando se volvió más evidente, y el impacto de sus palabras me hizo sentir completamente devastado.

—Yo no soy un humano con sentimientos que busca formar una familia —dijo, su tono brusco y casi violento—. Soy un demonio, y mi preocupación es con la pureza de mi linaje. No tengo tiempo para sentimentalismos ni para debilidades.

Sus palabras eran ásperas, y su actitud era como una bofetada a mi intento de conectar con él y con los bebés. La crudeza de su comportamiento y su indiferencia hacia los sentimientos humanos eran difíciles de soportar. Su frialdad era una barrera que parecía insuperable.

Perspectiva de HyunJin

Mientras observaba a Felix, me sentía cada vez más abrumado por la complejidad de mis propios sentimientos. Mi rol como rey demonio me exigía mantener un enfoque implacable en la pureza y el poder de mi linaje, pero los sentimientos inesperados hacia Felix y los bebés estaban comenzando a afectar mi capacidad para cumplir con mi deber.

Felix, en su desesperación, comenzó a confrontarme con una intensidad que no había anticipado. La forma en que me preguntaba sobre el futuro de los bebés y la mezcla de enojo y dolor en su voz me hicieron cuestionar mi propia conducta. Sin embargo, mi deber era claro, y no podía permitirme distraerme con las emociones que emergían.

—Necesitamos realizar un examen más exhaustivo —le dije, mi tono autoritario—. Debemos confirmar si los bebés tienen cualidades demoníacas.

Su reacción fue inmediata. Se levantó con una mezcla de enojo y desesperación, y su voz temblaba mientras intentaba comprender mi actitud.

—¿Qué pasará si ninguno de ellos tiene cualidades demoníacas? —preguntó, su voz cargada de angustia—. ¿Qué harás entonces? ¿Qué será de ellos?

Sus palabras eran un desafío directo a mi deber, y la forma en que me enfrentaba a la situación estaba afectando mi capacidad para mantener una distancia emocional. La frialdad de mi respuesta era un intento de mantener el control, pero sentía una creciente incomodidad por la forma en que estaba manejando la situación.

—No estoy aquí para crear una familia feliz —respondí, mi tono implacable—. Estoy aquí para asegurarme de que los herederos sean dignos de mi linaje. Si no tienen la fuerza demoníaca necesaria, no tienen valor para mí.

La forma en que Felix reaccionaba a mis palabras era una mezcla de dolor y frustración, y la intensidad de su respuesta estaba comenzando a afectar mi determinación. Su grito de angustia y mi acusación de su hipocresía eran como un golpe directo a mi sentido de deber.

—No necesito tu preocupación y cuidado ahora que los bebés han nacido —le dije con una dureza que sabía que era hiriente—. Durante el embarazo, te comportaste de manera distante y aborreciste a los bebés. Ahora esperas que te considere?

El reproche en mis palabras era un reflejo de mi propio conflicto interno. Sentía una mezcla de culpa y frustración mientras observaba la herida en los ojos de Felix, pero no podía permitirme mostrar debilidad.

—¿Entonces qué? —preguntó, su voz quebrada—. ¿Qué harás si ninguno de ellos cumple con las expectativas? ¿Los abandonarás?

La frialdad con la que respondí a su pregunta era una forma de protegerme de mis propios sentimientos. La crudeza de mi respuesta y la forma en que describía mi deber eran una barrera para evitar la conexión emocional que me resultaba incómoda.

—Yo no soy un humano con sentimientos que busca formar una familia —dije con una brusquedad que sentía como una necesidad—. Soy un demonio, y mi preocupación es con la pureza de mi linaje. No tengo tiempo para sentimentalismos ni para debilidades.

La dureza de mis palabras y mi actitud fría estaban afectando profundamente a Felix, y la tensión entre nosotros se volvía más pronunciada. La batalla interna que sentía entre mis deberes y mis sentimientos estaba afectando mi capacidad para cumplir con mi rol como rey demonio, y el conflicto con Felix solo añadía más complejidad a la situación.

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⎱𝑅𝑒𝑐𝑢𝑒𝑟𝑑𝑒𝑛 𝑑𝑒𝑗𝑎𝑟 𝑠𝑢 𝑣𝑜𝑡𝑜 ♡⎰

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HOLOCAUSTO // HYUNLIX Donde viven las historias. Descúbrelo ahora