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La cueva, con su atmósfera cargada de tensión y deseo, se había convertido en un escenario donde las emociones contenidas finalmente encontrarían su liberación. La luz tenue y las sombras danzantes sobre las paredes contribuían a la sensación de intimidad y anticipación. Estábamos tan cerca que podía sentir el calor que emanaba de su cuerpo, cada movimiento suyo parecía dirigido a desatar una tormenta de sensaciones en mí.

HyunJin estaba cerca, demasiado cerca. Sus ojos oscuros me miraban con una intensidad que me hacía sentir como si pudiera ver a través de mi alma. Y allí estaban, desplegadas majestuosas, sus enormes alas negras, con plumas tan oscuras como la misma noche. Aquellas alas, que parecían extraídas de una pesadilla o de un sueño prohibido, se movían con una elegancia casi sobrenatural, como si respondieran a cada uno de sus pensamientos y emociones. El modo en que las plumas se erizaban y vibraban al ritmo de su respiración me hacía comprender que esas alas no eran meramente decorativas; eran una extensión viva de su ser, un reflejo tangible de su interior.

Cada gesto suyo, cada susurro, me hacía sentir atrapado en un vórtice de deseo y confusión. Y con cada paso que daba hacia mí, las plumas de sus alas se agitaban, como si el deseo que sentía fuera tan palpable que ni siquiera sus alas podían contenerlo.

-¿Qué quieres de mí, HyunJin? -pregunté, mi voz temblando mientras trataba de entender lo que estaba pasando.

Su sonrisa se hizo más amplia, y la forma en que me miraba me hacía sentir como si estuviera a punto de perderme en un abismo de deseo y atracción. Sus manos se movieron con más libertad, tocando mi piel de una manera que me hizo sentir cada vez más vulnerable. Sus alas, ahora extendidas a su máxima envergadura, se curvaron ligeramente hacia adelante, como si quisieran envolvernos en un capullo de oscuridad y deseo.

-Quiero que comprendas -dijo, mientras su mano se deslizaba hacia mi cintura, sus dedos acariciando mi piel con una sensualidad que me hacía estremecer- que estoy atrapado en esta tormenta de sentimientos. Quiero que entiendas que, aunque soy el rey demonio, estoy experimentando algo que nunca antes había sentido.

Las alas de HyunJin, reaccionando a sus palabras, se cerraron un poco más sobre nosotros, creando un espacio aún más íntimo, casi sofocante. La proximidad de su cuerpo, el calor que emanaba de él, el contacto de su piel contra la mía, todo contribuía a aumentar la intensidad de mis sensaciones. Su mano en mi cintura me hacía sentir cada vez más expuesto y vulnerable, y la forma en que sus dedos se movían con lentitud deliberada me hacía respirar con dificultad.

No podía soportarlo más. La tensión, el deseo, la necesidad de sentir más, todo se mezclaba en un torbellino de emociones que me hacía perder el control. Me moví hacia él, mis manos encontrando su cuerpo, tocando su piel con una urgencia que no podía contener. Las alas de HyunJin, en respuesta a mi cercanía, se agitaron con una fuerza casi imperceptible, como si su propia emoción fuera tan intensa que necesitara expresarse de alguna manera.

HyunJin sonrió, una sonrisa que era a la vez maliciosa y seductora. Sus manos se movieron con más confianza, tocando mi piel de una manera que me hizo sentir una oleada de placer que me recorrió de pies a cabeza. Su cercanía, su toque, la forma en que sus dedos acariciaban mi piel, todo contribuía a aumentar mi deseo.

-¿Estás seguro de esto, Felix? -preguntó, su voz un susurro cargado de una sensualidad que me hizo temblar. Sus alas se tensaron detrás de él, las plumas erizándose ligeramente, como si esperaran mi respuesta con la misma ansiedad que él.

-Sí -respondí, mi voz apenas audible mientras me rendía al deseo que sentía por él.

Sus labios encontraron los míos, y el beso que compartimos fue una mezcla de urgencia y pasión. Su lengua exploraba mi boca con una habilidad que me hacía sentir mareado de placer. Mis manos se movían por su cuerpo, sintiendo cada músculo, cada curva, mientras el deseo crecía dentro de mí. Sentí cómo sus alas se expandían ligeramente con cada nueva ola de deseo que nos envolvía, como si incluso ellas se dejaran llevar por la pasión que compartíamos.

HOLOCAUSTO // HYUNLIX Donde viven las historias. Descúbrelo ahora