Mía McCall es una chica que ama comer, ver películas, dormir y sobre todo a sus amigos y familiares.
Suele tener un humor del diablo de vez en cuando, de esos que ameritan golpear algo o alguien.
Mía tiene una vida relativamente normal, es decir es...
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Mía
Cuando me desperté esta mañana me sentía como si nada me hubiese pasado y con un Jackson durmiendo en el sillón al lado de la cama sosteniéndome la mano, una escena tierna, sé que muchos creen que Jackson no tiene corazón y la mayoría de las veces estoy de acuerdo con ellos, pero la realidad si lo tiene solo que le cuesta expresar cariño hacia los demás.
- Jackie – llame mientras lo movía suavemente – Jackie, Jackson despierta. – lo moví un poco más fuerte, logrando que despertará.
Jackson se estiro y froto sus ojos para luego verme preocupado.
- Demonios Mía, me asustaste mucho ayer. – Dijo mientras me abrazaba.
- Estoy bien Jackie – dije devolviéndole el abrazo.
Recordé que por el estado en el que me encontraba ayer no le desinfecte las heridas, así que me separe de Jackson e intente pararme, pero el rubio no me dejo.
- ¿Qué crees que haces? – dijo volviendo a acostarme.
- Iré a buscar con que desinfectar tus heridas, lo olvidas ayer te dije que lo haría. – dije volviendo a intentar pararme consiguiéndolo esta vez.
Una vez tuve el botiquín en mis manos hice que Jackson se sentará en la cama y comencé a curar las heridas, se veían profundas como si hubieran enterrado los dedos o algo puntiagudo para provocarlas ¿Cómo demonios Derek hizo algo así? No lo sabía, pero lo iba a averiguar de una u otra forma.
- ¿En serio te sientes bien? – pregunto Jackson preocupado. – deberías ir a ver a tú madre al hospital como precaución. – menciono.
- Jackie, estoy bien ¿Si? Lo de ayer debe de ser porque he dormido mal los últimos días, nada más que eso – respondí a su pregunta con calma mientras ponía algo de pomada en las heridas. – pero si te hace sentir más tranquilo que me haga un chequeo lo haré. – termine por decir.
- Me parece.
- Bien ya terminé. – dije levantándome para dejar el botiquín en su lugar.
- Mía – llamo Jackson.
- Mmh . . .
- Mueve tu trasero y ve a darte una ducha, luego iremos a por algo de comer. – Dijo Jackie divertido. – ya sabes dónde está tú ropa. – y diciendo salió de la habitación.
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Me encontraba en el auto de Lydia escuchando como Jackson intentaba persuadirla de ver una película de básquetbol sabiendo que terminará viendo Diario de una pasión de nuevo.
- Mía ayúdame. – pidió Jackson volteando hacia atrás.
- Ni me metas en sus peleas de pareja, suficiente tengo con qué me arrastrarás a su cita. – dije algo irritada por el comportamiento de ambos. – Además la intentas convencer de muy mala manera. – conteste para luego bajar del auto y entrar a la tienda sabiendo que Jackson entraría unos segundos después.
No me equivoque, a los pocos segundos Jackson entro y lo primero que hizo fue gritar si tenían Diario de una pasión, me reí de esto.
- ¿Por qué te ríes? – contesto confundido.
- De que vas a ver de nuevo algo cliché y de tú patético intento de que Lydia cambiara de opinión. - dije en tono burlón. – como sea consigue la maldita película luego y vámonos de este lugar mira que me muero de hambre.
Comencé a ver las películas al redor mientras Jackson buscaba a algún empleado, cuando levante la vista me fije que había un tubo de luz colgando, me asome al pasillo y pude ver unos pies que se asomaban desde un estante en el suelo, unos metros más allá de la escalera, me acerque a mirar algo preocupada puesto que puede ser que se cayó de la escalera al arreglar el foco.
- Jackson. – llamé sin quitar la vista del suelo. - ¡Jackson!
- ¿Qué sucede? – dijo llegando a mi lado, podía sentir su mirada sobre mí. – Mía ¿Qué pasa? ¿Qué miras?
- Creo que hay que llamar a la policía. – dije algo shockeada sin moverme de mi lugar.
- ¿De qué hablas? ¡Que mierda! – y supe que también lo había visto.
Lo siguiente que escuche fue a Jackson tirando la escalera y luego de eso se fue la luz, un dolor comenzó a punzar en mi cabeza, lo siguiente que sentí fue a Jackson tirando de mi para escondernos detrás de un estante.
-Jackie ¿Qué sucede? – dije asustada una vez reaccioné.
- Hay alguien aquí. – susurro dándome a entender que debo de guardar silencio.
Me sujeté del brazo de Jackson, cuando mi cabeza comenzó a punzar demasiado, sentía como si fuera a explotar, sentí un jalón en el brazo y me di cuenta de que las repisas se caían y Jackson quedo atrapado debajo de ellas, mientras que yo caí al suelo aun lado de él, giré mi vista hacia él, aunque me costaba ver un poco, entonces lo vi, esos mismos ojos de aquella vez en la reserva, estaba encima de Jackson.
- Jackie, no te muevas. – pedí entre respiraciones.
Vi como mi rubio amigo estaba asustado, y yo me sentí tan inútil al no poder hacer algo, estaba aterrada y por si fuera poco sentía que en cualquier segundo perdería la conciencia dado a que mi cabeza dolía demasiado.
Vi como lo que sea que es esa criatura ponía su pata en el cuello de Jackson, e intente llamar su atención:
- Hey . . . déjalo . . . en paz – dije como pude.
Pronto su mirada se detuvo en mí, entonces el dolor se volvió peor y solo pude gritar de dolor antes de perder la conciencia.
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Comencé a escuchar voces a lo lejos y al abrir un poco los ojos tuve que parpadear varias veces hasta acostumbrarme a la luz, pronto pude escuchar con claridad las voces, estaban discutiendo, me senté en la camilla tomando mi cabeza con una de mis manos.
- Jackson – mi voz se escuchó como un susurro.
Sentía la sangre bajar por mi nariz.
- Princesa ¿Qué haces? No te levantes. – comento Jackson preocupado empujándome hasta acostarme en la camilla para que la paramédico hiciera su trabajo. - ¿Cómo te sientes? – pregunto.
- Como si tuviera un maldito parlante en la cabeza.
- Mía serás llevada al hospital para examinarte, ¿De acuerdo? – Comentó a el sheriff.
