Londres, 2005
EL CHOQUE de sus zapatos en la dura madera lograba que todos volteen sus cabezas para contemplar a la tres chicas que entraban en aquel gran y tenue comedor, iluminado por diversas velas colgando del techo, además de grandes candelabros sobre las redondas mesas de madera oscura.
Su mentón se mantenía en alto, ignorando a cualquiera que posara su vista en ella. Su cuerpo se movía con elocuencia, como si el viento la empujara hacia adelante, incitándola a caminar. Su blanco cabello, peinado en una larga trenza, caía sobre su hombro derecho y se movía al compás de su andar.
Al frente, la morena de cabellera oscura como la noche guiaba el camino, como siempre acostumbraba. Al lado de ésta, una joven pecosa, con una piel clara y brillante como el sol la observaba de reojo, precavida ante cualquier movimiento.
—¡Astrid!—una mujer regordeta corría apresurada hacia las tres chicas, quienes frenaron su andar al oírla.
—¿Qué sucede, Eleonor?—cuestionó la nombrada viendo cómo la señora ante ella respiraba con dificultad y exhibía unas rosadas mejillas, como si hubiera estado corriendo por mucho tiempo.
—Llegaron...llegaron noticias, señora—explicó entrecortadamente —Una carta desde Forks fue enviada para usted.
—¿Desde Forks?—cuestionó ceñuda la pelinegra.
—Sí señora, ha llegado hoy mismo—explicaba la mujer mientras la morena continuaba su camino hasta entrar a su despacho e invitar a las demás a pasar—Tuve la intención de dársela antes, pero usted y las señoritas tuvieron que partir a primeras horas de la mañana, por lo que la guarde en su despacho—comunicó mientras tomaba un sobre blanco sobre el extenso escritorio a su lado — Tome, es esta.
La chica de cabello blanco observaba meticulosamente a la mujer frente a su compañera, quién extendía una carta entre sus manos.
—Haz hecho un gran trabajo, gracias —una cordial sonrisa se extendió por su rostro, generando que la trabajadora agache su cabeza con timidez— ¿Podrías avisar que hemos llegado, Eleonor?
—Por supuesto que sí, señora —la mujer se despidió con un gesto de cabeza y avanzó decidida hacia la puerta.
Rápidamente el hermoso y delicado sello de color carmesí el cual estaba sujeto con fuerza a aquel sobre fue roto para dar paso a una extensa carta que se apreciaba sobre las manos de la líder. Una mezcla de enigma y entusiasmo impregnó los cuerpos de las tres mujeres, quienes esperaban impacientes saber qué misterios ocultaba el dichoso pedazo de papel.
—¿Qué creen que sea?—preguntó la más pequeña, mientras sus diminutos ojos brillaban con intriga— Hace mucho no recibimos cartas— con aires soñadores viajaba de una chica a otra, esperando impaciente a que alguna hablara.
—Es verdad —concordó la joven de larga y sedosa cabellera —¿Quién envía cartas hoy en día?—cuestionó ceñuda.
—Vampiros.—respondió con voz queda la morocha.
—¿Qué dices?—la menor abrió sus ojos, impresionada— ¡¿Vampiros?!—chilló eufórica.
—¡Shhh!—chistó la líder —¡Baja la voz, Chloe!— reprendió en un susurro.
—Es que nunca he visto a esas criaturas —se excusó juntando sus labios en una línea recta.
—¿Qué dice la carta?—pregunto con curiosidad la mujer de la trenza.
—Una tal Alice Cullen dice que necesita nuestra ayuda con impaciencia —comunicó la morena, pasando la hoja de papel a su compañera para que ésta la leyera— Según explicó, una guerra está a punto de surgir en aquel pueblo y pide nuestra colaboración— dando grandes pasos se acercó hasta el gran ventanal de largas cortinas blancas, observando el atardecer que se extendía sobre aquel bosque de la ciudad de Londres.
—¿Pelearemos?—preguntó la chica dejando el papel sobre el escritorio, expectante ante la decisión de su líder.
—No lo sé, ella pide una reunión con antelación, cree que así será más fluido la comunicación en caso de que participemos de la guerra —informó volteando levemente su cabeza.
—¿Iremos a Forks?—exclamó contenta la pequeña de cabello ondulado — ¡Genial! ¡Siempre he querido conocer vampiros!
—Lo sabemos, Chloe—dijo con dulzura la mujer parada a su lado, quién reflejaba una diminuta sonrisa al ver a su compañera tan emocionada —De acuerdo, Forks entonces —analizó cruzándose de brazos.
—Será mejor que llevemos a alguien de la guardia—dijo con nerviosismo la morena, contemplando dubitativa a la joven de larga cabellera blanca.
—Para mayor protección tengo a mis confidentes, Astrid— puntualizó ésta con obviedad — No creo que, en caso de una amenaza, la guardia actúe tan bien como ellos. Recuerda que no son simples brujos o humanos a los que nos deberemos enfrentar en esa reunión — la mujer pelinegra concordaba con su compañera en un asentimiento de cabeza, pero aún así la preocupación la invadió frente a tal acontecimiento pronto a suceder en su vida.
—Está bien, tienes razón —afirmó — vayan a prepararse, partimos mañana al amanecer—comunicó despojándose de su oscura capa.
—¡Sí!—chilló contenta la jovencita.
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°THE BOY IS MINE° || Edward Cullen.
Vampire†· •¿Qué sucedería si antes de la batalla contra el Clan formado por Victoria, Edward se encuentre con su verdadera compañera?• †· •¿Y qué sucederá cuando éste se entere que aquella chica no es alguien cualquiera en este mundo?• °†|| Edward C...