Wednesday Pov.
Solté un pequeño jadeo de dolor al chocar mi espalda contra un árbol, la sangre broto de mi frente por mi lado izquierdo, alce la mirada para ver al invasor que me ha atacado por la espalda así que apreté mi Átlatl en mi mano derecha.
—¿No sos unos guerreros?—. Se burló mostrando su dentadura.
—Lo soy—. Dije con simpleza levantándome de nuevo.
Este de forma burlona dió un paso atrás creyendo que podía ganarme, solo me había lastimado por tomarme por la espalda mientras mataba a otro español que se había cruzado en mi camino en mi búsqueda de mi mujer.
Pero está vez no dejaré que me toque, apreté mi Chimalli con mi brazo izquierdo, él hombre sonrió paea apretar su espada en su mano derecha. Nos miramos a los ojos por unos segundos y esperaré a que el diera el primer paso. Cuando lo hizo rápidamente corrí hacia el con mi arma en alto.
El choque contra su escudo resonó un poco en mis oídos seguido de un movimiento hacia atrás para esquivar el ataque del español. Su ceño se frunció cuando esquivé varios golpes para luego conectar un golpe en su frente haciéndolo sangrar.
Soltó un quejido de dolor pero volvió al ataque haciendo que su escudo callera por un mal movimiento, aproveche lanzando el mío contra su estómago, cayó contra la tierra y rápidamente me subí en cima de el para enterrar en su cuello mi arma. La sangre comenzó a brotar y sus ojos se abrieron más de lo normal mientras yo le sabe una sonrisa burlona.
—Regresa con tu Dios—. Susurré para dejar caer su cuerpo contra la tierra.
Me levanté y tome un respiro mirando hacia el cielo, algunas gotas de lluvia se hicieron presentes así que sonreír porque... Recordaba que a mí Enid le gusta ver la lluvia y sentía un gran amor por Tláloc.
—Enid debe de estar feliz por la lluvia—. Dijo esa voz que aún atormenta mi corazón.
—¿Ella te hablo de su amor por la lluvia?—. Pregunté colocándome a unos pasos detrás de él haciendo que Cipactli gire un poco en mi dirección.
ESTÁS LEYENDO
Xochitl y Yollotl: In Ixtapal Nican Anotl (Wenclair)
General FictionEn las tierras vibrantes de Tenochtitlan, donde los ecos del pasado aún susurran historias de valentía y amor, llegó una mujer de lejanas tierras llamada Enid. A pesar de ser obligada por los españoles, su corazón, lleno de curiosidad y anhelo por...