¡Pum, pum, pum!
¿Quién demonios...?
Sowon abrió la puerta de un tirón. Luego tuvo que mirar hacia abajo porque su huésped no invitado no era otra que la pequeña fiera que últimamente había estado plagando su mente, invadiendo sus sueños, y haciéndole tomar duchas de agua fría con más frecuencia. Eunha sonrió hacia ella.
—¡Buenos días! —ella fingió no darse cuenta de que: a) estaba usando sólo un sostén y su bóxer de nuevo, nada más, y b) su pene le estaba diciendo buenos días de la manera más obvia... otra vez.
Sowon estaba rechinando los dientes hacia ella.
Oh, bueno, ¿qué había de nuevo? Ayer, esa mirada como que hacía daño, aunque ella nunca lo admitiría, pero esta vez simplemente lo tomó con calma, sobre todo sabiendo lo que sabía de ella. Los ojos de ella se estrecharon cuando notó los círculos oscuros debajo de sus ojos.
—Te ves horrible —murmuró.
Sus palabras sólo hicieron que Sowon rechinara más los dientes. —Mira, Eunha... —comenzó con sarcasmo— la gente normal golpea así... —golpeó sus nudillos moderadamente contra la puerta— pero los locos tocan así... —golpeó los puños contra la puerta, recreando el sonido de golpes que la había sacado del sueño. Por tercera vez consecutiva ya. Ahora que a la banshee parecía importarle.
La sonrisa de Eunha ni siquiera se atenuó. —Es bueno saber que no estoy loca entonces —pio justo antes de doblarse y retorcerse bajo el brazo para entrar en su habitación.
¿Qué carajos?
Sowon se dio la vuelta para ver a Eunha mirando sus cosas con gran interés. —¡Eunha!
—¡Sowon! —la imitó ella, pero estaba sonriendo de nuevo.
Ella se quedó parada en medio de la habitación, una hermosa bruja de pelo negro, que su polla estaba diciendo tomara contra la pared. Se sentía tan bien tenerla con ella en la habitación. Parecía que pertenecía en su habitación, y la ponía nerviosa.
Sowon de inmediato señaló la puerta. —Fuera.
Pero el tono duro y hostil de su voz se perdió para ella.
Eunha le dio otra sonrisa. —No.
Sowon no podía creer que estaba ignorando sus órdenes así sin más.
Antes de que pudiera ladrarle, ella ya estaba hablando de nuevo. —Tu habitación está muy limpia —comentó mientras sus dedos flotaban sobre los lomos de los libros de la estantería, apilados en orden alfabético.
—La tuya es un desastre —respondió Sowon.
—Lo es —admitió Eunha alegremente. Ella bateó sus pestañas— ¿Quieres ayudarme a limpiarla?
Sowon la miró como si estuviera loca. —No.
Eunha dijo con confianza. —Lo harás.
Apretando los dientes ante su tono de voz, Sowon señaló la puerta de nuevo. —¡Fuera!
Sowon le dio su mueca que daba más miedo, la que hacía que las chicas de su clase inicialmente creyeran que era una de los miembros extranjeros de los Yakuza, que era básicamente el equivalente de la mafia japonesa.
Eunha casi se encogió ante el fruncimiento del ceño de Sowon, pero se contuvo a tiempo. No, ella no iba a cambiar de opinión acerca de esto. Ayer por la noche, su primera noche fuera de casa y sola en Japón, Eunha había llegado a una conclusión importante.
«Sowon iba a ser su amiga, le gustara o no»
—¡Fuera! —Eunha sólo le dio otra sacudida de cabeza. Sowon cerró la distancia entre ellas— La última vez que nos vimos... —comenzó.
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Sowon y Eunha │[GP]
FanfictionSowon y Eunha son dos jóvenes aparentemente normales, con vidas que parecieran envidiables, tienen buena apariencia, no sufren por dinero, tienen amigos y una buena moral... ¿o tal vez no? Ambas se conocen en un lugar de un país que no es su hogar y...